La Fundación ''la Caixa'' organizó una conferencia sobre este problema, que dificulta el desarrollo como personas
14 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La pobreza ya no se ajusta únicamente a la dificultad económica. Una rama de la investigación explora un nuevo concepto: la pobreza de tiempo, un indicador que refleja el tiempo libre restante después de tomar del trabajo remunerado y no remunerado, más el tiempo de cuidado personal.
La falta de tiempo limita el libre desarrollo a las personas y dificulta que el individuo tenga una participación plena en la sociedad. Además, la incorporación de la mujer al mercado laboral no vino acompañada del reparto equitativo del trabajo no remunerado, como los cuidados del hogar, haciendo que la pobreza de tiempo afecte más a las mujeres, tanto en su salud mental como en su ocio.
Las investigadoras Margarita Vega Rapun, del University College London y autora del estudio The multidimensionality of poverty: Time poverty in Spain, y Sara Moreno Colom, profesora de sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigadora del Centro de estudios sociológicos sobre la vida cotidiana y el trabajo, analizaron el impacto de la pobreza de tiempo en el coloquio organizado por el Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa” y la Time Use Initiative dentro del ciclo El derecho al tiempo, debate clave para el siglo XXI.
«La pobreza de tiempo es un indicador que nos permite dar una medida más completa sobre la pobreza, que normalmente solo recoge la pobreza de ingresos», dice Vega Rapun.
En España, «todas aquellas personas por debajo de 170 minutos diarios serán considerados pobres de tiempo», indica la investigadora, que afirma : «La pobreza de tiempo está feminizada. Al calcularla, tenemos en cuenta el trabajo no remunerado, que hasta ahora no se valoraba, porque no teníamos datos. Un trabajo en el que se incluyen las tareas de limpieza, hacer la comida o el cuidado de los hijos y que aún recae sobre las mujeres. Con este factor, la pobreza se vuelve todavía más severa para las mujeres».
Son las mujeres «las que tienen más trabajos a tiempo parcial y esto no es una casualidad, ya que está vinculado con que están realizando trabajos de cuidados que no les permiten acceder al trabajo a tiempo completo», explica Vega Rapun.
También, durante la pandemia, «además de su trabajo, ellas tuvieron que estar pendientes de lo que pasaba en el hogar y autoexplotarse», indica Moreno, lo que supuso alteraciones del sueño, estrés y ansiedad.
Esta investigadora propone tres líneas para mejorar: reducir la jornada laboral, «pero no valen todas las reducciones, sino que tiene que ser sincrónica y cotidiana si el objetivo es reducir las desigualdades, especialmente de género», conceder permisos para cuidados familiares y cambiar de mentalidad, porque «la pobreza de tiempo se aliviaría mucho si se repartiera mejor el trabajo no remunerado entre hombres y mujeres».