Amaya Arzuaga y Lydia Delgado brillan con sendas colecciones muy singulares.
19 sep 2007 . Actualizado a las 23:34 h.La pasarela Cibeles pasó su ecuador con una jornada llena de «platos fuertes» que mostraron la singularidad de sus colecciones y la evolución dentro de sus marcados estilos, como fue el caso de Amaya Arzuaga, Davidelfin o Lydia Delgado.
Amaya Arzuaga
Empezando por el final, en la clausura de esta jornada, Amaya Arzuaga volvió a presentar propuestas singulares, trabajadas, diferentes. En un desarrollo del rectángulo, del que surgen formas y siluetas nuevas, la diseñadora burgalesa propone una colección llena de contrastes como el que une la confección clásica con los elementos tecnológicos.
Aunque son muchas las piezas que se podrían destacar, hay que mencionar uno de sus cortos vestidos, en tono beige, en el que sobre una base de tafetán ha cosido 550 flores con plumas o las camisetas que se sujetan con rígidos círculos de metal.
Otra de sus líneas está inspirada en la papiroflexia y los farolillos, como el vestido amarillo formado por poliuretano plastificado y organza, y en un final con sorpresa, una falda formada por milhojas de tul que se ilumina con pequeñas lucecitas.
En cuanto a colores, el amarillo como tendencia acompañado de negro, blanco, beige piedra y gris, y como material incorporado, el acetato.
Lydia Delgado
«Paradise. Diosas y niñas». Así llama Lydia Delgado a una colección a la que, dentro de la elegancia, sofisticación y refinamiento, ha querido dar un aire hippie, con vestidos lenceros, puntillas, transparencias, tejidos con mucha caída, desestructurados, frente a otra línea más rígida.
«Es un viaje lúdico, mágico, exótico que conecta con las celebraciones, las comuniones de las niñas, la estética de las brujas de Eastwick», comentó la diseñadora que volvió a mostrar lo bien que trabaja en un desfile en el que contó con la actriz Manuela Vellés.
Dio especial importancia a pequeños vestidos inspirados en los trajes de comunión, a amplias blusas de aire hippie y sacramental, así como a las largas y amplias túnicas de encaje geométrico que acompaña con pantalones masculinos, y a las faldas con mucho volumen que se ajustan en la cintura.
Davidelfin
Sin defraudar la espectación que siempre despiertan sus desfiles, Davidelfin presentó «Dual», colección austera e impecable en la que ha jugado con la ambivalencia. Cadenas que enjaulaban a las modelos, cuidada música en la que ha contado con la colaboración de Bimba Bosé y una iluminación especial son detalles de la presentación de prendas poseedoras de un intenso trabajo oculto que contribuye a un resultado impecable.
El brillo frente al mate; chaquetas compuesta por una mitad de la talla 50 y la otra de la 38; vestidos que al mirarlos por la espalda se convierten en pantalones; faldas que se pegan al cuerpo en un lado y se disparan en el otro; hombreras que salen del interior o transparencia frente a tejidos mate. Los colores son blanco, negro, algo de marino y toques de verde intenso en prendas que llevan bordada una mantis religiosa, mientras que en sus jerséis aparece la frase de Oscar Wilde «Cada hombre mata lo que ama».
Victorio&Lucchino
Con una clara inspiración en los años cincuenta, Victorio&Lucchino han creado «Summertime», en la que se unen la elaboración artesanal y cortes novedosos y en la que dieron especial importancia a la colección masculina. Las líneas se ajustan a las cinturas, que se rodean de lazos de grandes dimensiones, dando gran protagonismo a los volúmenes en las faldas, enriquecidas con cancanes y tules.
El negro se ilumina con suaves azules, grisáceos, rosas empolvados, beige, amarillos y naranjas y en los tejidos, los sevillanos recuperan la rafia, la organza y las plumas, en este caso de gallina guineana, a las que conceden gran protagonismo creando incluso un vestido entero de ellas.
Kina
Tonos arenosos e iconografía africana recrean el ambiente nostálgico de un viaje de placer a través del desierto con el que la diseñadora Kina Fernández ha compuesto una colección en la que propone a una mujer a medio camino entre lo sport y lo urbano.
Miriam Ocariz
El color en toda su intensidad vuelve a protagonizar la colección de primavera-verano de la diseñadora bilbaína Miriam Ocariz, quien propuso hoy una mujer juvenil y desenfadada, que no abandona la sofisticación en los tejidos. Juega con los volúmenes, maximiza el color y combina tejidos de forma atrevida, en unas propuestas en las que Ocariz entiende la sofisticación desde un prisma vivaz e imaginativo que no da lugar a la monotonía.