María Neira: «En Dubái no se negocian las emisiones de CO2, se negocia con nuestra salud»

José A. González MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente en la Organización Mundial de la Salud (OMS)
María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y del Ambiente en la Organización Mundial de la Salud (OMS)

La médica española lidera a la OMS en la COP28, que celebra este domingo el primer Día de la Salud en una cumbre del clima

03 dic 2023 . Actualizado a las 15:40 h.

El pasado mes de agosto, el más cálido de la historia, fallecieron en España 5.434 ciudadanos, según la aplicación Mortalidad Atribuible en Verano por Calor en España (MACE). Y alrededor de 30.000 personas mueren por causas relacionadas con la contaminación atmosférica, apunta Ecologistas en Acción. «Muchos profesionales sanitarios ya ven en su trabajo diario el impacto del cambio climático», señala María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medioambiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este domingo, por primera vez en la historia de las cumbres climática, la COP28 tendrá un día oficial dedicado a la salud. La doctora asturiana hace un hueco en su apretada agenda para contarnos qué espera de la cita y avisa: «Se nos va a oír».

—Cumbre número 28 y celebramos el primer día oficial de la salud. ¿Por qué han tenido que pasar casi 30 años?

—Me hago esa pregunta todos los días y no será porque nos hayan faltado argumentos científicos. Quizá nos haya faltado voz para chillar. Llevamos 28 años negociando con urgencia y yo que soy médico no comparto para nada ese sentido de la urgencia que tienen los negociadores. Esto hay que resolverlo lo más rápido posible y si esta es la mayor crisis a la que la sociedad se ha enfrentado, algo falla en esa capacidad de afrontar una emergencia.

—Va a ser la voz de la OMS en la COP28, ¿cuál es el mensaje que quiere transmitir?

—No queremos que nadie deje esta cumbre sin saber que el cambio climático afecta a la salud humana. La contaminación atmosférica mata a millones de personas al año en todo el planeta y si promovemos sistemas de producción sostenibles ahorraremos 5 millones de muertes por malnutrición. No hay excusas y la clave es que todos los países entiendan que no solo están negociando las emisiones de CO2, están negociando también con nuestra salud.

—¿Y cómo de optimista es con estos mensajes y que los políticos abandonen esas excusas?

—En salud pública no te puedes permitir no ser optimista, tienes que serlo a la fuerza. ¿Optimismo? Moderado, porque sabemos que hay muchos intereses, sobre todo, comerciales, pero pensamos ganarles la partida por los argumentos positivos.

—¿Que nos jugamos con esto?

—Si las decisiones que se toman en la COP son las adecuadas, los beneficios podrían ser que respiremos aire mucho más limpio y que por lo tanto podamos disminuir drásticamente los casos de asma, los de enfermedades respiratorias crónicas, los casos de enfermedades neurológicas en los que estamos viendo cada vez más que hay una relación con la contaminación del aire que respiramos. En definitiva, nos jugamos el coste del sector sanitario. Todavía seguimos dando trillones de subsidios en combustibles fósiles y luego el sistema sanitario tiene que pagar las consecuencias con el mismo precio que costaría invertir en energías renovables. Por eso en esta COP nos jugamos la salud.

—En las contribuciones a nivel nacional exigidas tras el Acuerdo de París, las referencias a la salud son escasísimas. En esta segunda ronda que comienza ahora parece haber más. ¿Realmente los gobernantes son conscientes de la importancia de la salud?

—Efectivamente hay una mejora, pero en muchos países los ministros de salud no son ni siquiera invitados a la mesa donde se negocian esas contribuciones nacionales y son decisiones que van a afectar profundamente a la salud de los ciudadanos. Confiamos en que la voz de la salud sea cada vez más fuerte y cada vez sea más un argumento. Me gustaría mucho que la siguiente cumbre del clima fuera liderada por el argumento de la salud y que pudiéramos usar indicadores de salud para verificar o evaluar si las actuaciones que se llevan a cabo están bien encaminadas.

—¿La presencia en esta COP de Dubái, es una invitación de la presidencia o de Naciones Unidas?

—Hicimos nuestro lobby. Aunque también he de decir que fue por los dos y Emiratos Árabes Unidos está de acuerdo. Casi es más por la presidencia por lo que estamos aquí.

—Tienen un día oficial que es justo este domingo, pero la OMS ¿va a participar como mero observador o estará presente en las negociaciones finales?

—Haremos todo el ruido que podamos y molestaremos todo lo que podamos. Tenemos un pabellón de la salud donde tendremos 40 eventos relacionados con la salud y el cambio climático. Estoy contenta con haber llegado hasta aquí, pero ya se me ha pasado. Ahora estoy pensando en el siguiente paso y es estar en las negociaciones y que la salud entre dentro de ellas y se negocie como si fuera una crisis de salud pública y no ambiental. Desgraciadamente, estas no tienen el mismo sentido de emergencia como tienen las crisis de salud.

—¿Con qué mínimo se daría por satisfecha?

—Con nada, cualquier cosa que se consiga será poco porque hablamos de muertes, de sufrimiento y de costes. No puede haber mínimos, sería inaceptable tenerlos. El mínimo es cero muertes por contaminación, por ejemplo.

—¿Y un mensaje positivo?

—Esto es irreversible, la voz de la salud no la van a dejar de oír y nuestros argumentos van a ganar.