El viento augura una jornada más que desapacible en los cementerios gallegos

j. v. lado / d. vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

ANGEL MANSO

El Concello de A Coruña cierra el acceso principal de San Amaro a partir de las 16.00

01 nov 2023 . Actualizado a las 10:42 h.

La previsión del tiempo apunta a una festividad de Todos los Santos y un día de Difuntos más que desapacibles. Tanto que, según a qué horas y en qué lugares, puede resultar incluso peligroso acercarse a los cementerios por el riesgo de caída de macetas y otros objetos debido al fuerte viento.

MeteoGalicia pidió ayer, a través de los micrófonos de Voces de A Coruña de Radio Voz, que se tenga especial precaución a partir de hoy por la tarde, debido a que está previsto que las rachas de viento puedan llegar a superar los 100 o los 110 kilómetros por hora. Está decretada alerta naranja, y por ello desde el Concello de A Coruña han anunciado que la puerta principal del cementerio de San Amaro estará cerrada a partir de las cuatro de la tarde. Al coincidir con el día de Todos los Santos, cuando muchas personas visitan el cementerio para honrar a sus muertos, se optará por mantener abierto el acceso lateral, ya que, al no haber árboles en las inmediaciones, se considera más seguro.

Desde MeteoGalicia indicaron que va a entrar un frente activo desde este martes al miércoles, que traerá lluvia intensa tanto a la ciudad como al área metropolitana. En este sentido, indicaron que la causante de esta situación es una borrasca profunda que se aproximará a Galicia en la segunda mitad del día, que va a dejar un temporal de otoño. Por ello se pide que se evite cualquier riesgo en el exterior en todo el tercio norte de la comunidad. Lo que más preocupa son las rachas de viento, que convierten los adornos florales de los camposantos en un verdadero peligro para la integridad física de los visitantes y los responsables de la limpieza y el mantenimiento. «Mañá haberá que volver a levantalas todas (las macetas). Eu dígolle á xente que as achegue ben atrás, pero tampouco fai moito xeito, porque os centros [de flores] son redondos», explica José Antonio Varela Fernández, que está a punto de cumplir ocho años a cargo del mantenimiento del cementerio de Bértoa, en Carballo, que, con más de seis mil nichos, es uno de los más grandes de la zona.

Aunque recibe frecuentes elogios por lo limpio y cuidado que está el recinto, él no se siente especialmente satisfecho con cómo se encuentra en esta ocasión. «Houbo un par de anos —o pasado tamén algo— nos que aínda se quedou bo día, pero normalmente toca auga, moita auga. O que pasa é que esta vez leva dúas semanas que non hai maneira. As follas están tan pegadas ao chan que non es quen de varrelas, e, claro, hoxe coa xente toda por aquí adiante non te podes poñer a sopralas», detalla el operario, que, por más vueltas que le da, no encuentra ninguna solución mágica, «porque os nichos que teñen vidro —que aquí, en verdade, son moi poucos— tampouco deixan sitio para meter os centros, entre o mármore e o vidro apenas hai espazo».

El otro gran caballo de batalla, al margen de las flores, son las velas. En el cementerio de Carballo, como en otros muchos de toda Galicia, cada vez hay más gente que apuesta por las eléctricas, que llevan una pequeña pila, simulan la llama y no se apagan. Pero todavía son minoría. «Á xente o que lle importa é que estea acendida ese día, e as eléctricas son caras, así que por un euro ou euro e pico amáñanse», detalla José Antonio, al que no le queda más remedio que tirar muchas al contenedor, porque, «unha vez que caen e se mollan, acabouse a candea».