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Pago de Carraovejas compra Viña Mein y Emilio Rojo, símbolos de O Ribeiro

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL / LA VOZ

SOMOS AGRO

Emilio Rojo participará en la elaboración de las nuevas cosechas con la bodega de Valladolid.
Emilio Rojo participará en la elaboración de las nuevas cosechas con la bodega de Valladolid. Santi M. Amil

La bodega de Ribera del Duero quiere elaborar uno de los mejores blancos de España

12 jun 2019 . Actualizado a las 10:40 h.

Hace semanas que al singular viticultor Emilio Rojo se le ilumina la cara cuando le preguntan por el futuro de su bodega de O Ribeiro. «Esta gente tiene grandes proyectos, grandes planes para continuar trabajando el viñedo y meter a Galicia entre los grandes vinos del mundo, hacerlos llegar a gente que los valora de verdad», asegura sobre un desembarco histórico en la denominación más antigua de Galicia. Una casa de Ribera del Duero con largo recorrido como Pago de Carraovejas llega a la aldea de Leiro, el corazón de la denominación gallega, para comprar dos símbolos: Viña Mein y el ya legendario Emilio Rojo, uno de los blancos favoritos de Marta y Amancio Ortega, que ha encandilado hasta a Woody Allen.

Los vendedores dan por cerrada una operación a la que el heredero y director de la bodega de Peñafiel, Pedro Ruiz Aragoneses, ha dedicado mucho tiempo y desvelos. De hecho, hace tiempo que empezó a sondear el mercado gallego pidiendo opinión a los enólogos más cotizados.

Desde la semana pasada, Carraovejas no esconde su gran interés por hacerse con las dos bodegas para incluirlas en una apuesta muy ambiciosa con la que pretende elaborar los mejores blancos de España para un catálogo que promocionará por todo el mundo. Sin embargo, la marca vallisoletana asegura que a la operación le faltan «flecos que cerrar», aunque creen que pueden anunciar la transacción en breve.

Carraovejas es una empresa familiar con un relevo joven con ansias de progresar y que ha conquistado a un elaborador tan temperamental como Emilio Rojo, famoso por viajar en furgoneta durante días para entregar sus vinos personalmente y por sus desplantes a algunos clientes, en especial restaurantes, a los que se negaba a servir sus cosechas alegando falta de calidad, de conocimientos o simplemente de sintonía. Él mismo reconoce que supieron explicarle bien los planes para el futuro y ofrecerle algo más que una suma abultada, ya que participará en la elaboración de las nuevas cosechas y se tendrá muy en cuenta su opinión.

Las instalaciones de Viña Mein serán el nuevo centro logístico para unas añadas que seguirán contando con sus queridos viñedos de Leiro, aunque se profesionalizará la gestión para lanzar nuevos proyectos, que incluirán otros vinos, además del afamado Emilio Rojo. La recuperación de variedades autóctonas como la Treixadura, Lado, Loureira, Albariño o Torrontés y los cultivos sostenibles de la viña seguirán siendo la filosofía que mande en los viñedos de Rojo, que solo suman media hectárea repartida en cuatro parcelas (en total esta denominación de origen cuenta con 2.500 hectáreas).

Revalorización

La opinión general del resto de viticultores es muy positiva, porque pone en valor O Ribeiro, una zona que produce 14 millones de kilos de uva y acusa la misma fragmentación que el resto del campo gallego: en la D.O. actualmente están registrados unos 5.500 pequeños viticultores como Emilio Rojo, además de 115 bodegas, como Viña Mein.