En A Pobra do Caramiñal no es difícil escuchar la leyenda que cuenta cómo San Mauro remontó el río Pedras hasta el monte de A Curota huyendo de los moros. Y de qué manera la providencia dispuso que, según el santo ascendía, el cauce se fuese llenando de cantos rodados para impedir el avance de los perseguidores. La barca que usó Mauro se identifica con una de las rocas que hay al borde de una de las piscinas naturales que forman parte de un conjunto digno de ser visitado.
Para llegar a este paraje solo hay que estar dispuesto a patear un poco de monte, pero el esfuerzo no es nada comparado con la recompensa. Partiendo de los semáforos que hay en el centro de A Pobra, subimos por la carretera en dirección a la zona del Lagar. En la segunda parte de la curva con forma de S existen indicadores. Una vez que se acabe la carretera habrá que dejar el coche en una explanada y caminar. Hay dos rutas posibles, aunque recomiendan la que está a mano izquierda. Pasaremos por un puente medieval que, como suele ocurrir en Galicia, todo el mundo conoce como puente romano. Y dejaremos a un lado los restos del convento de A Miserela, del que apenas quedan unas piedras y un mojón que recuerda que, algún día, religiosos de la orden franciscana vivieron en este punto de belleza sobrecogedora.
El conjunto de piscinas, fruto del trabajo realizado por el agua en la roca durante miles de años, es un gigantesco spa natural. Varios tramos discurren en cascada y los distintos orificios excavados en la piedra ofrecen también, a lo largo de un recorrido de unos trescientos metros, distintas posibilidades, desde el baño seguro de un niño pequeño al lanzamiento en picado desde lo que, quién sabe, pudo ser la proa del barco sobrenatural de San Mauro. Conviene no dejar la visita para muy tarde. En este punto, el sol desaparece detrás de los árboles a partir de las cinco de la tarde. Y el agua, aunque hace un par de días no estaba congelada, es agua de río, en movimiento, así que el calor no sobra.
Además de lo maravilloso del entorno, llama la atención otra cosa que no lo es tanto: el descuido de muchos visitantes que van dejando su rastro de porquería y plástico en las orillas.
El río Pedras, que desciende por la Serra do Barbanza, es uno de los principales ejes hidrográficos de A Pobra do Caramiñal.
Su lecho de granito y la limpieza del agua dan la sensación de que alguien hubiera tallado a propósito en la roca este conjunto de bañeras gigantes. El entorno permanece -quitando la basura- exactamente igual como lo recordaría el santo que navegó contra la corriente.
EN DIRECTO en las «bañeras» del río pedras
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