«El Rectorado» frente a Ikea

VIGO

24 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Vigo se puede permitir el lujo de perder Ikea», dijo Abel Caballero cuando chocó con las reticencias de la multinacional sueca a implantarse donde le sugería la alcaldía. Según el regidor, a su despacho había llegado tal multitud de proyectos comerciales para aterrizar de inmediato en la ciudad que las dudas del gigante del mueble le daban igual. El alcalde se atrevió incluso a dar los nombres de las marcas que, según él, deberían estar ya ultimando la apertura de sus puertas: un nuevo El Corte Inglés, Leroy Merlín en compañía de 40 tiendas más y la ampliación Decathlon formaron, entre otros, parte de su anuncio. Pero quizás el tirón de Marineda City o la insistencia de los vigueses en decorar sus hogares con las ideas de los diseñadores de Ingar Kamprad ha llevado a Caballero a montar su propia tienda de muebles. El Rectorado podría ser el nombre del ventajoso establecimiento, que además de no pagar licencia comercial, tiene su publicidad gratuita e incluso a concejales como dependientes.

Sabida es la querencia de Corina Porro por la estética, y a juzgar por los precios de la remodelación del antiguo rectorado, por la estética cara. Pero el alcalde equivocó de nuevo los tiempos, como cuando prometió alcanzar el pleno empleo cuando la crisis estaba a punto de estallar, o como cuando aseguró que los gigantes del comercio iban a aterrizar en Vigo, cuando en realidad estaban rebajando sus proyectos de expansión.

Para haber resultado creíble en su austeridad, Caballero tendría que haber mostrado la alcaldía del Areal nada más haber tomado posesión del cargo, enseñar entonces los dispendios que en el edificio hubieran tenido lugar y, a continuación, hacer una subasta, donarlos a la beneficencia o mandarle los muebles a su antecesora con la correspondiente factura. Pero hacerlo cuatro años después no revela más que tacticismo y estrategia electoral, que hacen poco creíble su mensaje, ya tocado en ese campo por los gastos en cojines, autobuses, carteles, publicidad, subvenciones a aerolíneas al doble de precio de mercado... Letra pequeña que al final hace de El Rectorado un comercio poco de fiar.

En dicho rastrillo el regidor dice que se dispone a vender el mobiliario con el que decoró Corina Porro las estancias de las antiguas oficinas de la Universidad. Pero en realidad, con el golpe de efecto propagandístico Caballero sube un escalón más en su habitual práctica de hacer de oposición de la oposición, de apostar por tratar de conseguir más votiños afeando los errores de su adversaria que logrando adhesiones por sus propios méritos.