Los mayores premios de la historia de la televisión: del apartamento en Torrevieja al bote millonario de «Pasapalabra»

R. Cordobés

SOCIEDAD

El presentador de «El precio justo», Joaquín Prat, rodeado de las azafatas del programa
El presentador de «El precio justo», Joaquín Prat, rodeado de las azafatas del programa

¿Qué haría con 2,2 millones de euros? Aunque muchos espectadores sueñan con llevarse la cantidad que Rafa Castaño ganó este jueves en el que ya es el mayor bote de la historia de Pasapalabra, hubo una generación que creció soñando con el apartamento en Torrevieja del Un, dos, tres y muchas otras que se imaginaban millonarias... pero en pesetas. Así han evolucionado los premios más suculentos de la historia de la televisión en España

18 mar 2023 . Actualizado a las 14:02 h.

¿Qué haría con 2,2 millones de euros? Pasapalabra, el concurso que rompe récords de audiencia en Antena 3, ha batido su propia marca este jueves —y poco tiene que ver con el número de espectadores— al entregar el mayor bote de su historia. Son muchas las personas que hoy querrían estar en la piel (o tener el mismo contenido en la cuenta bancaria), que Rafa Castaño, el ganador del rosco. Sin embargo, hubo una generación de espectadores que creció soñando con un apartamento en Torrevieja. Era el premio más codiciado de Un, dos, tres… responda otra vez. Un concurso que monopolizaba las miradas a la pequeña pantalla en los años 70, cuando los televisores comenzaban a entrar en los hogares españoles, pero que tuvo su época dorada hasta bien entrados los ochenta. Con el paso del tiempo, se empezó a soñar con los escapares de El precio justo o con premios millonarios... pero en pesetas, como los que se repartieron en Quién quiere ser millonario en los noventa. Con el nuevo milenio, se siguió soñando, pero en euros, con llevarse el bote ¡Boom! o con el coche de la Ruleta de la suerte. Así han evolucionado los premios más suculentos de la historia de la televisión en España.

¡Boom! y Pasapalabra monopolizan el top 3

Para ser justos, aunque por razones evidentes Pasapalabra centra todas las miradas esta semana, no ha logrado batir el récord. ¿Cuál es el mayor bote de la historia de la televisión en España? La cantidad más elevada corresponde a ¡Boom!, un programa que se emitía de lunes a viernes en Antena 3 entre el 2014 y el 2022 y que ahora regresa en un formato de fin de semana. El concurso otorgó la friolera cantidad de 6,7 millones de euros —6.689.700 euros, para ser exactos— a Los Lobos, un equipo que supo ganarse el cariño del público tras permanecer dos años en primera línea. Valentín, Manuel, Erundino y Alberto se hicieron con el preciado premio el 16 de mayo del 2016, del que 4,1 millones correspondían al bote y la cantidad restante al dinero acumulado por su participación. Pero no fue el único hito del concurso presentado por Juanra Bonet.

Los Lobos fue el equipo más famoso de «¡Boom!»
Los Lobos fue el equipo más famoso de «¡Boom!» Antena 3

¡Boom!, de hecho, hace doblete en el podio de los botes más suculentos de la televisión. El segundo premio más alto entregado en España corresponde al mismo programa. El equipo Rockcampers ganó 2,3 millones de euros —la cantidad exacta es de 2.326.500 euros— el 8 de junio del 2016. El bronce corresponde, ahora sí, a Pasapalabra y su bote de 2.727.000 euros, que al fin tiene dueño: Rafa Castaño.

Los mayores premios del siglo XXI

El resto del top 10 corresponde, en exclusiva, a estos dos programas, aunque no al canal que los emite. Cabe recordar que Pasapalabra se emitió durante años en Telecinco, hasta que perdió los derechos en octubre del 2019, por lo que el formato regresó a Atresmedia, donde había sido estrenado dos décadas atrás. En cualquier caso, el cuarto premio más jugoso de la historia recayó sobre Eduardo Benito en 2006, cuando se llevó 2.190.000 euros tras completar el rosco, en la etapa en que se emitía en Antena 3. Ya en la época de Mediaset, David Leo ganó 1.866.000 euros, el quinto mayor premio de la historia. Los siguen Pablo Díaz con su bote de 1.828.000 euros en el 2021, y Juanpe Gómez, con 1.674.000 euros en el 2009.

Hay que irse hasta el octavo puesto del ránking para encontrar de nuevo a ¡Boom! El equipo de Los Dispersos ganó 1.546.400 euros en el 2021 gracias a permanecer imbatibles durante año y medio, aunque no se hicieron con el bote. Completan la lista los exconcursantes de Pasapalabra Fran González, que se hizo con 1.542.000 euros en el 2019, y César Garrido, que se llevó 1.524.000 euros en el 2012.

Lo cierto es que en España solo tres concursos han repartido botes millonarios, al menos si se habla en euros. A los dos espacios ya mencionados solo se suma El Juego del Euromillón, un programa emitido en Telecinco entre 1998 y el 2001 y presentado por Paula Vázquez en el que una concursante llamada María llegó a llevarse el premio más alto, de un millón de euros.

Imagen del concurso de Televisión Española «Un, dos, tres», en la etapa de Mayra Gómez Kemp como presentadora
Imagen del concurso de Televisión Española «Un, dos, tres», en la etapa de Mayra Gómez Kemp como presentadora

Durante las décadas de los 2000 y los 2010 existieron programas que promocionaban en el propio título premios de siete cifras. Es el caso de Atrapa un millón o de ¿Quién quiere ser millonario?. Curiosamente, ninguno de los dos entregó nunca un bote superior a 300.000 euros. Sin embargo, el segundo concurso sí que fue fiel a su nombre en la época de las pesetas, cuando fue concebido y estrenado. Enrique Chicote protagonizó uno de esos momentos que ya forman parte de la historia de la televisión en el año 2000, al utilizar el comodín de la llamada para decirle a su mujer que iba a ganar el concurso. «Maribel, te llamaba para decirte que me voy a llevar 50 kilos», espetó ante un sorprendido Carlos Sobera. Se refería a 50 millones de pesetas (300.505,79 euros).

Más allá de los premios monetarios, existieron otros bienes codiciados por los espectadores de estos concursos, pese a que su valor en euros dista, y mucho, de ser millonario. Es el caso de los coches de La Ruleta de Suerte, que se emite en Antena 3 desde el 2006.

Años 90 y 80: botes millonarios, pero en pesetas, y premios en especie

Si bien Enrique Chicote ganó el bote de ¿Quién quiere ser millonario? en el 2000, este año corresponde aún a la década de los 90. Una época en que los concursantes aspiraban a muchos más botes millonarios debido a la vigencia de las pesetas. Como aclaración para la generación Z y los millenials más jóvenes, un millón de pesetas corresponde a 6.010 euros. El premio de los «50 kilos» fue el mayor que se repartió en esta moneda en la historia de la televisión en España.

El presentador de «El precio justo», Joaquín Prat, rodeado de las azafatas del programa
El presentador de «El precio justo», Joaquín Prat, rodeado de las azafatas del programa

Hay que irse hasta la década de los ochenta para encontrar el récord anterior. Manuel Martínez Couto, un camarero de Lugo, ganaba el escaparate final de El precio justo en 1989. En este programa, que inicialmente se emitía en TVE y estaba presentado por Joaquín Prats, los concursantes debían acercarse lo máximo posible, pero sin pasarse, al valor de todos los elementos que aparecían en un escaparate. Si lo hacían con una diferencia menor a 300.000 pesetas, se llevaban todos los regalos del panel. En el caso del gallego, el valor de los objetos que se mostraron en su escaparate sumaba más de 40 millones de pesetas, aunque se las llevara en especie.

Los premios en especie fueron uno de los grandes tirones de los concursos televisivos en las décadas de los ochenta y los noventa. De hecho, el mejor ejemplo se encuentra en un formato estrenado ya en los años 70. Un, dos, tres... responda otra vez, el famoso programa ideado por Chico Ibáñez Serrador, sentó un precedente con sus coches, sus apartamentos y sus viajes al extranjero. El mayor premio que se dio en el programa se lo llevó la pareja formada por Jesús y Josefina en 1992: un coche, un apartamento en Javea, un yate y 5 millones de pesetas.

Años 70: los regalos de Un, dos, tres sientan el precedente

 Un, dos, tres fue, de hecho, el germen de este tipo de programas. Su estreno en 1972, aún en dictadura, supuso un auténtico bum y aún a día de hoy se habla de él como el concurso más famoso de la historia de la televisión en España. Pese a que no todos los hogares disponían de televisor, quienes tenían la fortuna de reunirse los sábados por la noche frente a la pantalla encontraban en este programa una excusa para mantener la ilusión en tiempos en que el blanco y negro de las emisiones reflejaba los colores que teñían la sociedad de la época.

Más allá del famoso apartamento en Torrevieja, había numerosos regalos que llamaban la atención de concursantes y espectadores. Los coches, por ejemplo, eran uno de los premios más anhelados. El programa regaló diferentes modelos de vehículos, que bien podrían servir para trazar la evolución automovilística en España: del Seat 850 de los años 70 a los Peugeot de los noventa, pasando por los Panda o los Volkswagen Golf de los ochenta. También se llegaron a repartir cuantiosas cantidades de dinero, en alguna ocasión superior al millón de pesetas, y viajes de ensueño a destinos como Nueva York o Panamá.

Una de las particularidades del formato —y que luego se exportó a otros como Allá Tú— es que los finalistas no sabían cuál era el premio hasta el final. Debían elegir entre una serie de objetos que llevaban una tarjeta en la que el presentador o presentadora leía una especie de pista. Los concursantes iban descartando regalos hasta quedarse con uno, que podía ser el ansiado apartamento en Torrevieja, una lavadora o siete llaveros de la mascota del programa, la calabaza Ruperta. Y es que a lo largo de las más de tres décadas, aunque de forma intermitente, que se mantuvo en antena, se entregaron premios tan locos como cien armónicas, unos neumáticos pinchados, un camello, dos metros cuadrados de tierra en un cementerio o que un corneta se presentara en su domicilio a las 8.00 horas para levantarlos a toque de diana.

¿Se imaginan que Orestes o Rafa hubiesen ganado 2,2 millones de cerillas? Ni siquiera batirían el récord. En Un, dos, tres llegaron a entregar dos millones y medio.