Europa aprueba al límite y con polémica la ley que obliga a restaurar al menos el 20 % de sus ecosistemas terrestres y marinos

redacción LA VOZ

SOCIEDAD

 La ministra austríaca de Medio Ambiente, la ecologista Leonore Gewessler, desafió a su Gobierno para permitir la aprobación definitiva de la ley
La ministra austríaca de Medio Ambiente, la ecologista Leonore Gewessler, desafió a su Gobierno para permitir la aprobación definitiva de la ley Javier Albisu | EFE

La norma salió adelante con el apoyo de la ministra austríaca de Medio Ambiente, que se rebeló contra su propio Gobierno, que pedirá la anulación de su voto

17 jun 2024 . Actualizado a las 20:53 h.

Al límite y en medio de una auténtica crisis política, la Unión Europea ha aprobado este lunes de forma definitiva la polémica ley de restauración de la naturaleza, que obliga a los Estados miembros a restaurar al menos el 20 % de los hábitats contemplados en la nueva norma (desde bosques, pastizales y humedales hasta ríos, lagos y lechos coralinos) para que pasen de un estado deficiente a uno bueno en el 2030, porcentaje que aumentará al 60 % en 2040 y al 90 % en 2050. 

La normativa había sido ratificada en febrero pasado por el Parlamento europeo y consensuada en las reuniones posteriores entre el Parlamento, la Comisión y los estados. Aún así, cuando llegó el momento de su aprobación definitiva en el Consejo de la UE -donde están representados los gobiernos de los 27- no salió adelante por el cambio al no de Hungría.

De esta forma, la legislación volvió de nuevo este lunes a la reunión de ministros de Medio Ambiente de la UE. Y ahí saltó la sorpresa con el cambio de postura de Austria. O para ser más exactos de la ministra Leonore Gewessler (de los verdes), que votó a favor del texto en contra del criterio de su canciller, del principal partido de la coalición (PPE).

Esta decisión no sentó nada bien al canciller de Austria, el conservador Karl Nehammer, que se ha desmarcado del giro de su ministra. El desacuerdo ha llegado hasta el punto de que el Gobierno tiene previsto denunciarla por abuso de poder y llevar el caso hasta el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) para pedir la anulación de su voto. El apoyo austríaco, adelantado por Leonore Gewessler  este domingo, era necesario para alcanzar la mínima la mayoría cualificada necesaria para sacar adelante el proyecto: un 66,07 % de la población de la UE, justo por encima del 65 % requerido.

Pese a las duras críticas de su propio gobierno, Gewessler mantuvo su postura. «En 20 o 30 años, cuando le enseñe la belleza de nuestro país a mis nietas y me pregunten qué hiciste tú, les diré que todo lo que pude para preservarla», dijo a su llegada al consejo.

El reglamento estaba ya negociado y pactado entre los propios Estados, y también con el Parlamento Europeo, que lo aprobó el pasado febrero en sesión plenaria. Solo precisaba la adopción formal de los Veintisiete, pero casi descarrila en la línea de meta por un súbito cambio de posición de Hungría, que en marzo se unió a los detractores, cuando el Consejo solo tenía que confirmar el texto.

«Dejemos atrás nuestra ideología y vamos a trabajar juntos», dijo en el consejo de ministros de Medio Ambiente que debatía el texto el comisario europeo responsable de esta cartera, Virginijus Sinkevicius.

«Como una película de terror»

El eurocomisario había calificado el atasco como «preocupante» para la credibilidad de los estamentos comunitarios; críticas a las que se sumaron países como Grecia, Alemania o Dinamarca, y que la titular española, Teresa Ribera, calificó como una «película de terror» institucional. «Desde el punto de vista institucional ha sido una película de terror», admitió Ribera, pues se ha pasado «de un expediente que estaba perfectamente justificado que fue debatido y respaldado», parece que «de vuelta hay unos cuantos países que se distancian del voto original».

Se trata del cuarto expediente en los últimos dos años y medio que, una vez negociado y pactado, el Consejo reabre en el último minuto, tras la Directiva de Renovables, que bloqueó Francia, y las leyes para que no se puedan vender vehículos que emitan CO2 a partir de 2035 y de diligencia debida para las empresas, que frenó Alemania.

 

 El reglamento se ha adoptado finalmente con los votos a favor de Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Alemania, Estonia, Irlanda, Grecia, España, Francia Croacia, Chipre, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Austria, Portugal, Rumanía, Eslovenia, Eslovaquia, el voto en contra de Italia, Hungría, Países Bajos, Polonia, Finlandia y Suecia y la abstención de Bélgica.

«Es una muy buena noticia para todos los europeos, pero para la biodiversidad en su conjunto también a nivel mundial», dijo a EFE y otros medios de comunicación tras el voto Ribera, quien agregó que ahora será necesario «diálogo» y «acompañamiento», además de «un compromiso con el sector primario», que señaló como el sector que más necesita una naturaleza viva.

¿Qué es?

La Comisión Europea presentó en junio de 2022 la Ley de Restauración de la Naturaleza para reparar al menos el 20 % de los ecosistemas degradados en 2030 y todos ellos para mitad de siglo, incluidas las tierras de cultivo.

El objetivo es acompasar la legislación comunitaria con los acuerdos sobre biodiversidad de Naciones Unidas, pero el texto se ha ido convirtiendo en un símbolo de la batalla ideológica en torno a la agenda verde, ganando intensidad a medida que se iban acercando las elecciones europeas del pasado 9 de junio.

La ley ha sufrido trasquilones en el Consejo de la UE y ha superado por la mínima una larga serie de agónicas votaciones en el Parlamento Europeo, donde ha sido blanco de una agresiva campaña del presidente del Partido Popular Europeo y del grupo en la Eurocámara, Manfred Weber, del influyente «lobby» agrícola Copa-Cogeca y de los partidos de ultraderecha.

Finalmente, y entre otros puntos, el reglamento establece obligaciones para corregir la disminución de polinizadores, recuperar el 30 % de las turberas vaciadas para uso agrícola, no reducir espacios verdes urbanos o eliminar barreras artificiales en los ríos de la UE. 

Los ecologistas aseguran que el acuerdo alcanzado es un «hito»

Las organizaciones ecologistas celebran la aprobación definitiva por parte de la Unión Europea del Reglamento sobre la Restauración de la Naturaleza, marcando un «hito crucial» en la protección y recuperación de los ecosistemas del continente, vital para afrontar las crisis ambientales actuales.

Amigos de la Tierra, ClientEarth, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF han señalado que esta ratificación. llevada a cabo este lunes, refleja el «compromiso» de una gran mayoría de Gobiernos europeos, incluido el de España, que reconocen la imperiosa necesidad de restaurar la naturaleza.

En un comunicado, los ecologistas han asegurado que dicho reglamento, apoyado previamente por el Parlamento Europeo, representa una oportunidad histórica para devolver la naturaleza a Europa, en un momento crítico en que el continente enfrenta inundaciones, sequías e incendios.

A su juicio, la norma establece «ambiciosos» objetivos de restauración, incluyendo la recuperación del 20 % de los ecosistemas terrestres y marinos de la UE para 2030, y la restauración total de los ecosistemas degradados para 2050.

Además, se plantea la eliminación de barreras y la mejora de la conectividad hidráulica en al menos 25.000 kilómetros de ríos, la reversión del declive de las poblaciones y diversidad de polinizadores, y la restauración de ecosistemas forestales y urbanos.

El reglamento también incorpora objetivos de mejora en diversos indicadores ecológicos de los ecosistemas agrícolas y medidas para promover la restauración marina mediante una gestión pesquera adecuada.

Los ecologistas han considerado que este reglamento, más que una normativa para mejorar hábitats, es un claro mensaje de que Europa puede y debe comprometerse en la lucha por la supervivencia de nuestro planeta, y han aplaudido que, a pesar de la polarización en torno al Pacto Verde Europeo, uno de sus principales pilares avance con firmeza.

En España, la aprobación de este reglamento debe traducirse en un «Plan Nacional de Restauración», han recalcado los ecologistas quien piden además estrategias regionales que aseguren el cumplimiento de las obligaciones mediante la máxima participación pública para evitar desinformación.