La Evega organizó una jornada formativa sobre viñedo tras los incendios
30 oct 2025 . Actualizado a las 09:21 h.Los incendios forestales del pasado verano afectaron a viñedo de Valdeorras, Monterrei y Ribeira Sacra. Pasado el peligro, toca trabajar para que las afectación sea la menor posible. Lo más inmediato ahora mismo es evitar que el rastro del fuego sea evidente en los vinos de la nueva añada.
De eso habló el enólogo Antonio Palacios en la charla que ofreció en Valdeorras, en una jornada organizada por la Estación de Viticultura e Enoloxía de Galicia (Evega) en colaboración con el consejo regulador de la denominación de origen. Especialista en fenoles volátiles, abordó cómo el humo de los incendios puede afectar directamente al vino. Estos compuestos, conocidos como smoke taint, se unen a los azúcares en la uva formando glucósidos, que no se detectan durante la fermentación pero pueden liberarse posteriormente, alterando el aroma y el sabor del vino.
Palacios detalló varias estrategias para minimizar este efecto: controlar la fermentación alcohólica a bajas temperaturas, limitar la maceración, reducir el contacto con lías y aplicar tratamientos post-fermentativos como carbón activo o resinas selectivas, que ayudan a eliminar los compuestos libres responsables del aroma ahumado. También puede ser de ayuda mezclar uvas de viñedos afectados por el fuego con otras que no lo fueron.
El experto destacó que, aunque no siempre se puede eliminar por completo el olor a humo, estas medidas permiten producir vinos jóvenes sin que el consumidor perciba el sabor afectado, y subrayó la importancia de evaluar continuamente el vino durante su evolución en botella.
Durante la jornada se realizaron pruebas con vinos blanco y tinto, añadiendo diferentes niveles de fenoles para observar los efectos en aroma y sabor. Los resultados mostraron que, aunque los efectos del humo pueden ser perceptibles, existen métodos que permiten reducir su impacto y preservar la calidad del vino antes de su llegada al consumidor.
La importancia de la poda
Por su parte, el asesor vitícola Julio Prieto destacó la resiliencia de la viña y explicó que, en muchos casos, los propios viñedos actuaron como cortafuegos. Sin embargo, identificó distintos escenarios según el nivel de afectación: desde cepas con daños leves en hojas y racimos, hasta casos en los que la madera o incluso el portainjerto resultaron afectados. Prieto recomendó mantener la sanidad de la viña, aprovechar los rebrotes y realizar podas selectivas para garantizar la regeneración de las plantas. En los próximos meses, con ese trabajo en el campo, será preciso determinar planta a planta hasta dónde es preciso cortar.
Cristina Fernández, científica titular en la Misión Biológica de Galicia y experta en incendios forestales, explicó que el fuego puede alterar la capa superficial del suelo. Para evitar erosiones y favorecer la recuperación del microbioma, recomendó la utilización de mulching con paja, que también ayuda a retener la humedad en el terreno. Explicó que el fuego puede alterar el PH del suelo, pero reconoció que no es una cuestión que influya mucho en Galicia es bajo.
La jornada concluyó con un mensaje de esperanza: aunque algunos viñedos sufrieron daños importantes, la recuperación es posible si se toman las medidas adecuadas. La evolución de las cepas se evaluará en la primavera cuando comience la brotación. Será el momento de fijarse si las cepas brotan y con qué fuerza lo hacen.
Desde el sector del vino reconocen un total expectación ante lo que puede pasar en los próximos meses, tanto en lo que respecta a la viticultura como a la enología. Y, por supuesto, hay una gran curiosidad sobre cómo será la nueva añada.
