El nobel encuentra a su «heroína»

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

VÍTOR MEJUTO

La ganadora del concurso de cartas a Satyaerthi se convirtió en su «amiga» e «hija»

09 may 2015 . Actualizado a las 11:29 h.

Kailash Satyaerthi entró en el museo de La Voz de Galicia saludando amablemente. Una de los presentes le recibió en indio: «Námaste». Satyarthi sonrió y siguió el recorrido de quienes le estaban tributando un homenaje a su labor hasta dar con Leticia, 12 años, carita redonda, melena trigueña y uniforme del colegio Obradoiro de A Coruña. Al activista en pro de los derechos de la infancia y Nobel de la Paz 2014 se le iluminó la cara. Leticia charló con él en un fluido inglés, y con su aplomo e inocencia conquistó al invitado indio y a todos los presentes.

La niña estaba en la comida homenaje a Kailash Satyaerthi por haber ganado el concurso que Abanca y La Voz de la Escuela pusieron en marcha para la ocasión. Se le da bien escribir -a los nueve años fue una de las finalistas gallegas del certamen ¿Qué es un rey para ti?- y rebosa entusiasmo, por eso no dudó en participar. «Tuvo que mirar en Internet quién era Satyaerthi», explicaba después su madre, Luisa Novoa-Cisneros, quien recordaba que la pequeña se quedó helada cuando descubrió lo que pasaba en la India con el trabajo infantil y con las castas.

Ella, Leticia, organiza junto a un grupo de amigas desde hace dos años un mercadillo solidario en el Campo de Marte, un recoleto jardín en el corazón de la ciudad, donde venden sus juguetes y libros, y destinan el dinero recaudado a una oenegé local. Sabe, por tanto, que cerca de ella hay gente con problemas, pero nunca sospechó hasta qué punto: «Me quedé asustada -le dijo al nobel en su carta- cuando empecé a ver tanta información de niños que trabajan [...] ¡No me lo podía creer! Parece que vivimos en mundos diferentes». Y reflexionó: «Estoy asombrada, y me siento afortunada simplemente por un hecho que es casualidad, como ha sido nacer en la familia que tengo».

Pero Leticia no es una niña que se quede en la contemplación. Por eso, en la misma carta se preguntaba qué se podía hacer para que «todos los niños del mundo podamos ser niños de verdad», y apostó por el empleo: «Creo que si hubiera trabajo para los padres y madres, podrían ganar dinero y los niños podrían ir al colegio, y no tendrían que trabajar».

Todo esto se lo dijo a Kailash después de la comida, en un inglés que no solo practica en el colegio, sino que ejercitó el primer trimestre de este curso en el mismísimo Oxford. De hecho, ella ganó el certamen de cartas con una misiva en español pero la víspera de la comida decidió traducirla, ella sola, al inglés, para que Satyaerthi la pudiese entender. Y él la entendió tan bien que tras escuchar la carta, le pidió a Leticia que le firmase la copia que acababa de leer. Ella no lo dudó: «Gracias por hacer el mundo mejor», le puso de su puño y letra en inglés. Él le respondió con una nota igual de cariñosa: «Querida Leticia, tú eres mi heroína, mi amiga y mi hija».

Leticia, que vive estos días en una nube, ya valora qué será de mayor: «Me gusta la medicina y la biología marina (especialmente las medusas) pero también el periodismo. Kailash me dijo que las ciencias son buenas: él estudio ingeniería y le sirvió para ayudar a la gente».