Eslovenia: turismo y sostenibilidad es posible

Valentina C. S. Saini LIUBLIANA

SOCIEDAD

VALENTINA C. S. SAINI

La Constitución eslovena dedica cuatro apartados al «entorno vital saludable» y su capital, Liubliana, destaca por su orden y limpieza

26 feb 2024 . Actualizado a las 12:18 h.

A cualquiera que la visite por primera vez, Liubliana, la capital de Eslovenia, le puede resultar asombrosa. Su casco antiguo es muy limpio, ordenado y peatonal, y eso que miles de turistas de toda Europa acuden cada año para admirar sus monumentos y disfrutar de los restaurantes y gostilnas, las tabernas, muy numerosas por todo el país. Los viajeros de Italia, por ejemplo, aprecian mucho la rica oferta cultural y gastronómica de Liubliana y valoran la ausencia del bullicio que caracteriza a cada vez más ciudades culturales del país transalpino. Además, aunque la capital eslovena está repleta de museos, teatros y galerías de arte, y cuente con una de las mejores universidades de Europa Central, también es una de las capitales más sostenibles y concienciadas con el medio ambiente del Viejo Continente, y de hecho ganó el Premio Capital Verde Europea, junto con Copenhague, Oslo, Lisboa y Vitoria.

La mejor forma de moverse por Liubliana es a pie, en bicicleta o en transporte público. Hay muchas zonas verdes y parques como el Tivoli o la colina donde se alza el Ljubljanski grad, la fortaleza símbolo de la capital. Hay más de 4.500 colmenas en Liubliana y sus alrededores, algunas de ellas en los tejados de edificios públicos, y en primavera la ciudad actúa para proteger su población de sapos y ranas, organizando el traslado seguro de los anfibios a los estanques donde crían. Incluso en la artesanía se refleja el amor de los eslovenos por la naturaleza: ejemplo de ello son las decoraciones pintadas en las colmenas, con imágenes inspiradas en historias del folklore local.

Protección animal

El artículo 72 de la Constitución de Eslovenia dedica nada menos que cuatro apartados al «entorno vital saludable», mencionando también la obligación de proteger a los animales de la crueldad, y el artículo 73 está dedicado a la «protección del patrimonio natural y cultural». Cuando, en el 2021, el Gobierno intentó cambiar la ley de recursos hídricos, los ecologistas y la sociedad civil se movilizaron y se celebró un referendo que bloqueó la iniciativa, que habría facilitado la construcción en las riberas de los ríos y en las costas.

Quizá la preocupación de los eslovenos por el medio ambiente se deba a que su país es relativamente pequeño, con una superficie casi un tercio menor que la de Galicia. Gracias a su abundancia de bosques y ríos, montañas y lagos, a Eslovenia se la define como el «corazón verde de Europa», y cada año atrae a millones de turistas (más de 6 millones el año pasado, un auténtico récord), sobre todo italianos, alemanes y austríacos, pero también húngaros, franceses y españoles. «Nuestro país es un concentrado de belleza europea», afirma Gorazd Skrt, experto en turismo y propietario de la agencia Lovely Trips, «porque lo tiene todo: ciudades de arte, castillos, balnearios, montañas, ríos espectaculares y pueblos alpinos, incluso unas playas en el Mediterráneo. Creo que muchos viajeros de Austria, Italia e incluso España vienen aquí precisamente porque encuentran mucho en pocos kilómetros. Además se come muy bien y la gente es muy acogedora». Para Skrt, «es posible conjugar turismo y sostenibilidad, siempre y cuando todo el mundo se esfuerce por encontrar el equilibrio adecuado, dedicando el tiempo y los recursos necesarios».

Por supuesto, Eslovenia no es solo turismo, la industria manufacturera genera el 33 % del PIB. Se trata sobre todo de empresas pequeñas pero avanzadas, dedicadas a sectores de alto valor añadido y poco contaminantes como el farmacéutico. Gracias a todo ello, el país presume de una de las mejores calidades de vida de Europa, no solo para las personas, sino también para los anfibios, las abejas y muchas otras especies.