Una niña de año y medio salva la vida tras recibir un trasplante de corazón en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, uno de los epicentros de la epidemia
25 mar 2020 . Actualizado a las 12:12 h.«Chloe se encuentra muy bien. Hoy ha abierto los ojos varias veces», relata su madre, aún emocionada y a punto de romper a llorar en agradecimiento a todos los que han salvado la vida de su hija. Chloe, una niña de año y medio con una grave enfermedad cardíaca, es la demostración de que la vida también se abre paso en tiempos de coronavirus. Es la historia de un pequeño milagro obrado por la sanidad pública en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, uno de los epicentros de la epidemia por COVID-19. Con el centro desbordado para atender a los pacientes por el virus, en la uci todavía se mantiene la actividad que permite salvar a pacientes como esta niña.
La pequeña sufría una miocardiopatía dilatada de origen vírico que debilitaba su corazón. Su situación se agravó hace algo más de un mes, por lo que se la incluyó en la lista de espera de urgencias pediátricas. Necesitaba un corazón. Y el trasplante era posible. Podía serlo en cualquier otra situación, pero en la actual todo se complicaba. En otra comunidad encontró un donante.Hasta ahí los canales habituales para este tipo de casos funcionaron con normalidad, aunque lo que siguió después no lo fue. Lo común es que el equipo trasplantador acuda al centro donante para extraer el órgano. Pero en la circunstancias actuales no fue posible. Tuvo que encargarse el hospital de origen. Y tampoco pudo por sí mismo porque estaba saturado por el coronavirus. Fue entonces cuando requirió la colaboración de otros dos equipos de otros tantos clínicos de la comunidad. Todo bajo la coordinación de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT).
A partir de ahí todo volvió a sus cauces habituales y Chloe fue operada con éxito el pasado sábado en el Gregorio Marañón de Madrid en una compleja intervención que se prolongó durante siete horas y en la que participaron diez profesionales, entre cirujanos, anestesistas, enfermeras y perfusionistas. La pesadilla de la madre de la pequeña se convirtió en un feliz sueño. «Hemos pasado por una situación súper, súper, súper difícil. Desde hace tres meses estamos viviendo una total pesadilla, pero prevemos que de ahora en adelante las cosas van a ir mejorando». La evolución de la pequeña, que continúa en la uci, sorprende a los propios médicos. «Se encuentra francamente bien y con una mejoría espectacular», explica Juan Miguel Gil Juarena, jefe de Cirugía Cardíaca Infantil del centro hospitalario.
Su madre también da cuenta de su positiva evolución. «Le han quitado todos los tubos de drenaje, se ha despertado varias veces y va todo muy bien hasta ahora, gracias a Dios». Y llega el turno de agradecimientos a un hospital que «continúa atendiendo otros casos, aparte del caos que genera este virus. Gracias a que están trabajando en otras cosas se ha hecho posible que se le realice el trasplante a Chloe». Pero es cuando recuerda la solidaridad de la familia que ha donado el corazón cuando rompe a llorar. «Yo sé que estas familias pasan por un dolor muy, muy, muy grande al perder a sus seres queridos, pero nos da también una felicidad muy, muy, muy grande a otras familias, porque nos permite tener a nuestros pequeños por más tiempo».
La vida, pese al lógico caos hospitalario, sigue latiendo al margen del coronavirus. «Tal y como venimos haciendo en estas últimas semanas en medio de la epidemia de COVID-19 mantenemos la actividad urgente y hemos asegurado que se mantenga la actividad para todos los pacientes con cardiopatías congénitas que tengan necesidad de una intervención, incluyendo un trasplante», advierte Constancio Medrano, jefe de Cardiología Infantil del Hospital Gregorio Marañón.
Juan Miguel Gil Juarena asiente: «Sirva esto como una nota positiva -dice- para dar tranquilidad a la población y para decirles que, en mitad de este caos que se ha originado con el coronavirus, seguimos trabajando y dando salida a los programas que tenemos todos los hospitales, como muestra este trasplante de corazón infantil».
En un contexto de coronavirus, la Organización Nacional de Trasplante también se ha visto obligada a redoblar sus esfuerzos para continuar con su labor y garantizar la atención a los pacientes que lo necesiten, aunque también establece prioridades. «Toda la red está centrándose en particular en aquellos pacientes que se encuentren en una situación más grave y en los que tienen dificultad para trasplantarse, como es el caso de los niños. Por ello estamos consiguiendo realizar trasplantes pediátricos gracias a la labor de los equipos de trasplante», explica la compostelana Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT.