Los políticos españoles y el matemático dilema del prisionero

SOCIEDAD

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06 nov 2019 . Actualizado a las 12:48 h.

A escasas jornadas de que tengamos que volver a las urnas, el debate entre candidatos de este lunes escenificó un panorama que no por conocido resulta menos desalentador, al evidenciar la nula sintonía entre los distintos líderes y su incapacidad para comunicarse entre sí; para bajarse, todos y cada uno, de su burra y negociar un acuerdo que desencalle de una vez la situación. Y eso aún a sabiendas -porque todos ellos lo saben, o deberían saberlo- de que van a necesitar alcanzar algún tipo de acuerdo/coalición/colaboración si quieren formar un gobierno.

A la vista de lo cual, les sugeriría que volviesen la ídem al conocido como dilema del prisionero  (no, no se trata de los líderes del procés) probablemente el problema más famoso de la teoría de juegos matemática -enunciado en 1950 Albert W. Tucker- y que en la actualidad se emplea para analizar la lógica de la toma de decisiones en las estructuras sociales, en ámbitos tan diversos como economía, administración de empresas, biología y también, en política.

En una de sus versiones más populares, el problema presenta a dos prisioneros, en realidad detenidos como sospechosos de robo. Sin embargo la policía carece de pruebas suficientes y solo puede condenarlos por posesión de bienes robados. Si ninguno confiesa, ambos serán sentenciados a un año de prisión. Así las cosas, los policías los interrogan por separado para que no puedan comunicarse entre sí y a cada uno de ellos les ofrecen por separado el mismo trato: si confiesa saldrá libre de inmediato y el otro será condenado por el robo a una pena de diez años. Y si ambos confiesan cada uno será condenado a cinco años de prisión. A ambos prisioneros se les ofrece el mismo trato y se les informa que a su “cómplice” también se lo han ofrecido. Así pues, cada preso debe tomar una decisión sin comunicarse con el otro.

En resumidas cuentas, los prisioneros tienen que tomar por su cuenta y riesgo -dado que son incapaces de establecer una comunicación entre sí- la decisión de cooperar con el otro a costa de perder un poco; o actuar en beneficio propio y arriesgarse a salir victorioso o a caer con todo el equipo.

Y si insisto en que a los políticos españoles les convendría reflexionar sobre este dilema es porque un nuevo estudio matemático acaba de demostrar que aquellos «prisioneros» que optan por cooperar tienen más probabilidades de convertirse en líderes respetados y que sus vecinos, en este caso la ciudadanía, pero asimismo los otros reos- les sigan y compartan y respalden sus decisiones.