Estados Unidos, Rusia, Irán, Arabia Saudí y otros países del Golfo Pérsico hacen naufragar el acuerdo al negarse a firmar medidas obligatorias. España afirma que seguirá trabajando por llegar a un texto
16 ago 2025 . Actualizado a las 09:55 h.Las negociaciones en torno al tratado internacional sobre contaminación de plásticos han fracasado tras reconocerse que no ha sido posible llegar a un texto de consenso luego de diez días de lo que se había previsto sería la fase final de estas negociaciones, un resultado frente al cual los países han mostrado una profunda decepción.
En una serie de intervenciones, luego de toda una noche de negociaciones para intentar cerrar un texto final aceptable para todos, las delegaciones nacionales pidieron que, a pesar de este resultado, el proceso no se detenga aquí y que se continúen los esfuerzos para aprobar un tratado.
					
		
			
		
		
												
								
    	
Instaron a que no se tire por la borda más de tres años de trabajos en favor de lograr el primer instrumento global para afrontar la crisis causada por la producción y el uso insostenibles de productos de plástico.
Un borrador de texto presentado por el presidente del órgano negociador, el embajador ecuatoriano Luis Vayas, en medio de la noche (tras haber mantenido durante todo el día numerosas reuniones con grupos de países para intentar acercar posiciones) no recibió el apoyo esperado.
No obstante, muchos países afirmaron que esa propuesta puede ser la base para continuar con las negociaciones, a diferencia del texto anterior que fue presentado en la víspera por el mismo embajador Vayas y que fue considerado «inaceptable» de manera casi unánime.
A pesar de los esfuerzos desplegados por el diplomático ecuatoriano, el texto revisado mantenía varios corchetes, lo que significaba que persistían las posiciones divergentes en varios puntos. Se notaba en particular que las diferencias recaían en gran parte en el nivel de compromiso que se planteaba.
Para la gran mayoría el tratado debe establecer medidas de obligatorio cumplimiento para frenar la contaminación de plástico, mientras que un grupo limitado de países (liderado por Arabia Saudí y que también incluía a otros países del Golfo Pérsico, Irán, Rusia y Estados Unidos) rechazó hasta el final esta visión y defendió que los compromisos debían ser voluntarios.
«Nos vamos decepcionados por no haber alcanzado nuestro objetivo, pero a la vez con la satisfacción de haber defendido una postura ambiciosa, que implicaba que el acuerdo debía abarcar toda el ciclo de vida del plástico, desde la producción, así como medidas contra el exceso de la producción y consumo, que han alcanzado niveles insostenibles», comentó a EFE el jefe de la delegación española y comisionado para la Economía Circular del Ministerio de Transición Ecológica, Alex Dorado Nájera.
«La intención es que nos sirva para abordar el problema medioambiental causado por los plásticos, que afectan la salud de las personas y los ecosistemas terrestres y marinos», subrayó.
El ciclo del plástico se completa con la gestión de los residuos, pero ni España, ni la Unión Europea estaban dispuestos a permitir que el resultado fuese un tratado que abordara principalmente esta problemática.
«No podremos y no estaremos satisfechos, ni podremos vincularnos, a un tratado que solo abarque la parte de desechos, no estamos aquí para negociar un tratado de gestión de residuos, sino uno completo, incluyendo la producción», aseguró Dorado.
Esta posición fue compartida durante la última fase de las negociaciones (los últimos diez días) por más de un centenar de países, que además defendían un tratado vinculante, es decir que las medidas y compromisos establecidos hubiesen sido de obligatorio cumplimiento por parte de los países signatarios, recordó Dorado.
«Como delegación española y parte de la europea hemos defendido la voluntad de nuestra sociedad civil, de multitud de empresas y de la ciencia de tener la visión de un tratado ambicioso y completo, que pueda ser mejorado con el tiempo», explicó. Para ello, aseguró que ha quedado abierta la puerta «a la continuación de las negociaciones», en un lugar y fecha aún por definir.
«Esperamos ir sumando países, somos más de cien países vinculados a una mirada ambiciosa, y esperamos sumar más para luchar contra esta marea de plástico que inunda nuestras playas, nuestros ecosistemas y afecta la salud de la gente», concluyó.
La organización ecologista Greenpeace dijo que la incapacidad de alcanzar un acuerdo en Ginebra «debe ser una llamada de atención para el mundo porque revela que poner fin a la contaminación por plásticos significa enfrentarse directamente a los intereses de los combustibles fósiles».
				
		
			
		
		
												
								
    	
«La industria petroquímica está decidida a enterrarnos por beneficios a corto plazo. Ahora no es momento de pestañear, es el momento de valentía, determinación y perseverancia. El llamamiento de toda la sociedad civil es que necesitamos un tratado firme y jurídicamente vinculante que reduzca la producción de plástico y ponga fin a la contaminación que produce», señaló.
Las razones detrás de la necesidad de regular la producción y el consumo de plásticos
Isabel Saco
La negociación del primer tratado global para frenar la contaminación de plásticos generó una amplia expectativa a medida que queda más y más claro que el ritmo de producción de consumo resulta insostenible para el medio ambiente y que esto también tiene repercusiones en la salud humana.
El objetivo no es prohibir la producción de plástico, un material económico y versátil que ha permitido avances en muchas áreas, sino de poner coto de aquí a algunos años a lo que se ha convertido prácticamente en una forma de vida y que consiste en el consumo descontrolado de plástico de usar y tirar.
¿Cuáles son los problemas del plástico?
El plástico no se biodegrada, sino que se descompone en partículas invisibles a simple vista, pero que están presentes en el aire que respiramos, el agua que bebemos y en los alimentos, habiéndose introducido en la cadena alimentaria, otra vía a través de la cual entra en el organismo humano.
El plástico de usar y tirar se consume masivamente: una bolsa plástica dura 12 minutos en nuestras manos, mientras que cada minuto se compran un millón de botellas de plástico, según estimaciones del Foro Económico Mundial.
Al mismo tiempo, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente afirma que cada minuto se arroja al mar el equivalente a un camión de basura lleno de plásticos, lo que se cree que está provocando que por cada tres toneladas de peces en el mar, haya una de plásticos.
Se proyecta que para 2050 la demanda de algunos de los tipos de plástico más comunes aumente en un 90 % con respecto a la actual.
La industria produce entre 430 y 460 millones de toneladas al año.
¿Cuál es su relación con el cambio climático?
La producción de plástico provoca emisiones de potentes gases de efecto invernadero y, si no se hace nada para limitarla, en el año 2050 supondrá el 13 % de las emisiones de carbono, frente al 5,3 % actualmente y al 4 % en el 2019.
El reciclaje de los desechos de plástico no es una solución real, ya que en la práctica solo se recicla el 9 % de estos residuos y menos del 1 % se recicla dos veces.
Según datos de Naciones Unidas desde que el plástico empezó a popularizarse en la década de 1950 hasta hoy se han fabricado más de 9.000 millones de toneladas de plástico, de las cuales cerca del 75 % se han convertido en desechos, gran parte acumulados en vertederos o en el medio natural.
Como punto de comparación, esa cantidad equivale más o menos al peso de 820.000 torres Eiffel, 25.000 edificios como el Empire State, a 80 millones de ballenas azules (las más grandes que se conocen) o a 1.000 millones de elefantes.
¿Cuáles son los efectos del plástico en la salud humana?
Centenares de estudios científicos han puesto en evidencia la toxicidad de ciertos aditivos utilizados en la fabricación de productos de plásticos y su efecto perjudicial en el ser humano.
También están en curso numerosas investigaciones sobre la presencia de los microplásticos en el organismo humano y su relación con una amplia variedad de enfermedades.
La experta de la Escuela de Higiene & Medicina Tropical de Londres, Megan Deeney, quien ha participado en las negociaciones de Ginebra como parte de una alianza internacional de científicos independientes de interés comerciales, recordó que hay más de 1.600 químicos que se utilizan en la producción de plásticos o han sido medidos en estos. Afirma que una cuarta parte de ellos son «peligrosos».
Al mismo tiempo, menos del 6 % del total de tales químicos están cubierto por algún tipo de regulación y dos tercios no cuentan con ningún tipo de dato público relacionado con su potencial riesgo para la salud.
El médico estadounidense Leonardo Trasande, un reconocido experto en los componentes medioambientales de la salud infantil y que también acudió a Ginebra para estas negociaciones, sostiene que los químicos peligrosos en el plástico están relacionados con diversos tipos de cáncer (incluidos de mama y próstata), con partos prematuros, problemas de crecimiento, obesidad infantil, diabetes y enfermedades cardiovasculares.