Hombres obligatoriamente suizos, católicos y solteros: así es la Guardia Suiza que protege al papa y al Vaticano

P.A.

SOCIEDAD

La Guardia Suiza en la Plaza de San Pedro antes de la llegada del cuerpo del papa Francisco.
La Guardia Suiza en la Plaza de San Pedro antes de la llegada del cuerpo del papa Francisco. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Este ejército, considerado el más pequeño del mundo, lleva más de cinco siglos velando por la seguridad del pontífice

23 abr 2025 . Actualizado a las 17:46 h.

Hace más de 500 años que la Guardia Suiza juró proteger al pontífice. La historia de este peculiar ejército comienza en 1506, cuando el papa Julio II decidió formar un cuerpo de élite para su protección personal. Escogió a los suizos, famosos entonces por su destreza militar y su fidelidad como mercenarios. Veinte años más tarde, en 1527, 147 guardias murieron defendiendo al papa Clemente VII frente a las tropas del emperador Carlos V. Gracias a su sacrificio, el pontífice pudo escapar por el Passetto di Borgo —un corredor secreto que une el Vaticano con el Castillo de Sant'Angelo—. Aquel acto heroico selló la leyenda de la Guardia Suiza y es recordado cada año en una ceremonia solemne donde los nuevos reclutas juran fidelidad hasta la muerte.

En la actualidad, la Guardia Suiza cuenta con 135 miembros, lo que la convierte en el ejército profesional más pequeño del mundo. Armados de alabardas, los soldados del papa son los encargados de la vigilancia y el orden en el pequeño territorio del Vaticano, de poco más de 44 hectáreas, garantizando la seguridad del Sumo Pontífice además de ayudar diariamente a los turistas y peregrinos que visitan sus jardines, museos y la basílica de San Pedro. Todos ellos residen en el Vaticano y, junto a sus familias, representan una parte significativa de la población del Estado.

Requisitos para poder alistarse

Para entrar al cuerpo hay que cumplir una serie de requisitos. El primero es ser hombre, las mujeres no pueden formar parte de este ejército. Además, es obligatorio ser suizo y estar soltero. Los Guardias Suizos no están obligados a cumplir el celibato de forma permanente, pero no pueden tener ninguna relación en el momento de ingresar en el cuerpo. Una vez dentro sí pueden casarse, pero deben haber servido al menos cinco años y contar con un alojamiento adecuado dentro del Vaticano para poder residir con sus familias.

Para acceder a la Guardia Suiza la edad también es un factor importante: solo pueden entrar candidatos entre 19 y 30 años. Además, han de medir más de 1,74 metros y tener una formación profesional o título de enseñanza secundaria, no tener antecedentes penales y haber superado el servicio militar. La fe es otro requisito: es obligatorio ser católico practicante.

La remuneración que reciben por proteger al papa no es de las más elevadas. Un alabardero —el equivalente a un soldado raso— gana aproximadamente 2.000 euros brutos al mes. A medida que ascienden (cabo, sargento, oficial), el salario aumenta, pero sigue siendo modesto en comparación con otros cuerpos militares europeos. Eso sí, los gastos de alojamiento, manutención y asistencia médica son por cuenta de la Santa Sede.

El servicio dura 26 meses, de los que dos son formación. Después, según las estadísticas, tres de cada cuatro se integran en la policía o el ejército suizo y el resto vuelve a sus trabajos o estudios. Y, como curiosidad, cada año sale un cura, puede que inspirado por tantas noches de guardia en la Sede de Pedro.

La instrucción

El proceso de selección es riguroso y comienza con una solicitud formal. Si se superan los requisitos básicos, el proceso continúa con una entrevista personal y una evaluación de su motivación, madurez y fe. Una vez aceptado, el recluta se traslada a Roma, donde comienza un período de formación intensiva. Allí aprende no solo los protocolos de seguridad, manejo de armas y defensa personal, sino también historia del Vaticano, ceremonial papal, italiano y conocimientos básicos de protocolo diplomático. También se les instruye en el uso de su famosa alabarda, aunque hoy en día también entrenan con armas modernas.

Cada 6 de mayo, una treintena de hombres juran sobre la bandera del Vaticano proteger y defender al pontífice en ejercicio y a todos sus sucesores, incluso poniendo en riesgo sus vidas, como hicieron sus antepasados. Este año, ante el fallecimiento del papa Francisco, se ha pospuesto el tradicional juramento: «En estos días de dolor y recogimiento, tras la defunción de nuestro amado Santo Padre papa Francisco, la Guardia Suiza está plenamente concentrada en su propia misión y se une en oración por su eterno reposo». El ejército estará presente en todas las ceremonias de este período de «sede vacante», como el funeral, y velando siempre por la seguridad de los cardenales que llegarán a Roma para elegir a un sucesor en un futuro cónclave.