Patrocinado porPatrocinado por

Si buscas madera para leña en Pontevedra, vete a la playa, no al monte

Marcos Gago Otero
Marcos Gago PONTEVEDRA / LA VOZ

SOMOS AGRO

Madera amontonada en la playa de Aguete, en Marín, este lunes
Madera amontonada en la playa de Aguete, en Marín, este lunes M.G.

Los temporales han llenado de troncos y ramas las dos orillas de la ría

05 mar 2024 . Actualizado a las 08:20 h.

Troncos y ramas dispersos por todas partes marcan la línea de las mareas en las playas de la ría de Pontevedra. Si en verano, con el sol en lo alto, los bañistas bajan a la arena con toallas y sombrillas y los niños con cubos y palas, este invierno tan virulento de temporal tras temporal, el mar está empeñado en tapar la superficie de la arena llenándola de madera.

Hay tantas ramas e incluso árboles enteros que es más fácil conseguir madera para leña bajando a la playa y dando un paseo por la arena que yendo al monte y buscando qué se puede recoger y qué está en propiedad privada.

El río Lérez, que atraviesa gran parte del interior provincial, arrastra hacia la ría de Pontevedra, donde desemboca, todo tipo de vegetación que cae a su cauce a lo largo de kilómetros de monte y bosques. Esta madera acaba entrando en la ría y el mar se ocupa de ir distribuyéndola como si se tratase de una lotería. La cuestión es que en algunas zonas como Lourido, en Poio, o Aguete, en Marín, la acción de las corrientes ha arrastrado arena al interior de la ría, mientras que, a cambio, ha dejado una abundante capa de maderas de todo tipo y basura en abundancia.

Parafraseando al refrán el Sil lleva el agua y el Miño la fama, y en el caso de la ría, el Lérez lleva las culpas de la abundante madera en el mar, pero no es el único curso fluvial que acaba en el mar pontevedrés. De hecho, la falta de limpieza en muchos cauces secundarios de la comarca hace que, en época de temporales como la actual, sea más fácil que se formen balsas que inunden aguas arriba las fincas o que se acabe con una mayor carga de madera, aboyada y nunca mejor dicho, por la ría adelante.

Esta circunstancia la saben muy bien un buen número de vecinos de la comarca, a los que se puede ver, cuando no está lloviendo a cántaros y en marea baja, rastreando las playas para llevarse en carros la madera que pueda servir mejor para leña. Total, solo tienen que almacenarla adecuadamente y esperar a que seque. Por lo que estos días, las playas, habitualmente desiertas en invierno, no solo sirven para pasear al perro sin que nadie se moleste, también surten de leña a muchos pontevedreses.