«El problema pudo ser el plomo más que la madera»

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Andrés Seoane, cantero y restaurador, aprendió el oficio de su padre, restaurador de la catedral de León
Andrés Seoane, cantero y restaurador, aprendió el oficio de su padre, restaurador de la catedral de León

Andrés Seoane, cantero y restaurador, hijo del restaurador que salvó la catedral de León en el incendio de 1966

17 abr 2019 . Actualizado a las 13:38 h.

Andrés Seoane (Santiago, 1947) lleva la cantería en las venas, ya que empezó a los 14 años y la ejerció durante 51, hasta su jubilación. Su padre, también Andrés Seoane, fue restaurador de la catedral de León y cuando esta se incendió en 1966, dirigió las labores del control del fuego. Andrés era joven pero ya trabajaba en el sector; ayer repasaba lo sucedido en París.

-¿Qué opina de lo ocurrido?

-Visto desde fuera, parece que el problema fue que se quemó la aguja, que era de madera y plomo. Creo que el problema pudo ser sobre todo el plomo, más que la madera. La madera buena se hace ceniza poco a poco, pero el plomo extiende el fuego en pocos minutos, se derrite a temperaturas muy bajas y revienta.

-Pero toda la arboladura era también de madera, eso no ayudó.

-La madera bien tratada y con sensores para avisar del fuego no es peligrosa. Nosotros los instalamos en la catedral de León en varios puntos, aunque hay que tener cuidado con el humo de las velas.

-Estuvo en el incendio de la catedral de León en 1966. ¿Cree que el lunes se actuó bien?

-Creo que sí. No se echó agua desde arriba, que eso haría peligrar la cubierta. Por eso se ha salvado. Si llega a ceder toda la cubierta, no se podrían mantener las paredes y todo se perdería. Ahora tendrán que retirar el agua embolsada cuanto antes.

-¿Qué cree que debería hacerse?

-Habrá expertos que estudien lo que hay que hacer, pero parece que deben fijar una cubierta que se una a la estructura pero con cierta flexibilidad, con unos rodamientos, que pueden ser de hierro o madera, porque a esa altura la catedral se mueve y tiene que ser flexible, con un movimiento, no sé, de cinco o diez centímetros. En León los hicimos de hierro. Todo eso va exento del tejado.

-¿Se debe usar madera?

-Sin duda. La madera aporta calidez y resiste muy bien el fuego. Claro que debe ser roble o castaño bien tratado, y no pino o chopo, pero no creo que tengan problemas de presupuesto [risas].

-Y la cantería, ¿cree que hay artesanos para rehacer las piezas?

-Es difícil, porque eso hay que mamarlo. Ahora empiezan con 25 años y es muy tarde. Y se mira mucho la rentabilidad, cuando un bloque de piedra es como una madera, con sus vetas y sus tiempos.