«El teléfono no ha vuelto a sonar»

Jorge Casanova
jorge casanova PALAS DE REI / LA VOZ

SOCIEDAD

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Hosteleros del Camino Francés dudan entre abrir en julio o dar el año por perdido mientras la Xunta trabaja en promocionar la ruta como destino seguro

07 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Ligonde es una pequeña aldea en el concello de Monterroso (Lugo) bastante particular: allí se puede comer bien, en más de un establecimiento, e incluso dormir. La clave es el Camino Francés que atraviesa la aldea y la mantiene mucho más viva que las de su alrededor. La Ruta Xacobea hace florecer la economía allí por donde pasa, aunque no ahora, claro. Ahora el Camino está vacío. Hace un año, en Ligonde casi no se podía ni dejar el coche. El flujo de peregrinos en un mes de junio como el actual, con sol y buena temperatura, era interminable. Sobre todo de extranjeros: «Nosotros tenemos 14 camas y deberían estar llenas todos los días hasta octubre. En momentos como estos, estaríamos cogiendo el teléfono cada poco para rechazar reservas, pero la verdad es que el teléfono no ha vuelto a sonar». Lo cuenta con mucha resignación Cruz, una mujer de 51 años y propietaria de un albergue privado en Ligonde. «Si quiere que le diga la verdad, yo creo que este año ya está hecho», comenta José, el dueño del restaurante de enfrente, ahora cerrado.

En realidad, mañana podrían levantarse las restricciones para que arrancara el tramo más popular del Camino de Santiago, el que une Sarria con el punto de destino y que, con sus más de cien kilómetros, da derecho a recibir la compostela. Pero durante esta semana ningún hostelero de la zona parecía dispuesto a ponerse en marcha pese al largo trimestre de cierre: «No, nadie nos ha dicho nada. Hasta ahora no hemos recibido ninguna comunicación, todo es incertidumbre», dice Jesús, otro empresario vinculado al Camino. Su mujer es la titular de un establecimiento en medio de la ruta, ya en el concello de Palas de Rei, llamado A paso de formiga. El hombre se ha quitado la camiseta y desbroza con vigor una finca cercana: «Tenemos tres habitaciones, una con siete plazas y no sabemos cuántas podremos utilizar. Ni tampoco qué hacer con el personal que contratamos todos los años».

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La misma música

Por el Camino se escucha la misma música en casi todos los establecimientos que, aunque cerrados al público, algunos empiezan ya a desperezarse con sus dueños limpiando y recogiendo a la expectativa de lo que pudiera suceder. Daniel, que guía un camión de congelados, suele recibir calabazas en los restaurantes y bares del Camino: «Hai xente que me dixo que iste ano xa non van abrir. É que tamén hai moita desconfianza».

La incertidumbre está también presente en la Consellería de Cultura, que es la que tiene competencias sobre el Camino de Santiago. El jueves, el conselleiro mantuvo una reunión telemática con alcaldes del Camino Francés en los que les avanzó la elaboración de un programa que bajo el nombre Camiño Seguro pretende coordinar los esfuerzos de los concellos con la propia Xunta para primar la seguridad y la confianza de peregrinos y profesionales. La primera de estas iniciativas será un curso de formación para trabajadores de albergues con una oferta inicial de 500 plazas.

Sobre los albergues públicos, Cultura pretende que abran «de xeito gradual» en función de las plazas privadas de las que disponga cada concello. ¿Cuándo empezarán? No se sabe. La reunión con los alcaldes incluyó un recordatorio: hay seis millones de euros destinados a reactivar el sector turístico y la restauración. También para los establecimientos del Camino. 

Un golpe inolvidable

Nadie ha tenido la culpa, pero lo cierto es que el golpe del coronavirus va a ser inolvidable entre los profesionales que viven de la Ruta Xacobea: «Sin el covid, este año hubiera sido buenísimo -lamenta Jesús, el hostelero de Palas-, porque se gana más el año anterior y el posterior que el propio año Xacobeo. Y con este tiempo que estamos teniendo...». Además, la experiencia les dice que julio no es, ni de lejos el mejor mes para ellos: «Septiembre suele ser muy bueno, a ver octubre, si no vuelve a rebrotar el virus... Si este año consigo para cubrir los gastos, ya me doy por satisfecho», concluye.

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En Palas, Eva instala en su pequeño negocio de artículos para el peregrino algunas cosas que le van a ser necesarias: pantallas de metacrilato, por ejemplo: «En mi negocio, entran, sobre todo, extranjeros», dice. Así que los viajes interprovinciales no le va a suponer mucho a su joven negocio: «Este es mi tercer año, en teoría, en el que debía empezar a recuperar». Prefiere no quejarse. «Hay gente que lo ha pasado mucho peor y la esperanza es lo último que se pierde». Eva mantiene una actitud positiva, pero no es la mayoritaria. Al fin y al cabo, la incertidumbre y los negocios nunca se han llevado muy bien.

Estudian abrir parcialmente la catedral a partir de julio

Los peregrinos que arranquen este verano, cuando se pueda, y lleguen a destino, se encontrarán con que la catedral de Santiago todavía no estará preparada para ellos. El punto de llegada para tantos caminantes sigue preparándose para la cita del 2021 y la mayor parte de sus instalaciones ya estaban cerradas al público antes de la llegada del estado de alarma. Las autoridades eclesiásticas están también estudiando cómo encarar la nueva normalidad y, según fuentes del arzobispado compostelano, es muy posible que parte de las instalaciones se reabran al público a partir del 1 de julio. Será complejo por la necesidad de compatibilizar los trabajos para mejorar la basílica con el acceso a los fieles y el culto. Lo que ocurrirá con la popular misa del peregrino y el abrazo al apóstol, está aún por determinar. Es una incógnita.