Catas, actuaciones y talleres acercan el mundo de la miel a los viandantes
16 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La Rúa Serra acoge hasta mañana, sábado, la Feira do Mel Meleira, una cita ya habitual en la semana de fiestas, pues cumple este año 34 ediciones sacando la miel a la calle. Organizada por la Agrupación Apícola de Galicia en colaboración con la Asociación de Apicultores da Provincia de Pontevedra, Meleira dota de espacio a más de una decena de negocios, relacionados de distintas maneras con la miel y las abejas, para que puedan disponer sus productos ante los ojos del público.
Su ubicación, justo delante de la entrada de la Praza de Abastos de la Boa Vila, hace que la afluencia de curiosos sea continua por las mañanas, al llamar la atención de la gente que va a hacer su compra al mercado. Sin embargo, al ser este jueves festivo, la feria no contó con ese público, por lo que reforzó su programación con un vermú amenizado por Marcos e o seu saxofón, en el que se pudo degustar otra Indicación Xeográfica Protexida como es el Pan de Cea, acompañado de miel.
Allí estaba todo un veterano de la feria como Fernando Cores, de la tienda Abellamel de A Pobra do Caramiñal. Delegado de los apicultores de O Barbanza, lleva 25 años en el sector y 14 asistiendo a Meleira. Además de ofrecer mieles de eucalipto, brezo y castaño, Cores elabora productos basados en el propóleo, material con el que las abejas esterilizan su colmena por dentro y que tiene unas potentes propiedades cicatrizantes. En el propóleo se sustentan, por ejemplo, los protectores labiales que venden los apicultores.
Mel de Galicia, sello de calidad
Gran responsabilidad en Meleira tiene otra veterana de la feria como Ester Ordóñez, presidenta de la Indicación Xeográfica Protexida Mel de Galicia. Este distintivo nace en el año 1988 con el fin de englobar a «todos os apicultores e apicultoras galegos que controlan o mel dende a colmea ata o punto de venda», dice Ordóñez. Es decir, para que los productos de un apicultor estén amparados bajo este sello, deben ser el resultado de toda una cadena de producción realizada en Galicia. De este modo, las abejas tienen que ser gallegas, y la recogida y el envasado de la miel deben realizarse en la comunidad.
El sello IXP proporciona a los apicultores amparo y una forma de defender su producto. A los consumidores les garantiza la calidad del artículo, pues asegura que ha sido testado mediante análisis físicos, químicos, polínicos y organolépticos (pruebas basadas en los sentidos humanos).
Además, Ordóñez insiste en la importancia de que los consumidores apoyen al sector apícola gallego frente a las importaciones traídas del exterior. «Mercando este mel están apoiando aos apicultores e apicultoras galegos que fan a polinización na nosa terra, e así mantemos aquí a biodiversidade», señala.