Salma Hayek confiesa su escalofriante infierno con Harvey Weinstein: «Fue mi monstruo»

L.V.G. REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

CHRIS DELMAS | AFP

La actriz mexicana denuncia que el productor la acosó en múltiples ocasiones, la amenazó de muerte y la presionó para grabar escenas de sexo

14 dic 2017 . Actualizado a las 12:48 h.

La lista de mujeres que sufrieron acoso por parte del productor de Hollywood Harvey Weinstein parece no tener fin. A actrices de renombre como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Uma Thurman, Rose MacGowan, Ashley Judd, Cara Delevigne, Cersei Lannister, Lupita Nyong'o, se suman otras mucho menos conocidas que también fueron víctimas de Weinstein. Pero tras dos meses de que saliesen a la luz las primeras acusaciones, algunas actrices famosas aún sorprenden con sus desgarradores relatos del infierno que vivieron bajo el yugo de Harvey Weinstein. La última en sumarse a esta lista ha sido la actriz mexicana Salma Hayek, que ha denunciado el productor «durante años, fue mi monstruo». En una columna publicada por The New York Times, Salma Hayek asegura que la acosó en múltiples ocasiones, la amenazó de muerte y la presionó para grabar escenas de sexo. La actriz mexicana confiesa que había tenido que decir «no» a Weinstein cuando le proponía ducharse juntos y se ofrecía a darle un masaje o practicarle sexo oral. Hayek confiesa que en un primer momento pensó que su testimonio no era necesario, puesto que ya había suficientes mujeres que habían alzado su voz y no creía que su historia fuese a cambiar nada, pero finalmente se dio cuenta de que contarla sería el único modo de «resolver» ese «capítulo» de su vida. «Me había lavado el cerebro a mí misma, convenciéndome de que ya se había acabado y que había sobrevivido; eludí la responsabilidad de pronunciarme en público al respecto con la excusa de que ya había suficiente gente involucrada en poner los reflectores sobre ese monstruo personal. No pensé que importara mi voz o que usarla haría la diferencia», relata ella misma. 

La intérprete confiesa que el productor la intentaba persuadir a veces con «palabras dulces» y en otras ocasiones diciéndole cosas «terribles», como cuando en una ocasión le espetó: «Te mataré, no creas que no soy capaz de hacerlo». Salma Hayek afirma que durante años tuvo que decirle «no» en repetidas ocasiones. «No a abrirle la puerta a cualquier hora de la noche en hotel tras hotel y done aparecía inesperadamente, incluido un sitio en el que estaba rodando una película en la que él ni siquiera estaba involucrado. No a bañarme con él. No a dejarlo que me viera bañarme. No a dejarlo que me diera un masaje. No a que un amigo suyo, desnudo, me diera un masaje. No a dejarlo que me hiciera sexo oral. No a desnudarme junto con otra mujer. No, no, no, no, no…», prosigue su desgarrador testimonio Salma Hayek. Y resume que con cada «no», con cada rechazo «surgía la ira maquiavélica» de Harvey Weinstein

Lo que Weinstein le hizo a Salma Hayek en «Frida»

La obsesión de Weinstein con Salma Hayek, al que ella define como «apasionado cinéfilo, un hombre atrevido, un mecenas de la industria del cine, un padre cariñoso y un monstruo» y detalla el infierno que supuso trabajar junto a él en la película Frida en el 2002. Salma Hayek incluso se pregunta, aún años después, si fue su amistad con directores y actores como Quentin Tarantino, George Clooney, el director de cine Robert Rodríguez y con quien entonces era la esposa de este, la productora Elizabeth Avellan, lo que la salvó «de ser violada» por Weinstein. El rodaje de Frida, supuso un verdadero calvario para ella. La película que la catapultó a la fama internacional, fue en el fondo, como un castigo para ella a nivel íntimo y personal. Después de que tras los constantes rechazos a acceder a las peticiones sexuales del productor, el proyecto de dar vida a la artista mexicana Frida Khalo, empujó de nuevo a la actriz a nuevos episodios de tiranía por parte de Weinstein. Después de que en repetidas ocasiones le dijese que no financiaría la película, Salma Hayek logró cumplir con las exigencias casi imposibles que requería el productor, que ella define como «un grupo de ángeles» que la rescataron. Enumera a el guionista Edward Norton, la productora Margaret Perenchio, la directora Julie Taymor, y los actores y «amigos» Antonio Banderas, Geoffrey Rush y Ashley Judd. Salma Hayek relata cómo Weinstein se presentó un día en el rodaje de Frida criticando su modo de actuar y debían eliminar la cojera que la pintora mexicana había tenido durante su vida. No contento con eso, echó a todos los que se encontraban en el plató y, a solas con una aterrada Salma Hayek, le amenazó con no terminar de grabar la película ya que «la única cosa que tenía a mi favor era mi atractivo sexual y que en esa película no tenía ni eso». El rodaje de Frida prosiguió, pero las exigencias de Weinstein aumentaron. Después de haber embarcado en el proyecto a todas las personas que había conseguido reclutar, que cuando Weinstein exigió para seguir con la película una escena de sexo entre Salma Hayek y otra actriz, no fue capaz de negarse. «Accedí a hacer esa escena sin sentido», confiesa. Ese día que tuvo que ponerse en la piel de la uniceja Frida Kahlo para grabar una escena de sexo con la actriz Ashley Judd, que también denunció acoso por parte de Weinstein. Pero llegado el momento «mi cuerpo empezó a temblar incontrolablemente, me quedé sin aliento y comencé a llorar y llorar sin poder detenerme como si estuviera vomitando lágrimas» y tuvo que tomarse un tranquilizante para poder seguir con el rodaje. «No era porque iba a estar desnuda con otra mujer. Era porque iba a estar desnuda con otra mujer por Harvey Weinstein», relata. 

La escena sexual no convenció a Weinstein que amenazó con no estrenar la película en los cines. «Fue un éxito rotundo en taquilla», recuerda. «Y, pese a su falta de apoyo, le añadió seis nominaciones a los Oscar a la colección de Harvey, incluida mejor actriz», prosigue. Y Salma Hayek termina su desgarrador testimonio con una pregunta: «¿Por qué tantas de nosotras, las artistas, tenemos que ir a la guerra para poder contar nuestras historias si tenemos tanto que ofrecer? ¿Por qué tenemos que pelear con uñas y dientes para mantener nuestra dignidad?», se cuestiona. Concluye pidiendo igualdad en la industria y que «hombres y mujeres tengan la misma valía en todos los aspectos de la producción», porque mientas no sea así, explica, «nuestra comunidad seguirá siendo tierra fértil para los depredadores». Aemás aprovecha para agradecer a todos los que han escuchado su experiencia y las de todas las mujeres que han denunciado a Harvey Weinstein y a otros directores y famosos como Kevin Spacey.

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