Funerales personalizados, velatorios exprés y cada vez más incineraciones

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Martina Miser

El sector lamenta no haber sido informado del nuevo decreto mortuorio de la Xunta

27 oct 2023 . Actualizado a las 11:06 h.

Morirse ya no es lo que era. Ni velatorios en casa —residuales, incluso en las zonas rurales— ni apenas ataúdes abiertos; flores, las justas y las ceremonias de despedida, cada vez más cortas y austeras. La mayoría de los tanatorios echan el cierre de noche —herencia del covid— y, a pesar de que los entierros siguen siendo primera opción, las incineraciones se han triplicado en España en los últimos 15 años. La sociedad ha cambiado y, con ella, la manera de decir adiós a los seres queridos y, aunque en Galicia casi la mitad de la población vive en zonas rurales, la vida urbana y la tendencia al individualismo reclaman nuevas formas de lidiar con el duelo, cultos diversos y trámites aligerados. Para adaptarse a estas demandas, el Gobierno gallego dio luz verde esta semana al nuevo decreto de sanidad mortuoria que, entre otras cosas, reduce el plazo para poder llevar a cabo una inhumación —el anterior establecía que tenían que pasar 24 horas de la muerte, a partir de ahora podrán realizarse a las 12— y permite los enterramientos sin ataúd, directamente en contacto con la tierra, si así lo exige la confesión religiosa. El sector funerario lamenta que desde la Xunta no se les haya informado de estos cambios y reprocha a Sanidade el desinterés a la hora de modificar la normativa en el criterio de los implicados.

«Non temos ningunha constancia do novo decreto, non temos coñecemento de nada —asegura Jorge Balado,  gerente del Tanatorio Serfuja, en Lugo, y vicepresidente de la Federación Gallega de Servicios Funerarios—. De feito estamos pendientes de que nos contesten e a ver se polo menos nos mandan algún borrador. Hai catro anos estivemos presentes nunha reunión na que se falaba de isto, pero agora non nos informaron de nada». Sobre la actualización de la legislación, Manuel Jorge Pombo, gerente de Tanatorios Grupo Bergantiños, líder en servicios funerarios de la Costa da Morte, valora positivamente la reducción de los tiempos mínimos de espera. «Para los pueblos y aldeas no creo que tenga mayor significado, pero para las ciudades será un adelanto», comenta.

En cuanto al cambio en los usos y costumbres, ambos mencionan la tendencia al alza de las cremaciones. «No son todos, pero sí muchos los cadáveres que llegan al tanatorio, ocupan una sala, se incineran y posteriormente ya se trasladan al cementerio», resume Pombo. Sin pompa ni boato. «Las tradiciones se han cortado por lo sano y el gasto en los sepelios es cada vez menor», admite. Balado, por su parte, observa que hoy son muchos los funerales personalizados: «Agora danse moitas máis opcións: cerimonias civís, música, festas… ou directamente nada. E isto demostra que hai outras posibilidades para despedir a unha persoa máis que a que coñecíamos, a de facer unha misa e un funeral na igrexa e enterrar». Destaca, además, que la tecnología ha cambiado las dinámicas, sobre todo las respectivas a la comunicación. «A pesar de que as esquelas seguen a publicarse en papel, tamén se consultan a través da pantalla. Saen na prensa e na radio, pero aumentaron as publicacións en aplicacións específicas das empresas funerarias e noutro tipo de plataformas».

4.000 euros un entierro en A Coruña y 6.000 en Vigo

La ciudad más cara para morirse es Vigo, donde el coste medio de un entierro supera los 6.000 euros, y la más barata es Zaragoza, con un coste medio de 2.539, según un estudio de Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que para su elaboración solicitó el presupuesto en 113 funerarias de 29 ciudades españolas, partiendo de un entierro estándar e incluyendo el alquiler de un nicho durante un período mínimo de cinco años. En A Coruña, todos los trámites ascienden a 3.900, ligeramente por encima de la media nacional, que se sitúa en 3.739 euros. El precio medio de una incineración es muy similar, 3.617 euros. Los conceptos con mayor peso en la factura son el féretro, el cementerio y el tanatorio.

Las demandas de los españoles: inmortalidad en el metaverso, IVA rebajado y servicios funerarios ecológicos

La pandemia del coronavirus supuso para muchos un antes y un después en la manera de afrontar que hoy estamos aquí y mañana quizá no. El interés de los españoles por contratar en vida seguros de decesos, incluso por planificar su funeral, es desde entonces cada vez mayor, con el 46,7 % de personas aseguradas en el 2021 (47,91 % en Galicia). Les preocupa, sobre todo, el elevado IVA que se cobra en nuestro país a los servicios mortuorios, con una tasa del 21 % en la factura por suministro de ataúd, velatorio, transporte funerario, entierro o cremación, y se inclinan cada vez más por funerales sostenibles. Para reducir el impacto medioambiental lo que se promueve es el uso de ataúdes ecológicos —con madera certificada no procedente de talas indiscriminadas y barnices al agua y sin elementos metálicos—, coronas de flores cultivadas ecológicamente, sudarios y otros materiales biodegradables.

Según el último Barómetro del Sector Funerario, elaborado el año pasado por Funos, las ceremonias del futuro serán sobre todo laicas, pero se mantendrán los servicios tradicionales de velatorio y sepelio; el encuentro social seguirá siendo una necesidad durante el duelo. Habrá menos flores y más elementos multimedia, y las despedidas tenderán a ser menos tristes. Además, casi uno de cada cuatro españoles está dispuesto a que se cree un perfil suyo con todas sus características humanas en el metaverso con la finalidad de mantener su espíritu con vida después de su muerte. En el futuro los robots humanoides, los implantes cerebrales y el almacenamiento de datos podrían hacer posible la transferencia de las funciones cerebrales y la memoria de personas fallecidas a robots.