Francisco J. Ayala defendió ayer en A Coruña la técnica, y aludió al miedo como justificación de su prohibición
26 oct 2010 . Actualizado a las 12:13 h.«No tengo ninguna duda de que en el futuro la ganadería va a ser principalmente clonada». El genetista y biólogo molecular Francisco J. Ayala, uno de los científicos españoles de mayor prestigio internacional, aseguró ayer en A Coruña que, más tarde o más temprano, los filetes, la leche o los huevos procedentes de animales clonados constituirán una parte importante de la dieta de la humanidad, pese a que se trata de una tecnología aún sin depurar y que se enfrenta a la reticencia de los políticos. Un ejemplo es la reciente decisión de la Comisión Europea, que ha propuesto una suspensión de cinco años para la comercialización de productos derivados de animales obtenidos mediante transferencia nuclear, la misma técnica que dio origen a la oveja Dolly .
Ayala ofreció ayer una conferencia sobre evolución humana en la Fundación Paideia, dentro del Congreso Internacional de Ontología, que también patrocina la entidad presidida por Rosalía Mera. El científico, que lleva casi cincuenta años trabajando en EE.UU., donde ha sido asesor del ex presidente Bill Clinton, aseguró que la única objeción para la comercialización de los productos derivados de los animales clonados es la política. «Las prohibiciones -dijo- son por razones políticas, no biológicas o alimentarias». A su juicio, la carne clonada también podría ser una alternativa para los países en desarrollo, ya que se trata de una forma segura de producir alimentos. «Sí va a ser una alternativa -explicó- porque es una manera mucho más efectiva de producir el ganado que uno quiere y con los atributos que uno quiere».
Apoyo a los transgénicos
El genetista y biólogo molecular también defendió los cultivos modificados genéticamente, productos que en Europa generan un mayor rechazo social que en Estados Unidos. «No conozco -dijo- a ningún especialista en la materia que esté en contra de los alimentos transgénicos», por lo que cree que, con el tiempo, acabarán imponiéndose en Europa. No en vano, según recordó, el ser humano lleva más de diez mil años haciendo cruces biológicos para obtener mejores cultivos. «Si uno piensa en lo que ocurría hace quince años, entonces había reservas en el público contra los alimentos transgénicos, y lo que gradualmente pasó en EE.?UU. fue que el Gobierno y las entidades apropiadas aprobaron su producción regulada y controlada, de modo que, de pronto, la gente sin saberlo se ha encontrado con que está comiendo transgénicos todo el tiempo», señala.
En Estados Unidos, por ejemplo, el 90% del algodón y otro tanto de la soja que entra en los mercados ha sido modificado genéticamente para obtener un producto de mayor calidad, mientras que el arroz que se cultiva en determinados países asiáticos introduce una variación genética que le suministra mayor aporte de vitamina.