Los multimillonarios pugnan por liderar la nueva carrera espacial

Gabriela Consuegra
Gabriela Consuegra REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Blue Origin | efe

El turismo abre la puerta de los negocios fuera de la Tierra

02 oct 2022 . Actualizado a las 13:37 h.

De los yates a los cohetes. Así han evolucionado las aspiraciones de los multimillonarios. Por eso, una nueva carrera espacial ha comenzado. El fin de la batalla entre Estados Unidos y lo que fue la Unión Soviética ha dado paso a una nueva pugna, pero esta vez está liderada por magnates. Virgin Galactic, de Richard Branson, Blue Origin, de Jeff Bezos, y Space X, de Elon Musk, son las nuevas potencias aeroespaciales.

¿Por qué? Tal vez porque tienen una inclinación natural hacia la ciencia y la tecnología. Tal vez porque, como vaticinó el astrónomo Neil DeGrasse, «el primer trillonario será la persona que explote los recursos naturales de los asteroides».

Para Borja Tosar, astrofísico y divulgador científico, «ha renacido la industria espacial». Aunque hay diferencias. «Virgin tiene más presente la motivación de hacer vuelos turísticos suborbitales, sin más. Elon Musk tiene el propósito de ir a Marte y colonizarlo. Lo increíble es que va por buen camino. Le queda mucho, pero está más cerca que la NASA. Y Blue Origin: a donde vaya Musk, Bezos irá detrás».

Javier Armentia, astrofísico y director del Planetario de Pamplona, tiene sus reservas: «Estamos viendo el nacimiento de una nueva maquinaria económica para un turismo de lujo y súper exclusivo. ¿Es un hito de la humanidad? No. Es un paso en la historia de la astronáutica que nos podríamos haber ahorrado».

En opinión de Carlos Briones, científico del Centro Nacional de Astrobiología, «los multimillonarios están haciendo su particular carrera hacia el espacio», aunque tiene algunos aspectos más positivos que otros.

En cualquier caso, el primer paso en esta carrera es el turismo. Una industria que, según un informe del banco de inversiones suizo UBS publicado en el 2019, podría reportar ganancias de hasta 3.000 millones de dólares en los próximos 10 años.

Y lo cierto es que la posibilidad de comprar un billete para ir al espacio es un hecho. Aunque para hacerlo se necesitan por lo menos 210.000 dólares. Desde el año 2008, Virgin Galactic ya ha vendido a ese precio más de 600 vuelos, aunque aún no está programado ninguno. Estos viajes alcanzarán una altitud aproximada de 90 km y superarán el borde del espacio, que el Gobierno de Estados Unidos reconoce a los 80,5 km. Los expertos consultados creen que la empresa de Branson tiene la oferta más realista en la materia.

Blue Origin, sigue esta línea, aunque con claras pretensiones de ir más allá del turismo. Tal vez eso explique sus precios, considerablemente más elevados, pues en la última subasta el listón alcanzó los 28 millones de dólares.

Y después está Elon Musk. Años luz por delante de todos, nunca mejor dicho. «Sus desarrollos tecnológicos tienen una utilidad muy amplia que no se quedan en la cosa curiosa», dice Armentia. «Ya anunció que hará unas modificaciones a la cápsula Dragon, con la que envía astronautas al espacio, para vender vuelos que salgan de la Tierra y den la vuelta a la Luna», asegura Tosar. Estos viajes están programados para el 2023 y, si mantiene los precios que cobra en la actualidad a la NASA, un pasaje rondaría los 55 millones de dólares.

«Algunas compañías, como Space X, están más enfocadas en el desarrollo tecnológico. En otras, hay menos ciencia. Pero, desde luego, lo que han visto todas es que una de las oportunidades de negocio para el futuro está en los cohetes, los satélites y la minería espacial», añade Briones.

La minería de los asteroides podría poner fin a la crisis ecológica

Hierro, zinc, estaño, plata, oro. El ritmo de consumo de la sociedad actual es incompatible con la salud del planeta. La explotación de recursos minerales continúa generando un desastre ecológico y las materias primas se agotan. Pero la minería espacial podría poner fin a este panorama, ya que en los asteroides abundan muchos de estos elementos.

Borja Tosar, astrofísico, no tiene dudas: «Todos estos avances en tecnología aeroespacial que vemos hoy, acabarán en nuestros bolsillos. En nuestros coches, en nuestros móviles. Cada paso de esta exploración del cosmos, nos acerca a la minería espacial».

«Para dar el salto hace falta abaratar más los costes», recuerda el también astrofísico Javier Armentia. «Ni Richard Branson ni Jeff Bezos son innovadores en la materia. En cambio, los cohetes reutilizables de Space X han logrado disminuir gastos en un factor 6 a 10 y en el futuro serán más baratos». Sin embargo, advierte: «El espacio es altamente contaminante de cara a la sostenibilidad energética y climática. O ideamos sistemas alternativos para descarbonizar los viajes, o nos la estamos jugando».

Por último, Carlos Briones, científico del Centro Nacional de Astrobiología, plantea un dilema ético: «Si somos capaces de llegar a Marte, ¿qué habría que hacer? Si vamos a explotar sus recursos, acabaremos con la vida que exista allí o la contaminaremos. Ser respetuosos con otras vidas que pueda haber en el cosmos, así sean microorganismos, sería fundamental. Ya hemos cometido muchos errores en nuestro propio planeta».