Primero saludó a todo bicho viviente dispuesto a tenderle la mano. Luego se fotografió junto a la plantilla del Vigo Stick, que lo esperaba en la puerta uniformada para la ocasión. Míchel Salgado se presentó en Vigo para ponerle cara al salto que emprende. «Quiero coger experiencia como directivo, es algo que me planteo para cuando abandone el fútbol en activo». En el patio de butacas, su mujer, Malula Sanz, atendía junto a una manada de periodistas.
«Para meterse en esto hay que estar un poco loco, y Míchel lo está». Enrique Urdiales, su antecesor en el cargo, fue el encargado de presentarlo. Salgado se convierte en el segundo presidente del conjunto vigués. «Vengo sobre todo para darle imagen, presencia en el exterior al club», admitía tras reconocer que Urdiales le propuso el puesto hace tres meses.
«Me lo estuve pensando porque es difícil ser presidente para alguien que solo está acostumbrado a jugar, pero al final me he decidido a liderar este nuevo proyecto, con vistas al futuro», destacó Salgado al tomar la palabra. Su objetivo, dar potencial económico al club y comandar la organización del Mundial que se celebrará en Vigo el próximo mes de julio. «Organizar un evento de esas características es algo muy importante para mí». Míchel apuesta por estabilizar al Vigo Stick y crear un proyecto para la élite.
El nuevo presidente no llega solo. Junto a él, Alberto Ruano, director general de Toshiba en España, y el empresario Javier Hidalgo, ausente en la presentación, se integrarán en la junta directiva. «Son dos personas de mi confianza a los que agradezco mucho que me acompañen en este proyecto», resaltó el futbolista de As Neves.
La multinacional nipona se convierte en nuevo espónsor del Vigo Stick. No será la única firma en unirse. «Se incorporarán como patrocinadores las empresas que Javier estime importantes», añadió Salgado.
Javier, además de íntimo amigo de Míchel, es hijo de Juan José Hidalgo, el presidente ejecutivo del Grupo Globalia, firma que integra a empresas como Air Europa, Viajes Halcón, Travelplan o PepeWorld, y ejerce como director general de la compañía. El club anuncia cambios en la decoración publicitaria de sus equipajes para el futuro.
La llegada de Míchel supone un alivio para un club al borde de la derrota financiera. «Por muchas circunstancias no hemos sabido sacarlo adelante», reconocía Enrique Urdiales en su breve introducción. Al final del concurrido auditorio, la plantilla asistía a la puesta de largo mediática. No faltó el detalle del nuevo presidente para ellos. «Sé que han aguantado, han estado sin cobrar y ahora toca devolverles la moneda». Tras la presentación, se reunió con ellos unos minutos.
Fueron las horas contadas. Salgado, ya investido, tomó un vuelo por la tarde para regresar a Madrid, donde hoy entrena con el club blanco, con el que le resta un año de contrato. Seguirá en la distancia lo que hagan los suyos el próximo sábado en el remozado pabellón de Bouzas.