La revolución de los arándanos llega a Lalín de la mano del empresario Eladio Cuíña

AGRICULTURA

Las fincas, de cultivo ecológico, rodean O Muíño de Cuíña
27 jun 2023 . Actualizado a las 20:37 h.Eladio Cuíña Crespo lleva el nombre de su abuelo, Eladio Cuíña Taboada, quien en 1918 vio negocio en la necesidad de moler el trigo que se producía en la comarca de Deza. El molino original, en la parroquia lalinense de Prado, sigue en funcionamiento y dio paso a un espacio que aúna el sabor de la historia con las nuevas tecnologías. Enclavado en medio de un vergel, O Muíño de Cuíña produce y comercializa harinas que llegan a los obradores más exigentes.
El espíritu emprendedor del abuelo continuó con las siguientes generaciones que empezaron con una carpintería de aluminio y levantaron un conglomerado de empresas que desarrolla proyectos pioneros e innovadores en todo el mundo. Pero para la familia Cuíña, en el molino permanecen sus raíces y su corazón.
Si Inasus consiguió revolucionar el mundo del aluminio con sus fachadas y estructuras singulares, con O Muíño do Cuíña, Eladio está convirtiendo el molino de su abuelo en un lugar paradisíaco que atrae a compradores, turistas y gourmets. Se ha jubilado no hace mucho, pero sigue siendo presidente ejecutivo de Inasus. Lejos de dedicarse al descanso de un merecido retiro, no abandona su espíritu emprendedor y se ha embarcado en una nueva aventura a pie de tierra: la producción de arándanos ecológicos que cosechan elogios allá donde van por su sabor y su calidad.
Apasionado por este enclave natural acunado por el rumor del agua y el sonido de los pájaros, hizo que la familia adquiriese las fincas de alrededor del molino, donde Cuíña cuenta ahora con una plantación de una hectárea de arándanos. En ella crecen seis variedades. También tiene una parcela pequeña dedicada a la producción de grosellas. Cultivos ecológicos que Eladio trata con exquisito mimo.
Punto de maduración
Estos días está en marcha la recolección de la segunda cosecha. Explica que «durante los primeros cinco años, la producción de las plantas va creciendo. El año pasado tuve sobre 500 kilos; este año tengo 3.000 y en dos años más llegaremos a los 12.000 kilogramos». La temporada, añade «fue fantástica, no vino el granizo en esta zona y estamos recogiendo la fruta en el punto de maduración óptimo, a pesar de no haber sido un año demasiado caluroso, sobre todo en la última fase». Entre sus clientes, cuenta Cuíña, se encuentran trabajadores de grandes multinacionales de Europa que le compran los arándanos para su consumo personal. Se comercializan en unas vistosas cajitas de cartón de 250 gramos, de 500 gramos y de un kilo. Los venden a través de la página web Finca O Muíño de Cuíña y del correo info@fincaomuiñodecuiña.com. En Lalín se pueden encontrar en la tienda Piscofino Gourmet de la Praza de Abastos.
La recogida empezó a principios de este mes. De momento se recolectaron 1.500 kilos que ya están prácticamente todos vendidos. «Mando para toda Galicia, para Madrid y mientras no dispongamos de más, no podemos abrir mucho más el mercado», comenta.
De momento, la plantación suma 3.050 plantas de las variedades Duke, Top Shelf, Legacy, Chandler, Bluecrop y Brigitta. Las más tempranas son las que se están recogiendo ahora y las más tardías lo harán a lo largo de julio y agosto. Las grosellas, que también vende la finca, se cosechan un poco antes, desde mediados de mayo a finales de junio. Eladio Cuíña destaca las magníficas propiedades de los arándanos, una fruta fuente de antioxidantes, rica en fibra, vitamina C y K, y cuyo consumo regular mejora la función cerebral, reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre.
Recolección a mano
El proceso es laborioso y se recogen a mano uno a uno y «es necesario pasar por la planta, al menos cuatro o cinco veces, porque un día maduran unos y otro día, otros», apunta. Cuíña forma parte de la asociación Berries Galicia, creada en A Estrada para aglutinar a los productores de frutos rojos. La planta del arándano «tiene una raíz muy pequeña y necesita un cuidado especialísimo con riego y alimentación por goteo. No quiere tener estrés hídrico, ni mucha humedad ni muy poca y hay que controlarlas mucho», indica. La suave pendiente de las laderas de las fincas de O Muíño de Cuíña que evita que el agua se estanque y una acidez de la tierra próxima al 5,5 convierten esta zona en ideal para estos cultivos. «En la zona hay águilas ratoneras que ahuyentan a los pájaros y protegen los arándanos. Son un espectáculo, igual que ver a montones de abejas polinizar las flores, es impresionante», explica.