Los expertos temen la aparición de miles de casos de sarampión en Londres por la baja inmunización

JUAN ALONSO LONDRES / E. LA VOZ

SOCIEDAD

Un niño recibe la vacuna del sarampión dentro de programa de Unicef.
Un niño recibe la vacuna del sarampión dentro de programa de Unicef. Unicef

Las autoridades británicas advierten de una mayor incidencia ante la relajación de la vacunación tras la pandemia de covid

01 ago 2023 . Actualizado a las 09:00 h.

Los virus no dejan de darles sustos a los británicos, y en particular a los londinenses. A finales del año pasado, apenas unos meses después de levantadas las restricciones impuestas por la pandemia del covid-19, el hallazgo de trazas del patógeno responsable de la polio en las aguas residuales de la capital británica disparó las armas. Y ahora ha seguido la advertencia de las autoridades sanitarias de que la ciudad podría padecer un gran brote de sarampión, en buena parte auspiciado por la relajación en la vacunación contra esta infección.

La alarma la dio hace unos días la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido (UKHSA, por sus siglas en inglés), que informó que en lo que va del año ha registrado un repunte en el número de casos de sarampión. En los primeros seis meses del 2023 el organismo contabilizó 128 casos, frente a 54 en todo el 2022, y el 66 % de ellos ocurrieron en Londres.

Aunque el riesgo de una epidemia en todo el Reino Unido es bajo, desde la UKHSA afirmaron que en la capital británica la situación es distinta y que allí se están dando las condiciones para un gran brote, que podría dejar hasta 160.000 afectados. ¿La razón? La caída en los niveles de vacunación que se viene registrando en los últimos años y que se ha acentuado tras la pandemia del coronavirus.

En algunas zonas de la ciudad, solamente el 69,5 % de los niños menores de dos años han recibido las dos pautas de la MMR, la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubeola. En el resto del país, el grado de vacunación es del 85 %, un dato que está lejos de la meta del 95 % fijada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). España, por el contrario, sí cumple con este objetivo y la enfermedad ha sido declarada eliminada por el organismo sanitario mundial, que explica que los casos que se producen son importados. Pero no parece ocurrir lo mismo en Londres, donde sí se han detectado episodios de transmisión comunitaria. De momento, sin embargo, la situación está controlada.

Entre bulos y colapso

El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa y puede ser peligrosa para niños menores de 5 años, adultos mayores de 20, mujeres embarazadas y personas con el sistema inmunitario débil, como quienes padecen de leucemia o VIH. Sin embargo, se puede prevenir fácilmente con un pinchazo. Entonces, ¿por qué viene cayendo la tasa de inmunización en el Reino Unido? Los expertos achacan la situación a la propagación de bulos.

«Durante la pandemia, vimos circular de manera generalizada y sistemática información errónea sobre la seguridad de las vacunas contra el covid-19, lo cual, como era de esperar, provocó una menor confianza en las vacunas», afirmó el profesor de Fisiología de la Universidad de Swansea, Simon Willams, en un artículo científico.

Tras aseverar que los bulos sobre las vacunas son difíciles de eliminar, el experto recordó el «infame estudio de 1998» que vinculó falsamente las vacunas MMR con el autismo. «Pese a que fue desacreditado por completo, todavía tiene efectos negativos 25 años después. Esto se puede ver en las teorías conspirativas difundidas por destacadas voces antivacunas en países como Estados Unidos y en la vacilación que sienten los padres comunes en países mucho menos ricos, como Kirguistán», apuntó.

Pero las mentiras sobre las vacunas no son la única explicación; los retrasos que la pandemia provocó en determinados tratamientos, como las campañas de inmunización infantil, son otra de las causas. Desde la Asociación de Gobiernos Locales (LGA) denuncian que la fragmentación del sistema público de salud y la falta de coordinación entre las escuelas y la sanidad ha reducido la efectividad de las campañas de vacunación.