El ADN reconstruye la historia de la domesticación de los caballos desde hace 5.000 años

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN | LA VOZ

SOCIEDAD

OSCAR CELA

El hombre modificó indirectamente el genoma de los equinos para adaptarlo a sus intereses, lo que se traduce en un fuerte declive de su diversidad genética en los últimos 300 años a partir de la introducción de las razas puras

02 may 2019 . Actualizado a las 19:17 h.

El hombre ha convivido muy estrechamente con los caballos desde hace 5.000 años. Fue una relación que comenzó en la estepa occidental de Eurasia, en Kazajistán, y, a partir de ese momento, las antiguas civilizaciones utilizaron a los equipos para sus conquistas y desplazamientos en una relación simbiótico que ha cambiado el mundo. Es una historia común que ahora ha sido reconstruida gracias al ADN y en el que el análisis del genoma de cerca de 3.000 caballos proporciona nueva información sobre cómo nuestros antepasados manejaban, intercambiaban y criaban a estos animales.

El trabajo, liderado por el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) y la Universidad de Toulouse (Francia) ha sido publicado en la revista Cell. 

El estudio arroja algunos sorprendentes, como el hecho de que el uso de los caballos en competiciones de carreras es algo relativamente reciente, ya que la velocidad del animal para su uso en distancias cortas empezó tan solo hace unos 1.500 años.

Pero la reconstrucción de la historia de la domesticación del caballo en los últimos 5.000 años, a partir de la colección de genomas más grande que se ha estudiado, aparte de la humana, también desvela un fuerte declive de la diversidad genética de los equinos en los últimos 200 a 300 años. Esta decadencia puede deberse a las prácticas de cría que se introdujeron con el surgimiento de razas puras. «Lo que imaginamos como caballo hoy en día y lo que imaginábamos como caballo hace mil o dos mil años es, probablemente, muy diferente», según ha explicado a la agencia de noticias científicas Sinc Ludovic Orlando, el coordinador de la investigación. 

Pablo Librado, investigador en el mismo equipo y coautor del estudio, constata que «los caballos han experimentado una reducción de, aproximadamente, el 14 %-16 % en su diversidad genética». Esta pérdida de diversidad ha tenido consecuencias indirectas derivadas de la consanguinidad.

«La utilización de unos pocos animales como reproductores ha supuesto que un potro tiene más probabilidades de problemas en el desarrollo y la capacidad reproductiva. La cantidad de mutaciones deletéreas -que no producen la muerte, sino una disminución en la capacidad del individuo para sobrevivir o reproducirse- ha aumentado aproximadamente en un 4 5 en los caballos modernos, en comparación con los más antiguos», corrobora Librado.

Los autores del trabajo apuntan a que algunos de los rasgos con los que estamos familiarizados en los caballos modernos son solo una invención moderna, ya que, realmente, se ha modificado más el genoma de los equinos en los últimos 200 años que en los anteriores 4.000 años de domesticacion.

El analisis genético a 278 equinos de toda Eurasia también ha desvelado dos nuevos linajes de caballos ya extintos, hasta ahora desconocidos.

Los investigadores trataron de comprender, además, cómo los seres humanos y sus actividades transformaron al caballo a lo largo de la historia para adaptarlo a sus propósitos y, del mismo modo, cómo estos cambios influyeron también en la historia de la humanidad. «Multitud de civilizaciones humanas se han expandido gracias a sus caballos en los últimos milenios. Cada vez que conquistaban una nueva zona, los seres humanos desplazaban a poblaciones enteras de caballos autóctonos. Una de las más recientes fue la expansión islámica», explica Pablo Librado.

De hecho, uno de los cambios importantes producidos en la composición genética de estos animales se produjo en Europa y Asia Central en los siglos VII y IX. «Este cambio probablemente corresponde a las expansiones islámicas, ya que antes de esa época los caballos comunes en Europa solo se encontraban en regiones como Islandia».