El papa nombra a la primera mujer al frente de un «ministerio» vaticano

Darío Menor ROMA / COLPISA

SOCIEDAD

La monja italiana Simona Brambilla es designada prefecta del dicasterio encargado de supervisar las congregaciones religiosas, con el cardenal español Fernández Artime como pro-prefecto

06 ene 2025 . Actualizado a las 18:42 h.

El papa Francisco sigue dando pasos adelante para reducir la prevalencia masculina en la curia romana con el nombramiento este lunes de la primera mujer como «ministra» de uno de los dicasterios del Vaticano. La elegida es la monja italiana Simona Brambilla, a quien puso al frente del dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, encargado de supervisar a las congregaciones religiosas. Brambilla, de 59 años, es enfermera de formación, fue misionera en Mozambique y superiora general en Italia del Instituto de las Misioneras de la Consolata, hasta que en octubre del 2023 el pontífice la nombró como número dos del «ministerio» vaticano que ahora le confía.

Junto a ella, el papa nombró como pro-prefecto de este mismo dicasterio al español Ángel Fernández Artime, de 64 años, y rector mayor de los salesianos entre el 2014 y el 2024.

Con el nombramiento de Brambilla, el papa hace efectivo uno de los grandes cambios que supuso la entrada en vigor junio del 2022 de Praedicate Evangelium, la constitución apostólica con la que renovó la organización administrativa de la Santa Sede. Este texto permite que los laicos y las mujeres estén al frente de los «ministerios» de la curia romana, un puesto que quedaba antes reservado para los cardenales y los arzobispos. Aunque todavía queda lejos de la paridad, la presencia de mujeres no ha parado de crecer entre los empleados de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad Vaticano desde que Jorge Mario Bergoglio comenzó su pontificado en el 2013: el porcentaje de trabajadoras ha pasado desde el 19,2% de entonces hasta el 23,4% de 2023, según los últimos datos oficiales ofrecidos por el Vaticano.

 Puerta cerrada al sacerdocio

Aunque es la primera prefecta de un dicasterio de la Curia romana, Brambilla no es ni mucho menos la única mujer en un puesto de responsabilidad de la organización en la que el papa se apoya para gobernar la Iglesia católica. La historiadora del arte Barbara Jatta lleva desde el 2016 al frente de los Museos Vaticanos, mientras que la religiosa Raffaella Petrini fue nombrada en 2022 secretaria general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, un cargo que hasta su llegada habían ocupado siempre obispos.

Hay, además, varias subsecretarias en diversos dicasterios, como la monja española Carmen Ros Nortes, en el de la Vida Consagrada, o las laicas Gabriella Gambino y Linda Ghisoni, en el de los Laicos, Familia y Vida. Es también una mujer, Cristiane Murray, la vicedirectora de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el organismo que ejerce las veces de portavocía del papa.

Este aumento de la presencia femenina en puestos de responsabilidad no significa que Francisco esté dispuesto a que las mujeres accedan al sacerdocio, una «puerta» que, según ha subrayado diversas veces, fue cerrada a cal y canto por Juan Pablo II. Tampoco parece convencido de dar pasos adelante hacia el diaconado femenino, una controvertida cuestión cuyo estudio histórico puso en manos de una comisión de expertos, pero sin que se registren por el momento avances.

Por otro lado, el papa presidió este lunes la misa de la Epifanía del Señor en la basílica de San Pedro del Vaticano, en la que advirtió sobre la importancia de no caer «en la selección, la marginación y el descarte de las personas». Puso como ejemplo a seguir a los Reyes Magos, que buscaron a Jesucristo no siguiendo las indicaciones de un «código secreto» ni acudiendo a «círculos exclusivos», sino que echaron mano «de un corazón sincero».