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Está un paso más cerca de sellar su clasificación definitiva a cuartos tras imponerse al Valongo con una nueva actuación estelar de Martí Serra
31 ene 2025 . Actualizado a las 11:36 h.Se gusta este Liceo. Se siente cómodo en el pista, ordenado, seguro. Y así lo trasladó este jueves frente al Valongo en el encuentro de la jornada 7 de la Champions. Era un partido prácticamente definitivo para los portugueses si querían seguir con vida en la competición europea, pero los de Copa no cedieron y amarraron todavía con más fuerza su cuarto puesto.
Se esperaba un encuentro muy táctico, y así fue. El Liceo salió muy ordenado tanto en defensa como en ataque buscando evitar las contras del conjunto portugués. En sus tres primeras acciones ofensivas ya dio el aviso.
Con un ritmo frenético, se empezó a notar el correspondiente desgaste entre los jugadores. Juan Copa sacó a la unidad B. Y esta no le defraudó. Tras una clara muestra de intenciones de Jacobo, el cuadro liceísta golpeó primero —y por partida doble— gracias a un minuto estelar. A Arnau Xaus no le hizo falta zafarse de su marca en el uno contra uno y, con un potente lanzamiento lejano, despistó al meta visitante. Imposible para Guga, que hasta entonces se había esmerado por mantener un muro delante de su portería.
Jaco, que había avisado una vez, no lo hizo una segunda. En un contragolpe de manual, Nil Cervera combinó con el coruñés con un disparo de palo. El liceísta, situado en el segundo palo, estuvo rápido para empujar la bola al fondo de la red.
El Liceo tenía todo a su favor. Pero aún así la tensión fue creciendo en Riazor en los últimos minutos de la primera mitad. Dos penaltis pitados, uno para cada equipo —desaprovecharon la ocasión Carlos Ramos y Carballeira—, caldearon todavía más el encuentro.
Las pulsaciones bajaron tras el paso por vestuarios. El Liceo, con su mismo quinteto inicial, se plantó decidido a amarrar el resultado abriendo la pista y aplicándose en defensa. El equipo se volcó en las ayudas, aunque detrás estaba un Martí Serra inconmensurable. Como viene siendo habitual en los últimos partidos, se mostró muy acertado. Su buen hacer y la solidez defensiva del equipo son los dos pilares en los que se están construyendo las victorias liceístas.
Ejecutando el plan de Copa, el Liceo jugaba de manera inteligente ante un Valongo sin ideas que no lograba finalizar sus acciones. Solo planteó riesgo en los compases finales a través de contragolpes tras un tiempo muerto solicitado por Garrido. Pero quedó en un espejismo, al igual que el tercer gol que no concedió el colegiado. Los locales salvaron la papeleta, aguantaron el 2-0, volvieron a dejar la portería a cero —segunda en Europa— y resolvieron para colocarse con nueve puntos en la clasificación. Un paso de gigante para lograr su objetivo inmediato en la Champions: cerrar su presencia en cuartos.