El calentamiento del mar empuja a los peces del Atlántico cada vez más hacia el norte

Raúl Romar García
R. Romar LA VOZ

SOCIEDAD

Un crustáceo y un pez que son propios del Mediterráneo, en aguas atlánticas
Un crustáceo y un pez que son propios del Mediterráneo, en aguas atlánticas IEO

En contraste, cada vez aparecen más especies mediterráneas

25 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Caballa en el norte de Islandia; merluza cada vez más frecuente en Noruega; sardinas en el norte de Escocia; atún rojo en Groenlandia... El calentamiento del mar debido al cambio climático está empujando a especies propias del Atlántico a buscar refugio en aguas más frías, incluso en las proximidades del Ártico, mientras que los peces que tienen su hábitat en el Mediterráneo son cada vez más frecuente en Galicia y en la costa cantábrica. Es un fenómeno que, aunque puntual en algunos casos, se viene observando desde hace años y que ahora ha constatado un nuevo estudio del Instituto Espacial de Oceanografía (IEO-CSIC) publicado en la revista científica Environmental and Sustainability Indicators.

Los investigadores han analizado los cambios en el área de distribución de 246 especies de peces e invertebrados, tanto en aguas del Atlántico y el Cantábrico, entre el Miño y el Bidasoa, como del Mediterráneo. Un seguimiento que se ha realizado en los últimos 25 años a partir de datos de más de 50 campañas oceanográficas y de los obtenidos con nuevas prospecciones de arrastre de fondo en ambas plataformas.

Mientras que en Galicia y el Cantábrico, donde la temperatura de las aguas superficiales está aumentando a un ritmo de 0,23 grados por década, se observa una presencia cada vez mayor de especies que tenían su distribución en áreas más meridionales, en el Mediterráneo se ha comprobado una disminución de las especies más sensibles al calor en favor de otras que tienen una mayor tolerancia a diferentes condiciones ambientales. O, lo que es lo mismo, se está apreciando una tropicalización del Mediterráneo y una mediterranización del Atlántico.

«Nuestros hallazgos —se recoge en el artículo— revelaron importantes cambios temporales y estructuración espacial en los rasgos y rangos explorados durante las últimas décadas. Además de confirmar el esperado cambio general hacia los polos y hacia los polos profundos, nuestros resultados resaltaron una ampliación de los rangos térmicos y latitudinales, posiblemente relacionada con una flexibilización de los rangos térmicos y latitudinales».

«Hemos podido confirmar que a medida que el mar Cantábrico se calienta, disminuye la prevalencia de especies de aguas frías», confirma Julia Polo, la autora principal del estudio.

«En el contexto actual de calentamiento global —añade— las especies más sensibles al calor se desplazan, en la medida de lo posible, hacia aguas más profundas y más al norte y, por tanto, en general, hacia aguas más frías, lo que se conoce como proceso de meridionalización». El peor escenario, sin embargo, conduce hacia el Mediterráneo, un ecosistema más frágil y cuyas aguas se calientan a un ritmo de 0,35 grados por década y que casi duplican la media global, «hay una tendencia a perder especies sensibles de favor de otras más tolerantes, dándose un proceso de flexibilización», apunta la científica.

El trabajo se realizó gracias a la información obtenida durante las campañas Demersales, en el Cantábrico y Galicia, y Medits, en el Mediterráneo, que lidera el IEO y que repite anualmente desde 1983, en el primer caso, y desde 1994, en el segundo, para evaluar las poblaciones de peces.