Así presumen «El hormiguero» y «La revuelta» de sus buenas audiencias

Carlos G. Fernández MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Atresmedia

Atresmedia y RTVE alaban a diario sus resultados viendo solo el dato más positivo para cada una

25 mar 2025 . Actualizado a las 09:17 h.

El mismo día que El hormiguero vende que ha aplastado a la competencia, La revuelta resalta que ha tenido el mejor mes en años. Cuando uno no puede subrayar que ha ganado en share, dice que han subido los «usuarios únicos». Y cuando el otro ha flojeado en general, resalta la «franja de estricta coincidencia».

Pase lo que pase, siempre se puede elegir el dato más adecuado para lograr transmitir que todo va como la seda, un triunfo continuo que no empeora nunca. ¿Cómo orientarse en este océano de cifras? Para empezar a desentrañar este pequeño misterio, hay que empezar por comprender cómo se miden las audiencias en España. Es cierto: el sistema no ha cambiado demasiado en treinta años. Se basa en el abrazo de la estadística con la tecnología. Kantar Media, un conglomerado internacional con sede en Londres, es quien instala los famosos audímetros en unos muy concretos y estudiados hogares españoles desde hace tres décadas.

Los ingenieros estadísticos de Kantar analizan la población española y trazan una muestra representativa de cómo es nuestra sociedad: tipos de familia, número de habitantes medio por hogar, habitantes de ciudades o de pueblos. y con su muestra de 5.920 audímetros sacan en tiempo real la foto de lo que se está viendo en España.

Supuestamente, de esos 5.920 aparatos se obtienen los hábitos de 14.000 personas. El barómetro del CIS tuvo en enero, por ejemplo, un universo —la cantidad de encuestados— de 4.024 personas, así que vemos que las muestras habituales pueden ser aún más pequeñas y la medición de audímetros sí puede ser representativa. Ahora bien, todo queda en manos de la diligencia de los televidentes a la hora de operar con el audímetro.

En el aparato instalado en la tele aparece esa pregunta en la pantalla, escueta, como de 1984: «¿Quién está ahí?». Si quieres encender la tele, tienes que marcar en el mando qué habitante del hogar eres y, si tienes invitados, cuántos.

La teoría dicta que cada vez que alguien nuevo se apoltrone en el sofá, hay que buscar el mando y marcar que se ha unido: en la práctica es difícil confiar en que se va a seguir a rajatabla, salvo en los casos de ciudadanos muy comprometidos con la exactitud del servicio. O peor: en casos —que los ha habido— de intento de fraude para beneficiar a algún programa. En ese caso, Kantar detecta la anomalía y amablemente cambia esos audímetros. Los hogares en general suelen tener el aparato cuatro años como máximo.

Gracias a los audímetros, Kantar sabe en cada instante cómo se está viendo la televisión, y comparte esa información exacta con sus clientes, que son las propias televisiones, los anunciantes, otras empresas, algunos profesionales. El hecho de que sea la empresa de consenso para efectuar las mediciones es lo que en principio garantiza su independencia. Lo importante es que se pueden sacar muchas conclusiones con el simple dato de qué está viendo cada uno en cada momento.

El share o cuota de pantalla mide el porcentaje de audiencia que tiene un programa de entre todo lo que se ve en televisiones encendidas. Se puede calcular la cuota total, pero también la de cada instante, y por eso los ejecutivos agobiados con la audiencia cancelan programas y secciones fulminantemente.

Otro parámetro que se puede medir es algo tan humano e intangible como la fidelidad, uno de los mejores piropos para una producción audiovisual. Es la relación entre los espectadores únicos (o contactos) y la audiencia media, en porcentaje.

El minuto de oro

El minuto de oro, un dato muy rimbombante y presumible para los programas, es ese momento en el que más audiencia media ha visto un programa de televisión en el día o en el año. Con cualquiera de estos datos las televisiones pueden sacar pecho orgullosas haciendo cherry-picking, es decir, escogiendo solamente los datos que mejor suenen. Tiene más peligro en esta batalla de relatos el que promociona solo los datos que le vienen bien que el que se olvida de darle al botón del audímetro.

¿Y las plataformas? Todo lo que hemos visto es televisión tradicional en directo, que sigue siendo muy consumida en España. Aunque vivimos ya en otros mundos simultáneamente y hay que reconocer que la influencia de la tele en directo va menguando.

Kantar Media tiene nuevos modelos de audímetros instalados que miden directamente el flujo de internet, pero todavía no hay un consenso para la posible publicación de los datos. Existen, pero no se difunden. Y Kantar sabe mucho, pero no todo: saben que se está viendo Netflix, pero no qué se está viendo en Netflix. Las plataformas tienen datos directos, evidentemente, pero rara vez los comparten y es muy difícil compararlos con la televisión lineal. Además, no se mueven, de momento, por anunciantes o competencia: buscan suscriptores y para eso no hace falta publicar datos.