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Financiación privada para activar una red de bosques atlánticos antiguos en las Rías Baixas

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

FORESTAL

MARTINA MISER

La conservera Pan do Mar, de Vilanova de Arousa, ofrece apoyo económico al investigador Óscar Briones para encontrar y reservar diez hectáreas de monte en las que poner en marcha un proyecto de «rewilding»

10 feb 2025 . Actualizado a las 10:14 h.

Hace un año, el grupo de investigación del Observatorio para a Gobernanza 3G, de la Universidade de Vigo, puso en marcha un proyecto para abrir la agenda medioambiental de Galicia al rewilding. Este término anglosajón denota una estrategia de preservación en la que es la naturaleza la que, sin apenas intervención humana, busca su propio reequilibrio. Se trata de procesos de renaturalización que han encontrado puntos de desarrollo en América y África, alguna pincelada en Europa y un par de referencias en España. Pero ninguna en territorio gallego. Una ausencia que está a punto de ser corregida. Óscar Briones, investigador, profesor de la UVigo y principal impulsor de la iniciativa, acaba de dar un paso importante: reunir financiación privada con la que alquilar diez hectáreas de terreno forestal a alguna comunidad de montes con las que activar el primero de una red de bosques antiguos en las Rías Baixas.

Será Pan do Mar, una conservera radicada en Vilanova de Arousa, la que aporte la financiación necesaria para la reserva de este bosque seminal: «Será o embrión dunha rede de bosques de características atlánticas, devolvéndoos na medida do posible ao seu estado primitivo, como espazos de frondosas que se desenvolvan sen unha lóxica de explotación económica nin de aproveitamento agrícola ou forestal», explica Briones, quien también ha tendido puentes con la Universidad de Angola a la hora de explorar la posibilidad de proyectos de gran alcance en el país africano.

La irrupción en este esquema de Pan do Mar tiene todo el sentido, puesto que la empresa cuenta ya con experiencia en el área de responsabilidad corporativa ambiental, acreditando que parte de sus beneficios se destinan a la preservación a través de ciertas hectáreas en Lugo y un proyecto relacionado con la conservación de una especie de murciélago. «As directivas de biodiversidade van nesta liña, e os mercados europeos xa reclaman á iniciativa privada estas fórmulas de implicación co medio ambiente, ademais da vía máis formal de redución da pegada de carbono», añade el profesor universitario.

La idea es que ese primer bosque se asiente en el entorno de O Salnés. El reto estriba en negociar con una comunidad la cesión de esas diez hectáreas. El investigador de la UVigo ha mantenido ya contactos en este sentido. Como también con diferentes Administraciones públicas: «Toda colaboración, toda proposta que permita un acordo será ben recibida». La comunicación puede establecerse a través del correo electrónico oscarbri34@gmail.com.

Tampoco la elección de la zona cero se ha dejado al azar. «No Salnés ou no Deza estanse a dar procesos de deforestación silenciosos pero intensivos, asociados ao monocultivo do viño, o aguacate e outros produtos, unha situación diante da que debemos procurar un equilibrio». La red de bosques antiguos actuaría en esta línea, como un modelo de reserva ecológica cuyo aprovechamiento se limitará a formas sostenibles de turismo verde y al disfrute respetuoso de los habitantes de su área de influencia. De forma indirecta, la reintroducción de especies frondosas contribuirá a poner freno a los incendios forestales.

MARTINA MISER

A tres bandas. El desarrollo de la red exige un acuerdo a tres: la conservera Pan do Mar financia, una comunidad de montes que alquile el terreno y la universidad, que supervisará su restauración. La firma aeroespacial ARS Galactic, asentada en Santiago, monitorizará el proceso vía satélite.