La comisaria europea Neelie Kroes dio ayer la clave de cómo se debe actuar en conflictos como el del coche compartido: «Nadie dice que los conductores de Uber no deban pagar impuestos», explicó, al tiempo que cuestionó que se vaya a resolver algo multando al usuario. Que es lo que pensaba hacer el Ministerio de Fomento, antes de matizar su frenesí sancionador.
Uber o BlaBlaCar siguen el mismo patrón que páginas web como Airbnb, que ciudades como Nueva York quieren prohibir por la competencia desleal que hace, en este caso a los hosteleros. Un ejemplo en primera persona: acabo de alquilar un apartamento en los Pirineos para varios días de julio por la tercera parte de lo que me costaría una habitación de hotel. Ni el arrendador, ni la web a través de la que he hecho la transacción (que se lleva una comisión), la declaran a Hacienda, algo que sí tienen que hacer los establecimientos oficiales, igual que los taxistas.
Los siete grandes de Internet (Google, Apple, Amazon, Facebook, Yahoo, eBay y Microsoft) pagaron en el 2012 en España la ridícula cifra de 1,2 millones de impuestos sobre beneficios. ¡Entre todos! ¿Dónde estás, Montoro?