Carabelas portuguesas y problemas con aguas fecales empañan el final de la temporada de playa en Portugal

SOCIEDAD

Esta semana, bañarse en las playas portuguesas exige ir con los ojos muy abiertos, porque la fuerza del viento y el mar han arrastrado a al menos 150 gelatinosos a la costa, según ha alertado el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA).
Esta especie abarca, entre otras, a las temibles carabelas portuguesas (habitualmente confundidas con medusas), que se han detectado especialmente en el tramo de costa comprendido entre Viana do Castelo y Leiria, con especial intensidad en Vila do Conde y Póvoa de Varzim, al norte de Oporto, y con otros avistamientos puntuales más al sur, en Torres Vedras.
Según ha comentado al periódico Público la científica y miembro de la organización ecologista Azul, Antonina dos Santos, la cifra de avistamientos, denunciada por bañistas o por equipos de vigilancia, supone una situación “extraordinaria”. Este incremento se explica, en gran medida, por el paso del ciclón postropical Erin, con presencia hasta este domingo y que ha empujado a muchos individuos de esta especie hacia la costa.
Previamente, también se habían registrado picos puntuales de este tipo de gelatinosos en el pasado mes de marzo, según ha ido registrando el proyecto GelAvista, del IPMA, que desde 2016 monitoriza los gelatinosos, vigilando las costas y recogiendo avisos de los bañistas.
A nivel global, la presencia de este tipo de seres vivos en las costas es cada vez más frecuente, lo que algunos expertos atribuyen a las alteraciones climáticas, como el aumento de la temperatura del agua, si bien en Portugal no hay datos suficientes que permitan establecer esta relación.
A lo largo del verano, no ha sido la única alerta en las playas portuguesas, que han visto cómo se prohibía el baño a causa de la contaminación del mar. Hasta en cuatro ocasiones ?la última, esta semana— la Agencia Portuguesa del Ambiente advirtió del mal estado de las aguas en las playas de Matosinhos, tras encontrarse una alta concentración de bacterias intestinales patogénicas como escherichia coli y enterococci. La polución se atribuye a conexiones cruzadas de la red de saneamiento y de aguas pluviales, aunque también pueden contribuir las defecaciones de las gaviotas, según expertos locales. La clasificación de las aguas de este ayuntamiento, al norte de Oporto, ha ido empeorando en los últimos años, ya que en 2022 se consideraba buena; en 2023 aceptable y, el año pasado, mala.
Más zonas del país han sufrido el mismo problema. El incidente más escandaloso se produjo en otra de las playas más frecuentadas de Portugal, en Nazaré, cuando hasta 114 personas fueron atendidas por síntomas relacionados con la contaminación del agua, como vómitos, náuseas o diarrea. Allí, hasta en dos ocasiones en el mes de agosto, tuvo que restringirse el baño a causa de problemas con los desagües.
Menos grave fue el incidente en el Algarve, donde tres playas ?Verde, Verde Lago y Alagoa-Altura— también prohibieron los baños al detectar enterococos intestinales y contaminación fecal.