Antonio Moreno: «Tengo miedo del futuro todos los días, porque la esclerosis múltiple avanza»

SOCIEDAD

Alejandro Estal

En el 2018, un dolor en una pierna le llevó al hospital y le detectaron la enfermedad

18 dic 2021 . Actualizado a las 19:08 h.

A Antonio le cambió la vida en la Navidad del 2018. El 26 de diciembre de aquel año, entró al hospital para hacerse unas pruebas por un dolor en una pierna, y salió con un diagnóstico de esclerosis múltiple. Esta enfermedad, que deteriora poco a poco el sistema nervioso, es la primera causa de discapacidad de occidente.

«Esa Nochebuena salí de trabajar y les dije a mis compañeros que les vería en tres días porque tenía que ir a Madrid a mirarme una cosa que nadie sabía lo que era», relata Antonio, que acaba de cumplir los 41. Lo que iba a ser una prueba de apenas 20 minutos duró cuatro horas. «Me dijeron que tendría que quedarme ingresado porque todo apuntaba a que tenía esclerosis». Él ya lo sospechaba: «Pero nunca lo piensas del todo».

En el 2017 comenzó a sentir un dolor que le obligaba a cojear. «Yo al principio pensaba que solo se me había pinzado un nervio». Hasta aquella Navidad pasaron meses de incertidumbre y, cuando llegó el diagnóstico, el mundo se le cayó encima: «Cuando te lo dicen, lloras, es lo primero que haces. Ya después cada uno intenta salir para adelante, pero en cuanto me lo dijeron, lloré».

Inmediatamente después vino el miedo. Miedo a no valerse por si mismo, a la enfermedad y a lo que irá llegando con el tiempo. «Pienso mucho en el futuro, es lo que más miedo me da, porque esto es progresivo». Antonio cojea, se apoya en un bastón para caminar. Tiene problemas con su brazo derecho y se para al hablar de vez en cuando. Por ahora, nada más. La esclerosis afecta al sistema nervioso central. Los nervios de nuestro organismo están recubiertos por mielina, como una capa blanca que recubre un cable. En este tipo de pacientes la capa va desapareciendo y el nervio no puede conducir bien las señales del cerebro. Y no hay cura. Pero los tratamientos han avanzado y puede ralentizarse su camino. No es una sentencia de muerte, ni afecta a la esperanza de vida, como sí ocurre con la esclerosis lateral amiotrófica. Ambas patologías suelen confundirse.

La esclerosis múltiple es conocida como la enfermedad de las mil caras, porque en cada caso se presenta de forma diferente. Algo en lo que quiere insistir Antonio: «Esta es mi experiencia, pero mi enfermedad no será nunca la misma que la del de al lado. A mí me está afectando de una manera, pero hay mil recorridos».

Es de Zamora y veterinario, un trabajo que ya no puede realizar. Su día a día nunca es el mismo. «Un día no puedes hacer nada y al siguiente quieres comerte el mundo, es lo que tiene esta enfermedad». Durante un tiempo intentaba tener el control de sus síntomas todo el rato, pero ha aprendido a sobrellevarlo: «No me torturo por no poder hacer cosas algunos días, porque no depende de mí. Es que yo no domino mi cuerpo».

En este camino no está solo. En cuanto le diagnosticaron llamó a su novia, que se plantó en Madrid en unas horas. «Yo soy un afortunado, tengo muchísima suerte y la esclerosis me ha valido para darme cuenta de que no voy a estar solo». No todo es de color de rosa, porque un diagnóstico como este aparta a la gente. «Algunos amigos ya no están», dice. Pero la mayoría no le abandonan: «Entienden que igual no puedo estar todos los días, pero que sigo estando ahí».

Para convivir con esta enfermedad hay ayuda. No solo del entorno. Antonio pertenece a la Fundación de Esclerosis Múltiple y allí va a terapia. «El miedo es una parte muy importante de todo esto y hay que trabajarlo». Las psicólogas de esta entidad, que lleva más de 30 años en guerra contra el mal, le ayudan a digerir la parte mental de la enfermedad. Los pacientes sienten, a menudo, un cuadro de angustia intensa ante la falta de autonomía y la dependencia que empiezan a tener de los demás. «A una persona con esclerosis le diría que no se aísle y que busque ayuda. Nadie puede afrontar algo como esto solo».

La enfermedad no es el fin del mundo. «Ayer estuve en la playa con unos amigos, hoy hablo contigo y el fin de semana intentaré salir a hacer algo por ahí», relata Antonio, que dice intentar vivir intensamente el día a día, o al menos, «el día a día que puedo vivir».