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Los agricultores «en cólera» de Francia dejan aislado al comercio español

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Las movilizaciones continuarán pese al anuncio de desbloqueo de la A64 en la frontera con España

26 ene 2024 . Actualizado a las 20:51 h.

Barricadas, hogueras, largas hileras de tractores y hasta rebaños de ovejas. Los agricultores franceses «en cólera», como lucían ayer sus pancartas, bloquearon las principales arterias viales del país vecino en protesta por las condiciones de trabajo en el campo. Y no solo dejaron aislada la capital, París, también cortaron los principales accesos de entrada y salida entre España y Francia, por donde circulan más de dos tercios de las mercancías que se exportan a la Unión Europea (UE).

Ni la ruta atlántica, que conecta el Cantábrico con Burdeos, ni la mediterránea, que comunica La Junquera con Lyon, se libraron del enfado de los cerca de 72.000 agricultores galos —y sus 41.000 tractores—, según la Federación Nacional de Sindicatos de Explotaciones Agrícolas (Fnsea), que ayer tomaron las carreteras con la intención de colapsar el tráfico de mercancías en la red vial y en las principales urbes del país. «La conexión por Cataluña está cerrada», admitía ayer el secretario general de la Confederación Española del Transporte de Mercancías (CETM), José María Quijano, antes de anticipar importantes pérdidas económicas: «El coste de oportunidad de un camión de transporte internacional que no puede prestar servicio o que está parado ronda los 600 euros por día», señalaba. Y eso en el mejor de los casos porque hay camiones desvalijados que podrían sufrir desperfectos. El problema, señala, es que la situación se prolongue y se extienda: «Esto puede ser una marea [...] Al final, si la UE y los Gobiernos de España y Francia no son capaces de poner coto a este tema, puede ser un explosivo pendiente de que alguien le eche una cerilla y salte por los aires».

A diferencia de los transportistas de otros países europeos, los españoles no tienen alternativa: tienen que atravesar Francia para poder exportar o importar mercancías. «Los flujos marítimos de corto recorrido desde Bilbao o Santander hacia el norte no se pueden incrementar rápido porque los barcos no se fabrican de la noche a la mañana», explica el vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Transporte Internacional por Carretera (Astic), Ramón Valdivia.

Hay mucho en juego. En primer lugar porque es el principal destino de las exportaciones españolas (25 % del total, según los últimos datos anuales del Ministerio de Industria), que ascienden a más de 46.000 millones de euros —con especial relevancia de los productos químicos y los alimentos, seguidos de los automóviles y componentes, además del textil—. También porque es necesario atravesar los Pirineos y Francia para poder exportar a otros muchos países de la UE, como Alemania. En términos logísticos, está resultado complicado operar: «En cuanto te deterioran lo que tienes programado, te hacen polvo. No solo afecta a lo que vas a llevar, también a los siguientes tráficos que tienes comprometidos», apostilla Quijano.

Las promesas

Todos los ojos estaban ayer puestos en el primer ministro galo, Gabriel Attal, quien trató de enfriar las protestas anunciando una batería de medidas. «No podemos dejar a nuestros agricultores a merced de una competencia desleal», aseguró para congraciarse con un sector con un gran peso electoral. Lo hizo antes de recordar que Francia «se opone muy claramente y seguiremos oponiéndonos» a la firma del acuerdo de libre comercio con Mercosur.

También habrá medidas de liquidez y coto a la sobreproducción para los viticultores y un endurecimiento de las sanciones para quienes no retribuyan de forma justa a los agricultores (ley Egalim). Attal tiene intención de aumentar la intensidad de las ayudas para la producción ecológica, flexibilizar la burocracia en las licencias y permisos y diseñar un nuevo plan para el lobo. También propuso que la exención del gasoil agrícola se aplique directamente en la factura a la hora de repostar. Además, el presidente francés, Emmanuel Macron, pedirá a la Unión Europea (UE) en la cumbre del 1 de febrero que derogue la obligación de dejar el 4 % de la tierra en barbecho, y simplificar la PAC.

Pero sus anuncios no lograron aplacar la ira de los agricultores. La figura del movimiento agrícola, Jérôme Bayle, avanzó que este mediodía quedaría desbloqueada la A64, que une Toulusse con Bayona, pero la Fnsea y Jóvenes Agricultores llamaron a mantener una «movilización continua».

Astic

«Hay flotas con dos de cada tres camiones parados o con retrasos»

El vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Transporte Internacional por Carretera (Astic), Ramón Valdivia, muestra su preocupación por el impacto económico de las movilizaciones

c. p.

El vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Transporte Internacional por Carretera (Astic), Ramón Valdivia, manifiesta su preocupación por el impacto económico de las movilizaciones y anticipa que pedirán indemnizaciones.

—¿Cómo está la situación?

—Está empeorando y creo que seguirá porque no están consiguiendo lo que piden [...] Todos los viajes de camiones que salen de España con mercancías hacia Europa pasan por Francia, así que nos afecta a todas la que se traen y las que se llevan también a Alemania, el Benelux, Dinamarca o el Reino Unido. Tenemos flotas de camiones pesados que están afectados en un 65 %. Dos de cada tres camiones ya están sufriendo retrasos importantes o con paralización completa. Si la situación no amaina, vamos a tener un problema importante.

—¿Tienen una estimación de pérdidas?

—No. Estamos pidiendo a los transportistas que documenten el daño con una denuncia formal y así hacer presión sobre el Gobierno francés para que establezca indemnizaciones. No solo por la pérdida de la carga en los asaltos, también por las horas perdidas, entregas fallidas, la posible pérdida de clientes y el daño que se hace a los conductores.

—¿Cómo están sorteando los bloqueos?

—Muchos conductores se conocen rutas alternativas. También hay quien negocia con el cliente pero, por ejemplo, una fábrica de coches puede que no tenga la más mínima flexibilidad para esperarte al lunes. Le paras la línea de montaje por falta de componentes. Este sistema de flujo tenso se rompe y las tensiones con los clientes son muy fuertes [...] Luego está el tema de las mercancías perecederas. Si las fresas se retrasan dos días, se deprecian o el receptor puede negarse a recibirla. ¿Quién lo paga? El seguro no, por fuerza mayor o vandalismo; el cliente tampoco y el exportador acusa al transportista de no cumplir con la entrega, así que recae sobre nosotros. Es muy grave desde el punto de vista económico.