Problemas de suministro de antibióticos para niños en plena ola de infecciones

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Una farmacéutica atiende a un cliente
Una farmacéutica atiende a un cliente CONSEJO AUTONÓMICO DE COLEGIOS D | EUROPAPRESS

Padres y farmacias advierten de la escasez de amoxicilina de 250 miligramos

10 nov 2022 . Actualizado a las 08:57 h.

En el último mes, Laura cruzó la puerta de urgencias pediátricas con sus dos hijas, de tres y seis años, hasta en tres ocasiones distintas y otras dos la de su centro de salud; todas, por infecciones, tanto respiratorias como de oídos. Los médicos les recetaron antibiótico, amoxicilina de 250 miligramos en polvo para suspensión oral, pero cuando fue a por él a la farmacia no quedaba ni un solo bote. Probó en la siguiente y la respuesta fue la misma: no hay. Y así, inició un desquiciado peregrinaje de botica y botica hasta que finalmente recaló de nuevo en urgencias para después de muchas horas de espera pedirle al doctor una nueva receta, con otro principio activo distinto. Este lunes la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios emitía una alerta confirmando los problemas de suministro de la Amoxicilina Normon de 250 miligramos, tanto del frasco pequeño como del grande. No está previsto que la distribución de este fármaco, de prescripción común, se reponga hasta finales del mes de enero.

Hasta seis presentaciones de amoxicilina están teniendo problemas de suministro, según el listado del Ministerio de Sanidad, pero no son los únicos medicamentos que están llegando a cuentagotas a las farmacias. Desde los colegios gallegos confirman la escasez de, entre otros, el clonazepam y el lorazepan (ansiolíticos), el Singulair (utilizado en el tratamiento del asma bronquial y para el alivio de alergias), el clotrimazol vaginal (antifúngico), alguna píldoras anticonceptivas como Loette e incluso el ácido acetilsalicílico (aspirina). «Es cierto que hay falta de suministro de algunas marcas, pero no del medicamento en sí —aclara Nacho Pérez, de la cooperativa de distribución Bidafarma—. No podemos hablar de desabastecimiento». El problema es que si no hay existencias del producto recetado —u otro equivalente— ni de la presentación requerida es necesario obtener una nueva prescripción, y en plena ola de infecciones no es fácil ni tampoco ágil: atención primaria no está dando citas con márgenes inferiores a una semana y la espera en urgencias ronda actualmente entre las tres y las cinco horas.

Para los niños más pequeños, las suspensiones en polvo son las ideales. «Hay presentación de antibiótico pediátrico también en sobres, pero el formato en jarabe permite calcular la dosis en función del peso, algo fundamental en pediatría —explica la especialista María Garcés—. Un sobre de 500 miligramos, que corresponderían a 10 mililitros de jarabe de 250 mg/ 5 ml, es una dosis para un niño de más de 20 kilos. Es fundamental disponer del producto en suspensión, en jarabe, para calcular la dosis correcta para niños más pequeños».

Elva García con un test covid en una imagen de archivo
Elva García con un test covid en una imagen de archivo EDUARDO PEREZ

«Faltan medicamentos de marca, pero también el genérico; no podemos hacer una sustitución» 

En caso de rotura de stock, los farmacéuticos tienen capacidad hacer sustituciones de medicamentos, incluso de aquellos que solo pueden ser despachados con receta médica. Pueden dar alternativas: ofrecer un genérico en lugar del fármaco de marca que se les pide o dar otro de otro laboratorio que sea sustituible. El problema es que, para algunos productos, no está habiendo opciones. «Faltan medicamentos de marca, pero también sus genéricos, con lo cual estamos bloqueados —confirma Elva García, de la farmacia coruñesa FRA—. E incluso en fármacos con diferentes presentaciones, por ejemplo la aspirina, hay carencia en sobres y también en tableta». Apunta la farmacéutica que los déficits puntuales son algo habitual, pero que nunca como ahora habían tenido tantos problemas de suministro prolongados en el tiempo. «Y la gente está nerviosa», admite. 

No hay explicaciones oficiales sobre los cajones vacíos de las boticas, pero el sector comenta en voz baja dos grandes razones de peso con las que coincide la distribución: el aumento de los costes de producción y el bajo precio de los medicamentos en España, fijado por el Gobierno. A los laboratorios cada vez les cuesta más fabricar, están teniendo problemas con los principios activos y con el cartonaje, con los envases de aluminio que vienen de Asia y no están llegando con fluidez. «Los grandes laboratorios muchas veces prefieren llevarse el medicamento a otro país, porque se lo pagan mejor», señalan las distribuidoras. Los medicamentos están regulados, su precio está fijado, independientemente de lo que cueste fabricarlos. «Y la industria farmacéutica no está para perder dinero —concluye García Fra—. En vez de vender aquí, se vende fuera».