La entrada en parada fría abre el proceso para desmantelar la central
17 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Los tres reactores dañados de la central nuclear de Fukushima han entrado, nueve meses después del accidente, en parada fría, lo que significa que la temperatura en el suelo de la vasija de contención se mantiene por debajo de los cien grados y que el agua inyectada para enfriarlos ya no hierve. O, lo que es más importante, que ya no existe posibilidad de que que se produzca en ellos una reacción nuclear en cadena. La amenaza queda desechada, lo que abre paso para iniciar los distintos procesos de desmantelamiento y descontaminación de la planta, que no finalizarán hasta dentro de cuarenta años.
El anuncio de la parada fría fue confirmado ayer por el primer ministro de Japón, Yhoshiniko Noda, y por el responsable de la compañía eléctrica que opera la planta, Tepco. Este hecho significa que la crisis de Fukushima se está encauzando según la hoja de ruta programada y que empieza a controlarse, lo que no supone que todavía sea necesario afrontar importantes desafíos. Lo primero es gestionar las 128.000 toneladas de agua contaminada que permanecen en la central. El sistema para solucionarlo, mediante dos sistemas de destilación del agua, está en marcha, pero aún llevará tiempo. También preocupa la alta concentración de hidrógeno en los contenedores de presión de los reactores y, sobre todo, conocer en qué estado se encuentran las barras de combustible nuclear que se han fundido. A día de hoy se desconoce cuál es su situación.
En principio, la hoja de ruta que se va a seguir pasa primero por la retirada del combustible usado de las piscinas que están al descubierto, lo que llevará dos años, y luego por la gestión de las barras de uranio y plutonio, para lo que se prevé un plazo de 25 años. Más tarde se necesitarán otros 15 años para desmantelar la central.