Diez meses de montaña rusa

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

El Dépor cierra un curso tan largo como accidentado, sin apenas momentos de paz

25 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Os preguntáis si el Deportivo va a ascender, y la pregunta es cuándo va a ascender». Finalmente Jagoba Arrasate, entrenador del campeón Osasuna, se equivocó. El Deportivo consumó una promoción en la que iba como un tiro, invicto en los tres primeros partidos de los cruces, con un choque decisivo en el que se estrelló. La última pirueta de una temporada de vaivenes resultó fatal para un equipo que dejó el ascenso para el final y le salió mal.

El Dépor optó por el camino largo, estirando así un curso tan accidentado y sufrido como los anteriores; sin enlazar tres meses de paz. Se bajó de la Copa en septiembre, y justo antes de cerrar el 2018 liquidó una racha de trece encuentros sin derrota. Insuficiente para hacer líderes siquiera un día a los coruñeses, que cuando llegó el instante decisivo y tan solo les quedaba rematar la faena recuperaron su peor versión.

La dinámica empeoró con el cambio de año, pero el equipo aún dirigido por Natxo González logró hoyar marzo a solo tres puntos del primero, que ya habitaba en el Sadar. El recorrido hasta la primavera, con tres choques en casa y un triunfo de regalo en Reus, parecía clave. Y lo fue.

De ese tramo solo salió un triunfo, el obtenido sin jugar, y la derrota en casa ante el Rayo tras un empate en Oviedo, consumió la paciencia de la afición. Cayó el entrenador. Agotada esa bala, cuando el Extremadura venció en Riazor dos semanas más tarde, la irá alcanzó al consejo de administración. Al Deportivo, que tenía a su favor casi todos los duelos particulares contra rivales de la zona alta, lo habían descabezado dos adversarios que peleaban por no descender.

Cuando en la jornada 40, el Mallorca visitó A Coruña por primera vez, el anfitrión acumulaba ocho citas sin vencer como local. Un gol de Lazo en el derbi de Lugo le había apartado además de la zona de play-off. Alcanzado el descuento, la falta de goles tenía pinta de condena a otro año de infierno, pero entonces surgió Nahuel. Nada había aportado el argentino, símbolo del pobre bagaje del mercado de invierno, hasta aquel penalti redentor.

El gol de Carlos Fernández desde los once metros fue el primero de una serie de pequeños y grandes milagros que han permitido ascender. En una competición solo la perfección evita quedar en manos de terceros; consumar objetivos sin necesidad del pinchazo ajeno. El Dépor ha estado lejos de un curso inmaculado, así que alcanzó sin depender de sí mismo la recta de promoción. Acabó mirando a Cádiz, donde Manuel Mosquera le puso a la flor aroma coruñés.

Puede que no sea la fortuna sino el trabajo lo que decida partidos en exclusiva, pero es difícil trabajar un encuentro en el Carranza cuando se juega en el Martínez Valero. Un gol inédito, de rebote desde el centro del campo, y un increíble error en el descuento, dos contra el portero, disimuló en Andalucía el 0-0 blanquiazul en Elche y despejó el acceso al play-off.

El 2-0 al Córdoba dio comienzo a la mejor racha de triunfos de la campaña, justo en el momento de mayor necesidad. Cuatro seguidos que finalmente no bastaron para hacer bueno aquel comentario del entrenador del Osasuna ni siquiera en el último tren hacia la máxima categoría. Allí jugarán también el Granada y el Mallorca, otra vez tres equipos que no aprovecharon el rebufo de Primera para subir. Quizá porque cuando el fútbol se convierte en montaña rusa nunca acaba en la estación deseada.