117 regalos para 13 hijos, 50 nietos y 28 bisnietos

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

SOCIEDAD

MARCOS MÍGUEZ

Esta historia es un cuento de Navidad cuya protagonista se llama Matilde Gómez de Travecedo Cansino

05 ene 2014 . Actualizado a las 12:49 h.

Esta historia es un regalo de Reyes. Un cuento de Navidad cuya protagonista se llama Matilde Gómez de Travecedo Cansino. Su segundo apellido es una anécdota. Nada tiene que ver con la activa vida de esta mujer de récord que el 14 de febrero cumplirá unos lucidos y lúcidos 89 años. Sí, porque resulta muy difícil, por no decir casi imposible, encontrar a una persona que pueda presumir de tener 13 hijos, 50 nietos y 28 bisnietos (31 si sumamos a los tres que están en camino). «Contando a los cónyuges, los Reyes tienen que traer 117 regalos. Me acuerdo bastante de Herodes estos días», me comenta sonriente con su delicioso acento malagueño que no perdió a pesar de llevar en Galicia más de sesenta años. Su marido, militar natural de Laxe, Ramón Vidal Barja, fue profesor de educación física en la desaparecida Academia Galicia y en el instituto Masculino, ambos de A Coruña. Falleció en 1979.

La mayor y el menor

En su casa del Parrote coruñés, al lado de la casa de Amancio Ortega, con unas fantásticas vistas sobre el puerto y la bahía, compartimos café y vida con dos de sus nietos. La mayor, Esther, tiene 43 años, y el pequeño, Julián, 10. Entre uno y otro hay 48 más y eso que Mari Carmen, la hija menor y que vive con ella, es soltera y sin hijos. Matilde me cuenta que sus ocho primeros bebés fueron chicos y los cinco siguientes niñas. Todo es de récord. Intento no perderme con los números. Los otros doce hijos tuvieron, respectivamente, 6, 4, 6, 4, 3, 3, 4, 3, 1, 10, 1 y 5 hijos. Si suman salen los 50. Si lo de la abuela es de récord también lo es, y más en estos tiempos que corren, la capacidad reproductiva de sus descendientes. Una circunstancia que conlleva coincidencias como que seis primos son de la misma edad. «Estuvieron embarazadas al mismo tiempo cuatro cuñadas y dos hermanas», apunta Chitina, otra de las hijas de Matilde que también comparte café.

Familia por todo el mundo

Bastantes de los 117 regalos que mañana aparecerán en el salón del domicilio de Matilde no podrán ser recogidos por sus destinatarios ya que muchos nietos viven fuera de España. «Los tengo en Austin, Singapur, Dublín, Malta y hasta tengo una nieta monja en Perú. Hay nietos por todo el mundo», destaca la «superabuela», como le llama su nieta mayor. No es para menos, porque a punto de cumplir los 89 mantiene el contacto con la familia a través del WhatsApp. «Mira, -me muestra el móvil-, una foto que me acaban de enviar desde Londres. Estoy pensado en irme a vivir allí, que no hay Reyes Magos», destaca con su característico buen humor esta ejemplar abuela de 50 nietos y 28 bisnietos (dentro de poco serán 31).

Fiesta de la radio

Me lo pasé en grande participando en A Radio Conta, la iniciativa que pusieron en marcha las emisoras de A Coruña con el doble objetivo de recaudar fondos para la organización benéfica Renacer que dirige el doctor Pernas y, de paso, poner de manifiesto la importancia de la radio local. Me reí mucho con Fernando Romay. Hace años que lo conozco y me siguen haciendo gracia sus chistes siempre vinculados a la diferencia de altura entre él y el resto de humanos. «Cuidado, que yo cuando piso dejo varios heridos», comentó mientras bajaba del escenario. Todos los artistas colaboraron de manera desinteresada, desde Xoel López, que horas antes recibió la noticia del fallecimiento de su abuela materna, pasando por la actriz Isabel Blanco o Susana Seivane, que acudió con su hijo Fiz, de 9 meses y con los mofletes más hermosos que recuerdo haber visto últimamente. También disfruté con las ocurrencias de Mucha e Nucha, las cantareiras de Ardebullo. Una fiesta de la radio que ojalá se repita el año que viene. Todo parece indicar que sí. Ya falta menos.

Fin de año hospitalario

La enfermera, muy experimentada y profesional, dijo algo indiscutible: «Piensa que nunca te vas a olvidar de este fin de año». Y tiene razón, siempre recordaré que el primer día del 2014 amanecí en un incómodo butacón del hospital Materno Infantil de A Coruña con la única compañía de mi hijo y del inoportuno virus que lo atacó. Llegué a casa el día 1 al mediodía, como en los viejos tiempos, pero sin resaca. Lo de ser padre es algo heroico. No entiendo cómo se las arregló Matilde con trece hijos.