A Coruña achucha al Deportivo Abanca

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Centenares de aficionados inundaron Alvedro con sus cánticos, banderas y bufandas para agradecer el ascenso del equipo a la Liga Iberdrola

20 may 2019 . Actualizado a las 23:23 h.

Aviso a navegantes. Así se celebra un ascenso. Con intensidad y lágrimas en los ojos. Con sentimiento de club (la presencia de los integrantes del equipo Genuine se hizo notar). Con trescientos aficionados del Deportivo enfundados en la blanquiazul homenajeando con sus cánticos a las heroínas que consiguieron el ascenso a la Liga Iberdrola, máxima categoría del fútbol femenino español. Globos había, faltó el confeti, pero no las cornetas. Ni Miriam Ríos que, a pesar de haberse perdido por lesión el partido en el campo del Femarguín, quiso acudir al aeropuerto para botar con sus compañeras de gesta.

Y vaya si botaron. Al ritmo del «campeonas, oé», del «es de Primera» y captando el momento con sus propios móviles. Tere Abelleira, en el centro, con la placa que les acredita como jugadoras de Liga Iberdrola. Y el entrenador, Manu Sánchez, al final del grupo, como guinda a un delicioso momento en el que la fusión entre deporte de élite y pasión era total. Fueron tres años de duro trabajo, mucha presión por alcanzar el objetivo, dijeron. De cero a todo, en tres años.

«Ha sido un recibimiento espectacular, a la altura del deportivismo, respondiendo a la fuerte apuesta que se hizo con este proyecto. Ya lo demostraron en Abegondo, y ahora, otra vez», agradecía el técnico. «Todavía no somos conscientes de lo que hemos conseguido. Estoy emocionado por ellas, porque son muy jóvenes», añadía. También por sí mismo, a tenor de sus palabras. «Esto es lo más grande que me ha dado el Dépor, a mí que soy coruñés de toda la vida y que pisé Riazor por primera vez a los seis años de edad. También es verdad que yo me metí presión porque quería conseguir este objetivo del ascenso en tres años, algo que nadie había logrado en el fútbol profesional. Pero me veía capaz», analizaba.

Manu Sánchez cree que el proyecto tiene unas sólidas bases de futuro, en el que su nombre también estará sobre la mesa. «Me quedo con la sensación del deber cumplido y si puedo continuar, mejor», avanzaba.

La felicidad se hizo extensiva a las jugadoras que quisieron compartir sus sensaciones tras el aterrizaje en A Coruña. La centrocampista Iris Arnaiz reconocía que no esperaba tal recibimiento. «Hemos trabajado duro y renunciamos a cosas por entrenarnos. Merecimos el ascenso, fuimos superiores en todo momento. No esperábamos unos resultados tan increíbles, pero también es mérito del cuerpo técnico», afirmaba. «Cuando se oyó el pitido final nos echamos las manos a la cabeza, y lloramos de emoción. Después, en el hotel ya hubo momento para el relax y la celebración… pero lo que pasa en Canarias, se queda en Canarias», relató en tono distendido.

No quiso pronunciarse sobre si el equipo debería jugar en Riazor sus partidos de Liga Iberdrola. La asturiana, que ya jugó en la máxima categoría con el Oviedo Moderno, avanzaba: «Ahora competiremos contra las mejores de España, y alguna sorpresa daremos».

En la misma línea se pronunciaba Peke. «Es algo único, sentimos muchos nervios. Es algo único. Recomiendo a todas las jugadoras que puedan disfrutar un momento así, que lo hagan», afirmaba. «El objetivo principal era ganar la Liga y conseguir el ascenso. Había un proyecto para ascender y así ha sido. Tal como está creciendo el fútbol femenino, la permanencia en la Liga Iberdrola es algo que puede ser complicado, pero lucharemos para ello», anunció. La máxima goleadora del equipo agradeció la contribución de sus compañeras. «Los goles son de todas. Y va a quedar marcado para siempre no haber perdido un partido en todo el año», zanjó.

Alvedro hirvió en blanquiazul y no faltó ni Oso, el San Bernardo de Manu Sánchez, cuya pareja, Carolina, no quiso que se perdiese el gran momento que, por cierto, quedó inmortalizado, bandera y placa de ascenso incluidas.

Pablo Pereiro: «Lo normal es darle continuidad al proyecto y estabilizarse»

En plena vorágine en la sala de llegadas del aeropuerto de Alvedro, un hombre permanecía en segundo plano, disfrutando del éxito cosechado (también por él) esta temporada, la tercera del proyecto de fútbol femenino en el Deportivo, del que él es el responsable.

Pablo Pereiro es, junto a Albert Gil (director de fútbol base) y el entrenador Manu Sánchez, el artífice de cimentar un equipo de futuro, cuyo ascenso a la Liga Iberdrola permitirá que el club blanquiazul de un salto cualitativo en este aspecto. Tanto, que Pereiro ya considera: «Desde ya, nos hemos convertido en la referencia en todo el noroeste de España». Es la evolución de aquel planteamiento inicial en el que el núcleo duro de la plantilla procedía de Galicia y los refuerzos foráneos eran el complemento. «Siempre bajo la condición de dar el nivel para competir», matiza el directivo deportivista.

Si bien reconoce que «el objetivo de esta temporada era jugar el play off y quedar primeras de grupo», asegura que la próxima tiene una meta clara: «Estabilizarse en la Liga Iberdrola». Mientras saborea el momento, destaca que «otros equipos auspiciados por clubes de la Liga de Primera División han tardado mucho más tiempo en ascender».

Una vez alcanzado el hito, Pereiro cree que «lo lógico y normal es dar continuidad al proyecto». «No tengo ni la más mínima duda de que Manu Sánchez tendría que seguir como entrenador. Por toda la relación y el trabajo desarrollados estos tres años en cuanto a la planificación», expone. Ante el escenario institucional que se le presenta al club tras la junta del día 28, Pereiro dice: «Viene una nueva junta. Este proyecto ha funcionado en parte y yo daré mi opinión. No entiendo este proyecto sin Manu Sánchez».

Por otra parte, pide sensatez a la hora de sopesar si el Dépor Abanca jugaría sus partidos de la Liga Iberdrola en Riazor. «Cada partido se enmarca en unas circunstancias particulares que deben ser sopesadas de manera individual. Pero si hay partidos que lo aconsejan, ¿por qué no?», concluye.