Por segundo partido seguido, Natxo González acabó variando su identitario rombo para sellar un empate que consolida al equipo coruñés en ascenso directo
02 dic 2018 . Actualizado a las 20:59 h.¿Quién dijo rígido? Este Dépor también cambia y evoluciona para seguir triunfando. Como había sucedido hace ocho días contra el Osasuna, otra vez Natxo González modificó la pizarra al final en Majadahonda para desenredar un partido que corría el riesgo de envenenarse. Si en Riazor el rombo había dado paso a un esquema con dos mediocentros y tres mediapuntas, este domingo los coruñeses acabaron con tres centrales y dos carrileros en pos de un empate que los sostiene en el segundo puesto. «Era una variante que teníamos trabajada y que había hablado en el descanso, porque sabía que se podía poner el partido de esa manera: nos estaban haciendo daño con los cambios de orientación y siempre llegábamos un poquito tarde. Por un lado, pretendía en el plano defensivo contrarrestar esos cambios de orientación, y luego en ataque soltar a Gerard y a Saúl, porque nos podían dar muchas posibilidades», afirmó el entrenador tras el encuentro.
El cambio resguardó al Dépor del bombardeo final del Majadahonda y hasta se convirtió en solución a un centro del campo por rearmar tras otro pobre partido de Didier Moreno (sustituido por Vicente Gómez) y la lesión de Expósito. Con Krohn-Dehli descartado y Bergantiños como único recurso natural en el banquillo, Natxo González sorprendió llamando por el exfabrilista a Valentín, que llevaba un rato calentando en la banda, así que Bóveda se sumó a Somma y Marí en el centro de la zaga.
Todo parece haber cambiado al cabo de aquel pobre empate de hace dos jornadas en Almería del que el propio técnico se había declarado responsable. Este domingo, sin embargo, el técnico defendió la importancia del punto: «Hemos competido bien, por momentos con balón muy bien. Hemos hecho muchas cosas bien para poder hacer un gol. Me voy más tranquilo con respecto a los últimos resultados».