Las olas de calor marinas se triplican y generan fenómenos extremos en tierra

Iago Castro-Pérez REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Temporal en la Praia de Rebordelo, en Cabana.
Temporal en la Praia de Rebordelo, en Cabana. BASILIO BELLO

Estos fenómenos tienen un efecto devastador sobre la vida oceánica y las poblaciones que viven de ella, según un estudio

28 feb 2025 . Actualizado a las 13:05 h.

«Nuestros océanos están en crisis y, con ellos, nuestra propia existencia», ha declarado Victorya Seid, presidenta de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS). Y es que un nuevo estudio publicado por Nature Climate Change muestra el devastador impacto de las temperaturas extremas oceánicas en el mundo durante los últimos dos años. El estudio señala a las olas de calor marinas como responsables de varios de los desastres naturales que se han vivido en distintos países a lo largo de estos años, como el ciclón Gabrielle que en el 2023 mató a 11 personas en Nueva Zelanda o las lluvias torrenciales por la tormenta Daniel que provocaron una gran inundación en Libia que dejó más de 6.000 fallecidos. La dana de Valencia no aparece indicada en su informe, ya que fue posterior a su período de recogida de datos.

La investigación muestra como el número de olas de calor marinas se triplicó durante los veranos del 2023 y el 2024 con respecto al último período con afectación del fenómeno El Niño (FEN), entre 2008 y 2009. Esto es un calentamiento inusual de las aguas del Pacífico ecuatorial debido a una oscilación del sistema entre la atmósfera y el océano. En concreto, fue 3,5 veces superior y hubo un 240 % más de días de calor extremo oceánico en comparación con cualquier otro año registrado.

Además, muestra como casi el 10 % del océano alcanzó una temperatura récord en el mismo período de dos años. Victorya Seid asegura que «las olas de calor marinas, alimentadas por la quema incesante de combustibles fósiles, están devastando nuestros arrecifes, agotando nuestras pesquerías y rompiendo el delicado equilibrio que ha sostenido a nuestros pueblos durante generaciones».

Los investigadores advierten, además, de que mientras siga aumento el ritmo del cambio climático inducido por el hombre, las olas de calor marinas seguirán empeorando. Y exclaman que son necesarias acciones que eviten el daño que están provocando. 

«Afecta a las especies que viven en el mar»

Ariadna Mechó, bióloga del Departamento de Ciencias de la Tierra del Centro de Supercomputación de Barcelona (BSC-CNS), explica que «este aumento de las temperaturas, con olas de calor más altas y frecuentes, afecta mucho a las especies que viven en el mar, donde normalmente y hasta hace bastante poco las temperaturas eran más o menos estables».

Menchó explica que esto está provocando que algunas especies «se empiecen a mover aguas más frías para encontrarse más a gusto», pero que otros ejemplares que no tienen la posibilidad de hacerlo «se vuelven más frágiles, porque todos sus esfuerzos se enfocan a sobrevivir a un clima que no les va bien del todo y son mucho más sensibles, por ejemplo, a cualquier tipo de enfermedad o de cambio». Incide en que esta situación también puede provocar un cambio en la biodiversidad marina de algunas zonas vulnerables, haciendo que algunas especies cambien de hábitat.

Esto, para la bióloga, también viene provocado por los efectos de las olas de calor marinas sobre los corales y sus similares, «que funcionarían como lo que son los árboles en un bosque». El estudio explica que han provocado el cuarto blanqueamiento mundial de los corales. Si estos desaparecen, también los harían las otras especies que viven cerca de ellos y las utilizan para esconderse o cazar, añade Menchó. Y la investigación también indica como han aumentado los casos de varamiento de ballenas y delfines desde la mayor incidencia de las temperaturas extremas.

Y todo ello, para la investigadora, «tendrá un impacto directo a nivel económico, ya que afectará no solo a las pesquerías, pero también a la acuicultura y el turismo». El estudio muestra como las temperaturas extremas en la costa de Perú afectaron a la pesca de anchoa, con pérdidas de 1.400 millones de dólares entre 2023 y 2024. La presidenta de la AOSIS añade que, por ello, «es una cuestión de supervivencia, de identidad, de hogar», por lo que ve necesario un cambio de rumbo para evitar que esta situación continúe.

Transición ecológica y una nueva legislación

Menchó marca la línea de actuación en dos puntos principales. En primer lugar, lo que define como «una especie de transición ecológica». Es decir, una disminución, gestión y regulación eficaz de la emisión de gases de efecto invernadero en la atmósfera. Y, en segundo lugar, establecer una legislación que proteja y apoye la conservación de las especies y ecosistemas vulnerables. De esta manera, la bióloga incide en que lo importante es «disminuir lo que produce este aumento de temperatura y, mientras, adaptarse y proteger los ecosistemas marinos de estos cambios», además de «aumentar las inversiones en investigación científica para medir y monitorear el calentamiento en los océanos y el efecto que esto tiene en los ecosistemas marinos».

«Si seguimos quemando combustibles fósiles y talando bosques, las olas de calor marinas podrían ser entre 20 y 50 veces más frecuentes y diez veces más intensas a finales de siglo. Sustituir el petróleo, el carbón y el gas por energías renovables es vital para salvaguardar la vida oceánica y las comunidades costeras», ha concluido el equipo de investigadores.