Para desviar asteroides, mejor varios impactos pequeños que uno grande

La Voz REDACCIÓN

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El asteroide 2024 YR4 observado por el telescopio Magdalena Ridge del Instituto Tecnológico de Nuevo México.
El asteroide 2024 YR4 observado por el telescopio Magdalena Ridge del Instituto Tecnológico de Nuevo México. NASA | EUROPAPRESS

Dos investigaciones han analizado la misión a través de la cual se desvió a Dimorphos en el 2022 para desarrollar futuras estrategias de defensa planetaria

21 feb 2025 . Actualizado a las 16:48 h.

La probabilidad de impacto del asteroide 2024 YR4 en la Tierra a finales de diciembre de 2032 ha ido bajando y subiendo a lo largo de los últimos días. El miércoles, la NASA calculaba el mayor porcentaje jamás pronosticado del posible choque de un cuerpo celeste de tamaño apreciable, que posteriormente reduciría al poder observar con mejor detalle el cuerpo. En este contexto, nuevos estudios sobre la primera demostración práctica de defensa planetaria mediante el desvío de un asteroide apuesta por el uso de múltiples impactos pequeños en lugar de uno solo de gran tamaño.

Dos investigaciones publicadas recientemente en Nature, recogidas por Europa Press, responden a cómo de preparados estamos para desviar asteroides que se dirijan hacia nuestro planeta. Una colaboración entre el Politécnico de Milán, el Instituto Tecnológico de Georgia y otras instituciones internacionales ha analizado los resultados históricos de la misión DART (Double Asteroid Redirection Test) de la NASA, que el 26 de septiembre del 2022 impactó al asteroide Dimorphos, marcando la primera demostración práctica de defensa planetaria.

El impacto logró desviar la trayectoria del cuerpo celeste, pero produjo el desprendimiento de una enorme cantidad de fragmentos de su superficie, según pudo observarse a través de telescopios terrestres y espaciales como el Hubble. Esto reveló información crucial para mejorar la eficacia de futuras misiones de desvío de asteroides. La nave logró reducir su órbita en 32 minutos, aunque Bill Nelson, administrador de la NASA, aseguró en su día que ya «hubiese sido un éxito si la hubiera ralentizado solo unos 10 minutos».

«Utilizamos las imágenes y simulaciones numéricas del telescopio espacial Hubble para cuantificar un mecanismo viable de la evolución de las partículas eyectadas y estimamos con éxito su masa, velocidad y tamaño», explicó el profesor Fabio Ferrari, coordinador del primer estudio. El investigador aseguró que también hallaron «interacciones complejas de dichas partículas con el sistema de asteroides y la presión de la radiación solar —empuje de la luz solar a las partículas eyectadas—». Explica que la comprensión de estos procesos es «crucial para respaldar el diseño eficaz de futuras acciones con fines de defensa planetaria».

Según el segundo estudio, la forma del asteroide puede marcar una diferencia significativa en su trayectoria de eyección. Según la investigación coordinada por el profesor Masatoshi Hirabayashi, la escala del impacto y la superficie redondeada del asteroide redujo el empuje del asteroide en un 56 % en comparación con cuando se probó a nivel teórico la misión entendiendo el asteroide Dimorphos como una pared completamente plana. «Si el impacto es grande, más material eyectado sale de la superficie, pero se ve más afectado por las inclinaciones de la superficie. Este proceso hace que el material eyectado se desvíe de la dirección ideal, lo que reduce el empuje del asteroide», explicó Hirabayashi.

El profesor asegura que enviar a una misión de defensa planetaria múltiples impactadores y de menor tamaño «no solo da como resultado un mayor empuje del asteroide, sino que también ahorra potencialmente costos operativos y aumenta la flexibilidad táctica para la desviación».