Galicia vive con calles semivacías y colas en los comercios que están abiertos un sábado en estado de alarma

LA VOZ REDACCIÓN

SOCIEDAD

Poca gente por la calle y concentración, guardando la distancia de seguridad, en los establecimientos que pueden permanecer abiertos, como supermercados, tiendas de comestibles o estancos

14 mar 2020 . Actualizado a las 20:56 h.

Este sábado es la primera jornada de estado de alarma en todo el país. En Galicia, hemos amanecido con la confirmación de la primera muerte por coronavirus en la comunidad. Una mujer de 92 años en Povisa, en Vigo, que tenía patologías previas. En la comunidad, el ambiente que se respira en las ciudades y villas, es de tranquilidad. Todas las localidades, eso sí, tienen gran afluencia de gente a los comercios de primera necesidad que tienen permitida la apertura, como los supermercados o las farmacias. Especialmente llamativas son las colas en los estancos, en las que se están manteniendo generalmente la distancia de seguridad de un metro entre personas para prevenir contagios. El no cumplimiento de la normativa de cierre, puede suponer multas en caso de reincidencia de hasta 15.000 euros, como las policías locales de algunas localidades de la Costa da Morte han tenido que recordar al inicio de la jornada.

A Coruña, desinfección y vigilancia

El estado de alarma arrancó en la madrugada de este sábado en A Coruña. En las calles se supervisión por las patrullas policiales. «Desde las 00:00 hemos comenzado su cumplimiento , vigilando que se cumplan estrictamente todas las medidas tomadas por las autoridades competentes», apuntan fuentes del cuerpo de la Guardia Civil de A Coruña. El servicio de bus urbano no se suspende y los vehículos fueron desinfectados por la concesionaria, la Compañía de Tranvías. El ambiente en los supermercados es de notabe afluencia de clientes, con colas notables en los cajas y algunos lineales ya vacíos a las 12 del mediodía. La plaza de Lugo, icónico punto de venta de productos frescos, ha tenido gente durante toda la mañana. En Marineda City, el centro comercial, se vivieron momentos de tensión a primera hora de la mañana. Desde la gerencia precisan que la apertura atañe solo a los establecimientos autorizados a abrir, tales como farmacias o el hipermercado Hipercor. En todo caso, la Policía acudió para que se respetase el estado de alarma decretado.

Príncipe amanece desértica en Vigo 

La calle del Príncipe y la Porta do Sol han amanecido esta mañana totalmente cerradas salvo las farmacias, kioskos y una frutería y una pastelería, así como tres tiendas, una de electrónica y dos de moda. Mucha gente camina con carritos de la compra para obtener alimentos pues los supermercados estarán abiertos. El bus de Vitrasa circula con normalidad, aunque La Voz han constatado que son pocos lo viajeros y utilizan asientos separados entre sí. Todos los bares, eso sí, están cerrados.

Muchas de las multinacionales de moda de la calle Príncipe han colocado avisos en su puerta principal para comunicar a sus clientes que permanecerán cerrados en su sede física pero que atenderán las compras a través de su página web.

Solo tres tiendas han levantado la verja: en la de electrónica confirmaron que prevén abrir todo el día y en las de moda hay dudas entre los empleados a la espera de instrucciones. Algún bar tiene la verja a medio subir. El museo Marco, siguiendo las recomendaciones, permanece cerrado. 

La afluencia de clientes al mercado de O Progreso es continua, así como a los supermercados de la zona, bien surtidos de carne. Algunas personas caminan protegidas por mascarilla. «Hoy me levanté por la mañana y pensé que esto era una película», contaba un dependiente a sus compañeros tras decidir cerrar la tienda de moda en la calle del Príncipe.

El centro comercial de referencia en la ciudad olívica, el Gran Vía, tiene las tiendas cerradas, excepto su hipermercado, quioscos y tiendas de telefonía concretas. Las cajeras y los reponedores de los supermercados utilizan guantes para protegerse en toda la ciudad.

Entre los negocios que mayor actividad tienen prevista figuran los de comidad a domicilio. Enrique Pita explica que aunque los restaurantes no están abierto al público, repartidores de plataformas como Glovo o Uber Eats, señalan que se están preparando numerosos pedidos en su interior. Ocurre lo mismo en el Mc Donald's de Gran Vía.

Desde la delegación de La Voz en Vigo, a las 14 horas, confirman que son tres los contagiados ingresados en la UCI en la ciudad: dos estarían ingresados en el Álvaro Cunqueiro y un tercero en el hospital privado Vithas Fátima.

En Ourense, cumplimiento de las normas de contención

El sábado ha amanecido en Ourense con un aparente cumplimiento de las normas impuestas para la contención del coronavirus. Todos los comercios están cerrados salvo las farmacias, las tiendas de alimentación y los estancos. Los supermercados registran colas en algunos casos muy largas y los clientes se llevan los carros llenos. Los accesos al centro comercial Ponte Vella están precintados de modo que los usuarios solo puedan entrar al supermercado que se encuentra en su interior. En los estancos la jornada se vive con normalidad salvo por el hecho de que los dependientes entregan la vuelta sobre el mostrador y llevan guantes. Lo mismo ocurre en las farmacias. En una del centro han colocado cinta aislante para delimitar el suelo y piden a los clientes que guarden una distancia de seguridad. Además planean instalar una mampara en los próximos días. El aspecto de algunas calles y plazas sin terrazas, como por ejemplo el parque San Lázaro o la Praza Maior, es especialmente llamativo.

La plaza de Santa Eufemia totalmente despejada de terrazas en Ourense
La plaza de Santa Eufemia totalmente despejada de terrazas en Ourense Santi M. Amil

Ya por la noche, en la ciudad de As Burgas, se preveía que el fin de semana iba a ser tranquilo. El termómetro, cómo no, la calle de los vinos. 

En torno a las diez de la noche de este viernes, en la rúa Lepanto y la calle de los Hornos apenas se escuchaban voces. Al menos, fuera de los bares. En el interior de algunos aún se veía a algunos grupos apurando la última caña antes de que los propietarios bajasen la verja tras el aviso de la Xunta para el cierre temporal de establecimientos hosteleros hasta que remita el impacto del coronavirus.

En el parque de las Mercedes, Roberto González, propietario de la hamburguesería Kilómetro Cero, lo asumía como algo natural. «Hay que hacerlo por todos. El mensaje que trasladó Pedro Sánchez ya aludió a que venían días duros», decía. En el interior de su local quedaba una última pareja de rezagados mientras la cocina finalizaba sus últimos pedidos. «Hasta hoy -por ayer- no puse nada en las redes sociales, para no confundir a la gente que iba a llamarnos por encargos a domicilio». Este sábado, González hacía acopio de alimentos en un supermercado cercano, pero para llevarlos a su casa.

Mientras tanto, en el Arco da Vella, Alexandre Pinto, el encargado, miraba la calle desde la entrada. En el interior de su establecimiento quedaban las dos cocineras, una camarera y él. «No vino prácticamente nadie. Y el jueves ya no se veía casi movimiento. De hecho, mucha gente anuló sus reservas para comer o cenar, por precaución», explicaba Pinto. Parte de la mercancía que tenían para esta semana, previsiblemente, se perderá. «Teníamos verdura y comida perecedera, la que guardas para consumo casi inmediato, porque mucha se compra pensando en el día», lamentaba.

En la calle contigua, los dueños de A Nosa Taberna se despedían de un compañero que regenta un bar próximo al suyo. «Somos autónomos, y tenemos empleados a nuestro cargo», decían. «Y viendo lo que ha pasado, esta decisión de irnos a casa tenía que haber llegado antes», añadían. Pero mientras tanto, a escasos metros de ellos, en una terraza todavía por desalojar, había quien se tomaba estas recomendaciones con una calma notable, como si la cosa no fuese con ellos.

Pontevedra, con menos peatones que nunca

Pontevedra, una ciudad que habitualmente se echa a la calle desde primera hora porque para algo es la urbe amiga del peatón, hoy está semivacía. El ambiente es de un día festivo o incluso un poco menos. Hay poca gente paseando y, los que salen, lo hacen para ir a comprar al súper o a la panadería, donde se guarda cola en la calle y se establecen distancias entre los ciudadanos que permanecen en la fila. La foto fija de la hostelería y del comercio es la de puertas cerradas. Aunque hubo alguna cafetería que decidió saltarse las normas impuestas por la Xunta y abrió sus puertas. De poco le sirvió. Enseguida apareció la Policía Local de Pontevedra y le cerró las puertas. La mañana de parálisis se extiende a la comarca, salpicada de alguna foto curiosa en estos tiempos de crisis; como la de una fila de vecinos de Marín esperando para comprar tabaco en un estanco.

Regulación de aforo en los supermercados lucenses

La gente está esperando fuera de algunos establecimientos dada la saturación que se está viviendo en su interior. La imagen contrasta con el constante ir y venir de los camiones y furgonetas que proveen de productos los lineales de los supermercados. Se recomienda no aglutinarse de forma masiva.

Tranquilidad en la comarca de Arousa

La mañana transcurre sin incidencias. La actividad comercial está paralizada, con la excepción del ramo de la alimentación y farmacias. Los mercadillos de Vilagarcía y Cambados se han suspendido, pero las plazas de abastos funcionan con normalidad. Se vive de forma diferente, según el negocio al que se le pregunte: desde carnicerías que no han notado cambios a ultramrinos que tenían agotadas las patatas a las nueve de la mañana. Por la calle, todavía no se ven mascarillas ni se ven colas guardando distancias. En los supermercados, sí que se nota una notable presencia de clientes, como en el resto de Galicia.

Silgar, playa cerrada

En O Salnés, que ha vivido un repunte de vistantes procedentes de Madrid, hacia segundas residencias huyendo de las restricciones en la capital, hay cierto malestar entre la población por el riesgo a contagios. Entre las medidas de precaución, el concello de Sanxenxo, ha cerrado la playa de Silgar.

Supemercados repletos de gente en Barbanza

Supermercados y tiendas de alimentación a rebosar en unas calles prácticamente desiertas en localidades como Ribeira, donde prácticamente los únicos transeúntes son personas cargadas con bolsas de la compra. Los establecimientos hosteleros, cerrados a cal y canto. Algunos, en los que se hace comida para llevar, con la reja medio bajada. Ante una situación excepcional, algunos han buscado quitar hierro a la situación. Como un local de Noia en el que puede leerse el siguiente cartel: «Si estuviéramos hoy abiertos seríamos tan irresponsables como tú, que quieres entrar».Un buen número de dependientes atienden a la gente con guantes y en numerosos locales se han establecido restricciones. Por ejemplo, en una panadería de Ribeira solo se permite la entrada de un cliente de cada vez. Un hombre que aguarda fuera su turno comenta: «Menos mal que non chove». En  un estanco de Noia, el límite de personas en el interior se ha fijado en tres. Patrullas de las policías locales y nacional recorren las calles para comprobar el cumplimiento de la normativa, sin que hasta el momento se hayan registrado incidentes.

Afluencia de numerosos gallegos a los supermercados de Valença o Melgaço

En los municipios fronterizos hay un importante desfase, tanto en los servicios como en las medidas de seguridad de la.principales superficies comerciales que abastecen, normalmente por igual a gallegos y portugueses. En el área de Tui, que concentra a los mayores centros de Gadis, Mercadona y Día de la zona, los aparcamientos están llenos y los clientes arramplan con los.productos cárnicos, especialmente pollo, hamburguesas y latas de conservas. La única única nuva medida de prevención la han tomado las cajeras, que trabajan con guantes de látex. En la superficie gallega hay muchos.portugueses sin embargo, el escanario es totalmente distinto a tal solo dos kilómetros donde habitualmente acuden también cientos de gallegos, especialmente en fines de semana. Al llegar se encuentran con entradas limitadas en los centros de las mismas cadenas que en Tui, como Lidl y en otro de la.principales, donde también hay colas de personas com carritos, las esperas son para poder entrar porqur ademas de limitarse el aforo es imprescindible lavarse las manos con los.productos qur la cadena lusa ha implementado en el acceso.

Incluso la actitud de los clientes es distinta pese a ser municipios que hacen habitualmente vida en común y la dinámica se repite desde Melgaço, fronterizo con Arbo, pasando.por Salvaterra, Tui y Tomiño. Los carros de los ciudadanos lusos son más proporcionados y diversos los.productos, apostando también por el agua embotellada pero aprovisionándose de verduras y hortalizas frescas. En Ponteareas, donde se han producido aglomeraciones en estableciemientos de alimentación, «creando un riesgo para la salud pública», la Policía local ha emitido un comunicado de advertencia y solicitado el control de aforo.

A nivel de dinámica social, hay mucho más movimiento en la parte lusa donde, pese a la caida de la afluencia de gallegos, que son sus principales clientes, hay comercios abiertos tanto de ropa como de mobiliario y los tradicionales del textil que mantienen los precios pero sin casi clientes.

Actividad al ralentí en Lemos

Monforte amaneció este sábado a ralentí. Con todos los bares y comercios cerrados, la actividad en la calle empezó a desperezarse a media mañana. A las doce el tráfico en el centro era poco más o menos el de cualquier sábado, pero se veían pocos peatones. Prácticamente todo el movimiento estaba en los supermercados.

Con los parques infantiles precintados por la Policía Local y el seguimiento total de la orden de cierre en el comercio y la hostelería, los pocos establecimientos abiertos fueron a partir de las once un ir y venir constante. Tiendas de veinticuatro horas como las del paseo de la Compañía sirvieron durante la mañana decenas de cafés, pero los dependientes dejaban claro a los clientes que no podrían tomarlo dentro, que eran solo para consumir en sus casas, en sus trabajos o dónde ellos quisiesen, pero fuera. Los restaurantes del centro están todos cerrados, aunque alguno mantiene abierta una puerta lateral exclusivamente para atender encargos de comida para llevar.

Buena parte de los supermercados controlan el acceso de clientes para que no haya aglomeraciones en el interior. En el Gadis de la calle Roberto Baamonde, por ejemplo, evitan que haya más de veinte personas al mismo tiempo en el interior de la tienda, así que la gente tienen que esperar en la puerta hasta que los que están dentro vayan saliendo. Un método similar aplican en la mayor superficie comercial de Monforte, el hipermercado Gadis de la calle Chantada. La entrada está acotada a una de las puertas y los clientes hacen cola fuera hasta que los que están dentro van saliendo y dejándoles sitio.

A Mariña, sin incidencias y con expectación

En el entorno de los supermercados o de las fruterías es donde más movimiento se está registrando este sábado en las localidades mariñanas donde, además de estar cerradas todas las instalaciones municipales, se han acabado de precintar parques, jardines, pabellones y pistas deportivas al aire libre. Sí hay senderistas o corredores en los paseos marítimos y en las playas y su entorno. No hay constancia de incidencias, pero desde algunas policías locales de la comarca reconocen que recibieron ayer por la tarde y continúan recibiendo esta mañana llamadas de particulares y de establecimientos planteando dudas o consultas, como si puede abrir una lavandería o los despachos de lotería, y también sobre los servicios de los taxistas. Los agentes municipales de Ribadeo continúan a esta hora repartiendo carteles informativos sobre la distancia de seguridad que se debe guardar en los negocios que están abiertos.

Distancia de seguridad y calma en Deza

En Lalín, capital comarcal, poca gente en la calle este sábado. En algún caso, algún ciudadano haciendo cola en el exterior de la panadería para entrar de uno en uno al despacho. Clientes en los supermercados ya desde su apertura como está ocurriendo en todoa la comunidad y cierre general del resto de establecimientos. Alguna cafetería sirve cafés para llevar, impidiendo a los clientes tomarlos dentro del establecimiento, siguiendo así la normativa recogida por el estado de alarma.

*Información elaborada con las aportaciones de Miguel Ascón, María Hermida, E.V. Pita, Mónica Torres, Bea Costa, María Guntín, Carlos Cortés y otro redactores de las delegaciones de La Voz