Del hielo a los anillos de los árboles, así se investiga el clima del pasado

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Cata de nieve. Los investigadores Arwyn Edwards y Joseph Cook cavan un agujero en la Isla de Livingston (Antártida), donde está la base española Juan Carlos I. Esta tarea, conocida como «cata de nieve», consiste en extraer un testigo de hielo profundo para estudiar el clima antiguo.
Cata de nieve. Los investigadores Arwyn Edwards y Joseph Cook cavan un agujero en la Isla de Livingston (Antártida), donde está la base española Juan Carlos I. Esta tarea, conocida como «cata de nieve», consiste en extraer un testigo de hielo profundo para estudiar el clima antiguo. Xavier Fonseca

La temperatura del pasado julio no tiene precedentes en 120.000 años

06 dic 2023 . Actualizado a las 18:23 h.

Durante el transcurso del pasado mes la temperatura media global alcanzó y superó los 17 grados. Es la primera vez que la civilización humana convive con una atmósfera tan cálida. A propósito de este registro, la comunidad científica señaló una realidad que ya era conocida y que consta en los informes publicados por el Panel de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC). La Tierra se calienta actualmente con una intensidad inédita en 120.000 años. Y como julio fue el más cálido de toda la era instrumental, justo cuando la media mundial empezó a dispararse, la conclusión cae por su propio peso. Acabamos de dejar atrás los días más cálidos en 120.000 años. Claro que cuando alguien escucha el dato inevitablemente se pregunta: ¿cómo se sabe eso si por entonces no existían los termómetros?.

Efectivamente, hace tanto tiempo no solo no había instrumentos para medir, sino que la humanidad estaba dando sus primeros pasos. Sin embargo, para conocer el clima del pasado, la ciencia acude a algo mucho más antiguo que el propio ser humano: la naturaleza. «Hai indicadores naturais que son sensibles ao clima e que poden almacenar información sobre como lles afectaron os cambios», señala Armand Hernández, investigador Ramón y Cajal en el Centro de Investigaciones Científicas Avanzadas de la Universidad da Coruña.

La lista de testigos naturales que contienen valiosa información sobre el pasado de la Tierra incluye sedimentos marinos, rocas, corales, conchas de bivalvos, anillos de los árboles y el hielo de los polos, entre otros. «Por exemplo, os aneis das árbores son moi bos para estudar os últimos séculos cunha resolución moi alta, analizando ano tras ano. Cos sedimentos mariños podemos retroceder moito no tempo, aínda que non dispoñemos de datos anuais, senón de décadas ou séculos», destaca Hernández.

De toda la información que puedan aportar los testigos naturales sobre el pasado hay dos parámetros que resultan especialmente importantes: el dióxido de carbono y la temperatura. «Nas sondaxes de xeo que se realizan na Antártida e Groenlandia analízanse as burbullas que quedan atrapadas e que describen as características do aire no momento no que se formou», explica Armand.

La paleoclimatología, como cualquier otra ciencia, no está exenta de incertidumbres, pero gracias a los avances tecnológicos ya es posible realizar análisis con bastante resolución sobre tiempos pretéritos, llegando a relacionar la temperatura y estación del año. «Volvendo ao xeo, por exemplo, se en 20 metros temos un millón de anos o que facemos logo e crear modelos que nos din cantos anos equivalen a un centímetro de xeo ou milímetro e con que época correspóndese», asegura.

Lo que sí parece bastante seguro es que la ciencia conoce bien las condiciones de los últimos 120.000 años como para asegurar que el 2023 no tiene precedente en este período. «O dato é fiable porque non podemos esquecer que medimos cousas que xa pasaron. Isto non son modelos que tratan de saber como pode ser o clima futuro. Nós traballamos con testemuñas que estaban fisicamente nese momento. Loxicamente hai que saber descifrar a información», reconoce el investigador.

Retroceder en el tiempo también resulta importante para tratar de anticipar de qué forma puede evolucionar el calentamiento global antropogénico durante las próximas décadas. Las proyecciones señalan que la media global aumentará 3 grados. «Hai ciclos climáticos que non se poden estudar en 150 anos, que é cando comeza o cambio pola Revolución Industrial. Investigar o pasado permítenos coñecer os grandes ciclos do clima da Terra, saber diferenciar cando son episodios naturais e tamén para testar a fiabilidade dos modelos que estudan precisamente o futuro. Se queres saber se o teu traballo funciona probas co pasado e se concorda co que están apuntando as testemuñas naturais sabes que é fiable», concluye.