Adiós a casi 40 años de tortilla y callos en el Casco Vello

M. Decimavilla / L. Saavedra redac.vigo@lavoz.es

VIGO

05 nov 2009 . Actualizado a las 19:26 h.

Casi cuarenta años llevan José Costas y María Fernández, o como todo el mundo les conoce, Pepe y María, al frente del Mesón Los Arcos, en una esquina muy próxima a la calle de las ostras. Pese a su aspecto, todavía saludable, han decidido que ha llegado la hora de echar el candado al negocio. Lo harán el día 14 y será una gran pérdida. Dicen que están cansados, que son muchos años, pero también dicen que desde que empezaron nunca conocieron una época tan baja como ahora. En estos años han visto pasar por sus mesas a varias generaciones de vigueses. Se muestran reacios a dar nombres, porque no les gustaría dejar a nadie en el tintero. Pero de sobra es sabido que atendieron a ciudadanos tan reconocidos como Genaro Borrás o Julio González-Babé, ambos ya fallecidos, a Fernando Fernández Tapias y algunos de sus hermanos o a los Troncoso. Pepe y María solo tienen palabras de agradecimiento para toda su clientela. «Algunos se hicieron mayores, otros no pueden beber y otros murieron», se lamentan. En estos años jamás tuvieron un susto, ni un solo altercado. Claro que viendo el aspecto tranquilo de ambos resulta imposible imaginar un enfrentamiento o una palabra más alta que otra. Su local ofrece lo mismo ahora que cuando abrió las puertas: Callos, pulpo, calamares, cabrito asado y, sobre todo, tortilla, lo más famoso. «Todo Vigo la conoce», explica María orgullosa de estar al frente de la cocina. Pepe se encarga de atender al público ayudado por un camarero. Lleva 47 años en la hostelería, los siete primeros en Madrid, antes de llegar a Vigo procedente de Ponteareas, de donde son ambos. En los últimos tiempos han advertido un poco de descenso en el turismo. Echan en falta esas demandas de gambas al ajillo y sardinas, que tanto les gustan a los extranjeros. Sobre los gustos de los gallegos dicen que piden lo mismo ahora que hace treinta años. Los que a estas alturas aún no hayan probado la comida casera de Los Arcos están a tiempo de hacerlo. Queda poco más de una semana para comprobar la amabilidad y el buen hacer de María y Pepe. Entrega de premios del concurso de tapas. El centro comercial abierto Vigo Vello entrega hoy los premios del cuarto concurso de tapas. Por segundo año consecutivo el primer galardón de la hostelería ha ido a parar a la Crêperie do Mar, situada en la calle Real y al frente de la cual se encuentra el francés Hervé Valette. El segundo premio fue para el pincho del restaurante Bahía, ubicado en la calle de las ostras, en el hotel del mismo nombre, y el tercero recayó en el Mama Oko (calle Real) regentado por Ádega. Este último también se llevó el premio especial del jurado. Hoy se darán a conocer los nombres de los clientes agraciados en el concurso, que en la pasada edición resultó todo un éxito. Lo demuestra el hecho de que durante los días en los que tuvo lugar el concurso, los bares y restaurantes se vieron desbordados por la demanda. La presidenta de Vigo Vello, Itos Domínguez, y el gerente, Ángel Méndez, se han propuesto llevar a la gente al barrio a base de organizar distintas iniciativas. Hasta ahora la más exitosa ha sido la de tapas, pese a haber celebrado solo cuatro ediciones, pero también otras han conseguido el beneplácito de los ciudadanos como la degustación de mejillones o las actividades lúdicas, muchas de ellas para niños. Inauguración de la urbanización en la calle de la Marina Española, en Teis. La presidenta de la Autoridad Portuaria de Vigo, Corina Porro, inauguró ayer una nueva zona urbanizada en las calles de Baixada aos Ríos y Marina Española, en el barrio de Teis. Se trataba de una zona muy degradada por el paso del tiempo, que ha recuperado, cuando menos, dignidad. La obra se ha culminado con la colocación de un monolito dedicado a los marineros. Además de sus gestiones directamente en la plaza de la Estrella, Porro también encuentra tiempo para rendir un homenaje a los marineros de la ciudad, que tantas décadas han proporcionado una seña de indentidad. Sobre el monolito se colocó una corona en recuerdo a los profesionales del mar.