Cuarenta excluidos de la sociedad, los «últimos» en despedir a Francisco

SOCIEDAD

Pobres, presos, transexuales y migrantes recibieron al féretro con rosas blancas. El pontífice ya descansa en Santa María la Mayor
26 abr 2025 . Actualizado a las 19:19 h.Su voluntad se cumplió hasta el final. A Francisco lo esperaban en las escalinatas de Santa María la Mayor —donde él dispuso que quería ser enterrado, al abrigo de la Virgen de la Salud que siempre tanto veneró— cuarenta excluidos de la sociedad: pobres, presidiarios, transexuales y migrantes. Los «últimos», como él los llamaba, fueron precisamente los encargados de darle el adiós definitivo. Aguardaban su féretro contraídos, ocupando el exterior del conjunto arquitectónico y con las manos llenas de rosas blancas, recogidas por un sacerdote y posteriormente depositadas por un grupo de niños ante la imagen de las Nieves. Tal y como explicó la Santa Sede al avanzar su presencia, «los desfavorecidos tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios» y, por tanto, «también en el del santo padre, que eligió el nombre de Francisco para no olvidarlos nunca».
Tras el funeral, celebrado en la plaza de San Pedro, los restos mortales del papa abandonaron el Vaticano rumbo a su destino final, una modesta tumba en el lateral del templo levantado en el año 432 en lo alto de la colina del Esquilino. Sencillo, sin más ornamento que una sobria inscripción con su nombre, el sepulcro en tierra recibió el cuerpo del pontífice en la más estricta intimidad. Hasta allí llegó en el papamóvil, abierto para la ocasión, a la vista de los miles de fieles que, abarrotando las calles del centro de Roma, escoltaron entre aplausos el parco ataúd, una caja de madera revestida en zinc. El trayecto se alargó aproximadamente unos 30 minutos, a pesar de completarse a más velocidad de la inicialmente prevista, a paso «humano».
Ya en Santa María la Mayor, el féretro fue de nuevo portado a hombros por los 14 sediarios pontificios que, entre salmos y un Padrenuestro, lo introdujeron en la nave donde fue rociado con agua bendita y finalmente enterrado. En el rito, que duró apenas media hora, solo estuvieron presentes el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrel, y los familiares de Jorge Mario Bergoglio. Mientras, en la plaza, quienes decidieron quedarse con la certeza de que en el interior un austero rincón agogía un instante único respaldaron la liturgia recitando el rosario que sonaba por los altavoces.
Francisco es el primer papa enterrado fuera del Vaticano en 150 años, pero no estará solo en Santa María la Mayor. En la basílica mariana reposan también los restos mortales de otros siete pontífices: San Pío V (1504-1572), Clemente IX (1600-1699), Sixto V (1521-1590), Clemente VIII (1536-1605), Nicolás IV (1227-1292), Honorio III (1150-1227) y Pablo V (1550-1621). El último pastor, el primero americano, el que vino el fin del mundo, ya descansa.