El diseñador dejó establecido que la Fundación que lleva su nombre venda gradualmente la empresa a uno de los conglomerados del sector
14 sep 2025 . Actualizado a las 09:22 h.Había mucha curiosidad en Italia por el testamento de Giorgio Armani, el diseñador definido como «gigante» y «rey» de la moda que, desde la fundación de su firma en 1975, logró acumular un patrimonio de unos 12.000 millones de euros.
Tras la noticia de su fallecimiento el pasado 4 de septiembre, los periódicos del país transalpino estuvieron dedicando durante días páginas y páginas al diseñador de 91 años, y las televisiones emitieron horas de reportajes dedicados a su vida y a los mensajes de condolencia de famosos de todo el mundo.
La atención volvió a crecer mucho este viernes, cuando se hizo público el testamento del diseñador. De los dos documentos que lo componen, escritos a mano por el propio Armani y depositados el 15 de marzo y el 5 de abril, el segundo distribuye entre los herederos las propiedades de Armani, entre las que se encuentran varias villas, obras de arte, mobiliario y objetos de diseño (como un retrato suyo realizado por Andy Warhol, un cuadro de Matisse, una alfombra hecha con piel de tigre y dos colmillos de elefante), y participaciones en otras empresas.
El primer documento contiene las indicaciones que dejó el diseñador para que la Fundación Giorgio Armani venda gradualmente la empresa a uno de los conglomerados del sector que él mismo indicó. Esto causó gran sorpresa, tanto en Italia como en el extranjero, ya que el diseñador permaneció al frente de la empresa hasta su muerte.
De hecho, en una entrevista publicada por el Financial Times una semana antes de fallecer, Armani dijo: «Mi mayor debilidad es que lo controlo todo». Y precisamente a esta decisión muchos atribuyeron el secreto del éxito duradero de la marca.
Ahora la Fundación es propietaria de la totalidad de la empresa, aunque el usufructo del 90 % de las acciones pertenece al expareja, a los sobrinos y a la hermana del diseñador. Sin embargo, dentro de tres o cinco años, solo poseerá entre el 30 % y el 55 % de la firma.
Eso sí, la voluntad de Armani de seguir controlando el destino de su creación va más allá: el diseñador dispuso en su testamento que se mantenga el nombre Armani, que la gestión del negocio sea ética y que se siga apostando por un «estilo esencial, moderno, elegante y sin ostentación, con atención al detalle y a la vestibilidad».